Luis Gilberto Murillo, una sonrisa con alma chocoana

Mié, 12/04/2023 - 17:14
El embajador de Colombia en Estados Unidos, en medio de una charla tranquila y abierta en Kién es kién junto a Adriana Bernal y habló sobre varios detalles que han marcado su vida.
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Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos, viven un excelente momento. Para muchos, era impensado que hace unos años existiera la posibilidad de eliminar la visa de turismo para ingresar a territorio norteamericano. A pesar de que esto aún no es una realidad, al menos que esté en la agenda de los dos países, es un avance significativo. Él es uno de los que ha hecho que sea posible.

Luis Gilberto Murillo es el enlace principal y quien cuida las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. Su trayectoria le ha permitido ocupar cargos públicos, algunos de ellos dándose por elección popular, por lo que ha logrado entender algunas de las principales necesidades de los ciudadanos.

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Al llegar a su cita con KienyKe.com, para hablar en Kién es Kien, Murillo luce un traje azul oscuro, camisa celeste y un pin que cuenta con las banderas de Colombia y Estados Unidos. Saluda de forma cordial al equipo periodístico en cabeza de Adriana Bernal y sonríe tímidamente asegurando que se encuentra listo para la entrevista.

Sus ojos brillan al recordar esos primeros años de vida. Nació en Andagoya, Chocó, lugar en el que estudió y vivió gran parte de su juventud. Creció en medio de una familia tradicional chocoana, donde el respeto a los mayores era uno de los valores innegociables en el hogar.

“Nací en un pueblo muy típico de Chocó… ahí estudié la escuela y gran parte del bachillerato”, cuenta con orgullo.

Su abuela fue trabajadora doméstica, su padre se dedicó a la minería durante un tiempo, mientras que su madre hizo un curso de enfermería y posteriormente, se concentró en las labores del hogar debido a que eran seis hijos, a su vez, estos quehaceres los combinaba ayudando en trabajos médicos con su comunidad.

Vea aquí la entrevista completa a Luis Gilberto Murillo:

De su infancia tiene los mejores recuerdos. Considera que fue un niño feliz, a pesar de que reconoce que vivió en situación de “pobreza económica”, creció en medio de una inmensa riqueza cultural en el que las tradiciones familiares debían respetarse al pie de la letra.

“Teníamos muchas limitaciones, pero vivíamos con muchísima tranquilidad”.

Al hablar de su familia, sus sentimientos se mezclan entre felicidad y la nostalgia del recordar. Su padre, al igual que dos de sus hermanos, fallecieron. Su hermana Julia murió de cáncer y dejó dos hijos, su hermano murió en medio de una campaña electoral en un accidente de tránsito y en cuanto a su padre, murió en el 99, también fue uno de esos momentos dolorosos.

“Él fue un líder sindical toda la vida y siempre estaba en esa lucha por la reivindicación de los derechos de la clase trabajadora… él creía en la excelencia como valor”, menciona al hablar de su padre.

Su llegada a Rusia

La disciplina inculcada por su familia lo llevó a ser una persona estudiosa, amante de la lectura y muy aplicado académicamente. A pesar de que en ese entonces eran pocos quienes se aventuraban o que incluso sabían que los colombianos tenían posibilidades de estudiar en el exterior, por esos azares de la vida y gracias a un ICFES alto, pudo lograr este sueño.

“Yo presenté las pruebas del ICFES en Istmina porque en Andagoya no ofrecían pruebas del ICFES y allá obtuve un puntaje alto… mientras estaba estudiando en la Universidad Tecnológica del Chocó, fue a Andagoya alguien del Icetex y me dijo que con ese puntaje yo podía aplicar a una becas”.

En principio no estaba interesado, ni siquiera se encontraba entre sus planes de vida, pero fue tal la insistencia de la funcionaria de dicha entidad que medio resignado aceptó. Semanas después, recibió la buena noticia de que había clasificado para poder estudiar en el exterior, donde tuvo dos opciones de becas: una en Alemania Occidental, en la que tenía que pagar pasajes y un costo adicional y otra en la Unión Soviética, en la cual, todo era gratuito y antes recibía beneficios por estudiar.

Mientras su padre quería que fuera, su madre, en cambio, no estaba tan convencida, pero siempre le brindó su apoyo, y finalmente se fue a Rusia con apenas 17 años de edad.

El cambio de Andagoya a la Unión Soviética, no fue nada sencillo, pero asegura que gracias a ese factor juventud, logró adaptarse rápidamente. La comida, las costumbres, la cultura, sumado al clima revolucionario que se vivía en ese entonces, hicieron de su estancia en dicho territorio algo enriquecedor.

