Cuando la luna penetre por tu ventana
Entonces, bajo su luz pensarás en mí
Entra y se inspirará en aquel momento
Cuando yo a ti te besaba para partir
Esta canción de Nelson y sus Estrellas salió en 1994 y fue un hit en todos los rincones de América Latina donde se disfruta de la salsa. El padre del joven Jonatan Martinez también la puso en su casa, porque el señor era percusionista y disfrutaba mucho de este ritmo caribeño y pegajoso. La abuela de Jonatan, en cambio, era amante de los boleros y la ópera, mientras los gustos adquiridos por el propio joven se inclinaban más hacia el Rhythm & Blues. Cuando él mismo quiso dedicarse a la música, se dejó influenciar por artistas románticos de la altura de Andrés Cepeda y Juan Pablo Vega.
Además de sus pertenencias y el amor a sus seres queridos, Jonatan también empacó todas estas influencias musicales en su maleta para huir de la crisis social y económica de su país, Venezuela. Igualmente, se llevó consigo la experiencia que traía luego de haber integrado un grupo musical con sus hermanos en el país vecino.
También se llevó el recuerdo de su madre, que le enseñó el amor a Dios y lo hizo vestirse de figuras bíblicas para representar historias de la Biblia, con lo cual el pequeño Jonatan aprendió a perderle el miedo a los escenarios y las audiencias. Por último, pero no menos importante, empacó su sueño de salir adelante como solista de urban pop, bajo el nombre de Zafat, aunque fuera lejos de su país.
Ahora, cuando Jonatan escucha la Canción del viajero, le llega de una forma especial: “¿Sabes? Si no tienes esa vivencia propia, tú dices ‘ay, qué bonita, me encantó, qué chévere’ y se queda ahí. Pero cuando te pasa, ahí realmente te llega, te toca la fibra y te sientes con el corazón arrugadito. Eso es lo bonito de la música: generar ese tipo de emociones. Y créeme, cuando a uno le pasa, llega bastante, con lagrimita y todo”.
La música llanera, el sonido de una gaita o la rondalla del finado Simón Díaz también transportan a Jonatan Martínez a tiempos pasados, en compañía de sus familias, con el calor del hogar que se dejó atrás para perseguir los sueños. Eso sí, hay cosas que el sonido de la música no alcanza a portar consigo. “Yo no sé si es algo psicológico, pero creeme que extraño a mi familia, la comida, el mar, porque lo tenía supercerquita. Cuando uno está en la tierra se siente en confianza, en calorcito”.
Hoy, Zafat está lejos de casa, así como lo están más de 4 millones de venezolanos en todo el mundo, 1.8 millones de los cuales viven en Colombia. El país se convirtió en el segundo con el mayor número de refugiados en todo el mundo después de Turquía, mientras sigue expulsando población colombiana hacia otras partes del mundo por su inestabilidad inherente. De hecho, unos 125 mil venezolanos que se refugiaron en Colombia tuvieron que volver a su país de origen porque la crisis de la pandemia los aplastó con más fuerza.
Aunque Colombia sí fue hostil con varios de sus compatriotas, que no tuvieron más remedio que volver, Jonatan dice que se siente agradecido por las oportunidades que ha recibido en este país durante los cuatro años que ha permanecido en él. También aprecia la posibilidad de darle un mejor futuro a su familia, compuesta hoy por su esposa y su pequeño hijo. Con todo eso, estar lejos del lugar de origen, sin el mar y los abrazos de su madre, no es fácil y él lo admite.
Aunque la vida ha sido un reto particularmente difícil para él, procura moverse con la fuerza del amor que siente por Dios, por su madre y su familia. “Tengo la filosofía de mi madre y es que siempre hay que pensar en positivo. Esa energía negativa y ese rincón de odio deberíamos erradicarlo. Mi discurso dice que vamos a amarnos más, vamos a ser personas. La maldad hay que combatirla con amor”, dice.
En el día del refugiado, y pese a añorar todo lo que tuvo que dejar atrás, Jonatan tiene un aliciente para continuar. A él le anima cantarle al amor y ser un buen representante de su país en Colombia, donde ha participado en varias convocatorias públicas y privadas para dar a conocer su música a locales y extranjeros.
Su proyecto de solista se llama Zafat y ha sido invitado al Compilado de los Pueblos Hermanos, una iniciativa del Instituto Distrital de las Artes de Bogotá (Idartes) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) para celebrar los sonidos que unen a dos tierras hermanas, a propósito de la conmemoración del Día del Refugiado y el Desplazado de este domingo 20 de junio. El Distrito conmemorará el día con un concierto en el Parque de Lourdes, ubicado en la localidad de Chapinero, a las 2 de la tarde.
Zafat envió un cover de una canción colombiana y entró al compilado de artistas, pero también quiere que los asistentes escuchen un poco de lo que él tiene para decir. “Por la música uno puede expresarse. Uno puede decir exactamente qué siente, expresar emociones, que otras personas se conecten. Creo que es lo más bonito. Estoy superagradecido y sigo haciendo música para personas que están lejos, como yo; que extrañen su tierra, que extrañen su música”.