Ciertos experimentos con monedas privadas creadas al margen del sistema financiero, fueron perseguidos en el pasado y desmantelados. Así sucedió con la moneda Liberty dollar, una moneda física, respaldada con depósitos privados de oro y plata, a la que las autoridades señalaron de estar imitando las características del dólar americano, y cuyo creador fue judicializado. También E-gold y Liberty Reserve, ambas monedas digitales, corrieron la misma suerte, cuando a sus creadores los acusaron de no contar con una licencia para ejercer la actividad financiera, y de no prevenir actividades de lavado de dinero.
Con el desarrollo de la criptografía financiera, las criptomonedas, y el concepto de la firma digital ciega, para las autoridades ya no resulta tan sencillo identificar ni perseguir a sus creadores, ni a quienes se puedan llegar a beneficiar ilícitamente de estas creaciones. Y esto, por cuanto sus desarrolladores son totalmente anónimos, no tienen una sede física o domicilio, la moneda es inmaterial, los usuarios “la administran” a través de infinidad de servidores, y no hay forma de establecer la trazabilidad de las transacciones.
Las criptomonedas son bits que usan protocolos y una red peer to peer (plataforma similar a la que utiliza emule y ares, para el intercambio musical), es decir, no emplean un solo servidor sino tantas terminales como computadores existen conectados, de tal manera que el sistema adquiere vida propia e independiente, establece relaciones interpersonales (sin intermediarios), y se autogestiona, siendo como es un algoritmo matemático lanzado libremente a la red.
Una de estas monedas, la mas popular, es el Bitcoin: es electrónica (de uso en internet), descentralizada (sin organismo de control ni Banco Emisor), encriptada (es un algoritmo matemático tan complejo, que la moneda resulta imposible de falsificar), anónima (se desconoce a los sujetos que las poseen), no sujeta a regulación (por ahora), con una tasa de cambio libre (sujeta solo a la oferta y la demanda), fraccionable (tiene 8 decimales), inembargable (por ser inmaterial), democrática (cualquiera tiene acceso a ella, incluso si esta excluido del sistema financiero), deflacionaria (va adquiriendo mayor valor, porque su emisión es limitada), con una creciente aceptación (cada día la admiten más proveedores de bienes y servicios) y de fácil adquisición (por venta o compra, por donación, o uniéndose a un grupo de mineros que las extraen de la red –mining )
Cada moneda es en realidad un mensaje cifrado que circula en la plataforma al momento de efectuarse un pago o un cobro, y que puede ser depositada en el propio computador (en un monedero digital) o en una web (a modo de Banco) y cuya transacción debe ser validada por un gran número de usuarios (quienes reciben una recompensa del sistema por esta labor), antes de ser retransmitida a su destinatario final.
Al lado de las monedas electrónicas ya viene ocurriendo esta revolución con las llamadas tarjetas de puntos o millas para adquirir productos y servicios, y de alguna manera también con las tarjetas de crédito y débito, aunque estas últimas son formas de gestión del dinero, más que divisas creadas por particulares.
@amvela
amvela@hotmail.com
Ver: ¿cómo auguro la moneda del futuro? Bitcoin estará en tu disco duro. Miguel J.Pavón Besalú.
Las monedas privadas digitales desafían al sistema financiero
Mié, 11/03/2015 - 07:53
Ciertos experimentos con monedas privadas creadas al margen del sistema financiero, fueron perseguidos en el pasado y desmantelados. Así sucedió con la moneda Liberty dollar, una moneda física, res