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Una de las curiosidades que recuerda es que solo había cinco colombianos en toda la universidad. Asimismo, la presencia latina era escasa y la mayor cuota correspondía a cubanos, según sus cuentas. Tras un año de clases intensas, aprendió ruso, y pudo comunicarse con sus compañeros de forma efectiva.

En Rusia también el amor tocó su puerta. Se enamoró perdidamente de Barno Khadjibaeva, con quien ya lleva 32 años de casado y sigue el amor latente. 

“Ella me conquistó a mí (risas). Yo era uno de los más populares de la universidad, pero ella no acepta esa verdad (risas). Yo empecé a conquistarla, siempre la invitaba al café, intentaba que no estuvieran otros”.

Después de cuatro años de conocerse y sostener una relación, decidieron que era el momento para dar el siguiente paso y casarse. Moscú fue el lugar donde se declararon amor por siempre, aunque lastimosamente no pudo contar con la presencia de su familia debido a la distancia.

Eso allá uno se casaba con los tres amigos que tenía.

Una vez se casó, regresó a Colombia, le contó a sus padres y notó que la noticia no fue de su total agrado. Solo guardó silencio. Posteriormente, le contó a su padre que ya estaba con el doctorado y fue allí donde él le dijo una frase que lo dejó frío: “usted no es hijo de ricos, tiene que trabajar, sus hermanos también tienen que estudiar”.

Ya con su esposa, estuvieron en Andagoya un año, luego migró a Quibdó, y posteriormente se presentó una oportunidad en Bogotá, ese tiempo, fue aprovechado por ella para perfeccionar su castellano. 

Con el pasar de los años, sus estudios los fue aplicando en el campo público y privado. Ha sido gobernador, ministro, director de la Corporación para el Desarrollo del Chocó, hoja de vida que le permitió soñar con la Presidencia de la República en las pasadas elecciones, ilusión que finalmente se diluyó y decidió apoyar en primera instancia la candidatura de Sergio Fajardo como su fórmula vicepresidencial, y para segunda vuelta, después de que Fajardo no obtuviera los resultados esperados, respaldó a Gustavo Petro.

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Luis Gilberto Murillo más allá de la Embajada

Describirse como persona es de las tareas más complicadas que le pueden pedir a alguien, no obstante, para Luis Gilberto, el hablar de él, lo hace sin mayores matices. 

Se considera un hombre pragmático, una persona que respeta las costumbres y cree firmemente en las tradiciones. Apoya las instituciones y considera que garantizar condiciones para que las personas puedan desarrollar sus capacidades y habilidades.

Piensa con cautela cada pregunta que se le plantea. Sin embargo, responde de forma rápida. Esos segundos, entre pregunta y respuesta, siempre están acompañados de algún movimiento de manos. Las cruza, las entrelaza, y en cuestión de instantes, suelta su respuesta.

Una vez se enfrentó al reto de las tarjetas de Kién es Kien, en el cual debía darle la vuelta a unas cartas que tenían palabras, se puso nervioso ante la incertidumbre de lo desconocido. 

Estas fueron algunas de sus respuestas: 

Frustración: todo lo que se queda pendiente en la gestión pública, especialmente en Chocó.

Familia: cree mucho en ella, por eso se considera tradicionalista.

Alegría: lo que le produce la gente, compartir con las comunidades.

Colombia Profunda: hay una Colombia que no se ve, hay unos desafíos de comunicación con el país.

Llanto: asegura que le enseñaron a no llorar porque era sinónimo de debilidad. Recuerda que lo ha hecho muy poco.

Música: la música es muy importante, especialmente la música de la Colombia profunda, prefiere la música local, su canción favorita es volver del grupo Galé.

Un consejo: el éxito está donde la oportunidad se encuentra con la preparación. Tener una visión de su familia, ciudad, país, definir tres valores fundamentales y seguir adelante. 

Por lo pronto, Luis Gilberto se prepara para seguir afrontando el reto de ser el embajador de Colombia en Estados Unidos. Es consciente que le tocó un periodo retador debido a que recibió varios de los problemas que se derivaron de la pandemia.

Él, como migrante que fue en el país norteamericano, conoce al detalle las problemáticas e implicaciones de la salida masiva de colombianos a dicho país, y por eso, de la mano del Gobierno Nacional, trabaja en soluciones como la eliminación de la visa de turismo, y de igual forma, el suprimir este documento para negocios.

Asimismo, dentro de sus retos inmediatos, también se encuentra la renegociación del TLC y un cambio sustancial en la política antidrogas con dicho país.

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