¿Qué es la identidad? ¿Será el pelo? ¿O la piel? ¿La historia? ¿Lo que decidimos? ¿Adónde vamos? ¿Lo que se decide por nosotros? Para la heroína de Americanah, la última novela de Chimamanda Ngozi Adichie, la identidad es la mezcla a veces cómica, a veces caótica y a veces dolorosa de todo esto.
El núcleo de la historia es un salón de belleza en Nueva Jersey donde africanas de varios países hacen trenzas y extensiones. Ifemelu llega a hacerse un nuevo trenzado para volver a su Nigeria natal, decisión que ha tomado después de años en la universidad y varios amores de los que termina huyendo. Mecha por mecha, las trenzadoras, como un coro en una tragedia griega, le recuerdan de dónde viene y hacia dónde va: a una caótica patriarquía a dónde vuelve como americanah, término sarcástico que se usa en Nigeria para los retornantes americanizados. Ifemelu cambia de peinado como cambia de estado de ánimo, pero no puede escaparse de la piel. En su Nigeria natal, a la protagonista nunca se le había cruzado por la cabeza que era de raza negra. Cuando llega a los Estados Unidos a estudiar, es atrapada por la identidad afroamericana, y el bagaje de una historia ajena. En Americanah la piel se vuelve historia, así sea la historia equivocada. Esto no es muy lejano de la experiencia real de Adichie, a quien recién llegada a los Estados Unidos la llamaban hermana y ella no entendía por qué. Esta gran malinterpretación, la de no poderse despegar de un pasado equivocado debido al color de la piel, es lo que lleva a Ifemelu a escribir un blog sobre la raza, sobre lo particular, extraña y presente que es en los Estados Unidos. Este blog ficticio es un recurso astuto que Adichie usa para hacer un comentario social franco. La historia propia de Ifemelu es tan arbitraria como la que le han atribuido. Adichie es capaz de mostrar las razones tan particulares y a veces banales que trazan el destino de un emigrante: la universidad en Nigeria está paralizada por huelgas, y su tía Uju, que ha huido con su pequeño hijo a los Estados Unidos, la invita a vivir con ella. Ifemelu solicita una visa imaginándose que se la van a negar, pero la obtiene para su sorpresa. Entonces se va a estudiar a Filadelfia, donde su tía Uju trata de terminar su carrera de medicina y de criar al hijo que tuvo cuando era la amante de un general asesinado.Entonces Ifemelu comienza a convertirse en la Americanah del título: al principio la pobreza la lleva al umbral de la desesperación. Cuando entra a la universidad y consigue un trabajo como niñera las cosas mejoran. Y su blog empieza a cobrar fuerza y a abrirle posibilidades.
En esta novela Adichie prueba una vez más su sorprendente habilidad para construir una narrativa de lo cotidiano, sin demasiadas sorpresas, sin suspenso alguno. Es una historia sostenida por el agudo comentario social de la protagonista y por su día a día. Adichie nos da ejes para entender a Ifemelu, en cada detalle banal, y construir punto por punto el retrato contundente una americanah y de paso, de la sociedad que la adopta pero que no la puede absorber.