Los trabajos más curiosos del mundo

Dom, 02/10/2011 - 06:35
El norteamericano Simon Allison, toma una mezcla de comida para perros y la olfatea. Cierra los ojos para detectar los diferentes aromas y anota en un papel los resulta

El norteamericano Simon Allison, toma una mezcla de comida para perros y la olfatea. Cierra los ojos para detectar los diferentes aromas y anota en un papel los resultados. Luego se lleva a la boca la comida canina. No hace gestos. No siente repulsión. Una mezcla de harina con carne, pescado, pollo o verduras invade su boca. Allison tiene la facultad de detectar con su paladar humano la mejor comida para las mascotas.

Mientras Simon olfatea y saborea la comida canina, Harry Willsher, de doce años, juzga la calidad de los dulces de una compañía. Debe analizar su olor, color, textura y sabor. Es el trabajo que todos los infantes soñarían; aunque puede sufrir de mareo, diabetes en el futuro y sobrepeso.

Algunas personas con sobrepeso tienen problemas para conseguir trabajo, pero en el caso de Sassy Thomas, la obesidad fue la clave para conseguir dinero haciendo lo que más le gusta: comer. Esta londinense de 30 años, pesa 150 kilos y durante la infancia fue la burla de sus compañeros. A los 10 años sus padres la obligaron hacer dieta. La niña siguió engordando, era la más pesada de sus compañeros, y después era más pesada que muchos adultos. Ahora hace parte del club Big Beautiful Women y gana más de 3.000 dólares gracias a hombres que les gusta verla comer.

Hay personas que al no conseguir un empleo estable se convierten en conejillos de algunas fábricas de repelentes para mosquitos. Su misión es probar la eficacia del producto exponiéndose a alergias y picaduras. Los voluntarios deben aplicarse en el brazo derecho, el ungüento, jabón o espray de la fábrica. Luego introducen la extremidad embadurnada en el orificio de una caja llena de mosquitos, zancudos y tábanos. Si el producto es bueno, es un trabajo fácil, pero si falla, el voluntario puede salir directo a una clínica.

También hay quienes exponen otras partes de su cuerpo para el desarrollo de la ciencia farmacológica o sexual. La empresa de condones Durex, hizo una convocatoria en Australia para que 200 hombres probaran los preservativos. El riesgo que corren es mayor que el de probadores de mosquitos porque se exponen a contraer enfermedades, o adelantar su paternidad.

Existen probadores, que como en el caso de Harry, el juez de dulces, son envidiables. Una estudiante inglesa de 22 años llamada Roisin Madigan, fue contratada por la empresa Simon Horn, para que duerma, durante un mes en camas de lujo.

El trabajo de Jaime Rascone también es en una cama, también es envidiable, pero lo de él es "probar" prostitutas. Este chileno fue escogido por sus dotes físicas y sexuales para juzgar a las damas, y no tan damas, en las artes de la pasión. Su trabajo es tomar con toda la seriedad el sexo para valorar los movimientos, gemidos y creatividad de las aspirantes.

Otro hombre que tiene un trabajo único es Ben Southhall. Su empleo consiste en broncearse en la playa, surfear, bucear y conocer turistas en la isla de Hamilton en Australia, por seis meses. Todo lo debe registrar en el blog que promociona la isla. Durante la temporada de vacaciones pagadas, vive en hotel de lujo y recibe 111 mil dólares por el trabajo.

Los hoteles en el mundo crean servicios para la comodidad de sus clientes. En el hotel Holiday Inn Kensington Forum de Londres, contrataron a un hombre para que caliente las camas de los clientes en época de invierno. El empleado debe colocarse un traje térmico y acostarse por unas horas.

En otro hotel, en la India, contrataron dos hombres que son la envidia de las personas que corren en las plazas espantando palomas; el trabajo de ellos es el de ahuyentador de aves. Todo el día corren en las zonas verdes de la edificación. En la noche deben recoger el guano que dejaron los asustados animales.

Existe un empleo inspirado en la costumbre de leer cuentos a los niños en las noches. Es la profesión de cuenta-cuentos. En el Andaz Hotel de Londres, los cuenta-cuentos entran a las habitaciones de los noctámbulos y los entretienen con historias inventadas o encontradas en libros. Un trabajo que solo existe en ese lugar.

Si quiere ser cuenta-cuentos, calentador de camas, “catador” de prostitutas o ahuyentador de palomas, tenga en cuenta que hay miles de personas esperando esos puestos. Es más fácil ser probador de condones, de drogas farmacéuticas o repelentes para mosquitos. Si se le ocurre ser catador de comida canina, mantenga una caja de chicles, pero si espera ver algo extraño, busque a Sassy Thomas para que le demuestre por qué es la reina de la comida.

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