Jamás en la historia de Colombia habíamos presenciado un escenario con más de cien aspirantes a la Presidencia de la República. Este hecho inédito tiene a los analistas formulando todo tipo de conjeturas. Esto obliga a revisar a fondo lo que viene ocurriendo.
Pero una voz encendió las alarmas. Se trata del Procurador General de la Nación, Gregorio Eljach, preocupado por la proliferación de tantos aspirantes a ocupar la Casa de Nariño desde el 7 de agosto del próximo año. Las advertencias oportunas, contribuyen más que un diagnóstico fuera de tiempo.
“Es un factor de disolución, de dispersión, que no permite identificar algunas líneas elementales de la orientación que le puede dar cada uno de los que aspiran a ser favorecidos por el voto popular”, dijo el Procurador.
Esta situación genera una fatiga democrática: la ciudadanía no tiene certeza, mucho menos claridad, sobre la oferta de propuestas ante un exceso de aspirantes. Se produce un auténtico ruido, y la gente termina espantada. La saturación desestimula la voluntad de elegir.
En las pocas mediciones que se han publicado, esta realidad comienza a evidenciarse. La mayoría de las personas aún no se decanta por una opción y un alto porcentaje de los candidatos ni siquiera aparece dentro del margen de error de las encuestas. Así las cosas, el electorado se refugia en la indecisión.
Los indiferentes, o técnicamente conocidos como abstencionistas, aquellos que prefieren quedarse en casa antes que votar, encuentran en estas circunstancias más motivos para radicalizar su postura. Y esto, sin duda, es grave. El desinterés debilita la democracia
El cuestionamiento del Procurador Eljach debe tomarse muy en serio, pues advierte un problema que golpea nuestro sistema de gobierno. La democracia no puede convertirse en un motivo de distanciamiento ciudadano, ya que siempre existe el riesgo de que surjan alternativas ajenas al orden institucional.
Demasiadas candidaturas generan estrés político. Ojalá los mecanismos que han anunciado varios partidos para reducir ese número excesivo logren estabilizar el panorama electoral de cara a 2026. Es urgente que así ocurra
