Crónica de una historia danzada

Sáb, 30/08/2014 - 13:01
“...y consideremos perdido cualquier día que no hayamos bailado alguna vez,
y consideremos falsa cualquier verdad no acompañada por una carcajada...”

“...y consideremos perdido cualquier día que no hayamos bailado alguna vez, y consideremos falsa cualquier verdad no acompañada por una carcajada...”

Nietzsche (Así habló Zarathustra)

danza1 Desde mi puesto de buen acomodo observo el escenario del espacio-teatro de danza La FACTORÍA (que por su nombre y vocación alude el taller newyorkino de Warhol) de la compañía L´EXPLOSE, que se presenta al natural, apenas encubierto por algunos extensos muros móviles, mientras las conversaciones del público son acalladas por la megafonía que advierte el inmediato comienzo de la representación del espectáculo “Crónica de una historia danzada”. La compañía L´EXPLOSE que por estas fechas anda por los veinte años de ininterrumpida presencia en escenarios nacionales e internacionales ha logrado poner a juicio del público al menos una creación por año, con una interesante mixtura de diversas disciplinas, siendo la danza su foco. La estabilidad de esta compañía se debe –cómo no– a la calidad de los intérpretes, pero también a la expertise y madurez de su Director Tino Fernández y de su aguda y rigurosa Dramaturga Juliana Reyes. La FACTORÍA, lugar de creación de L´EXPLOSE lo es también de muchas otras compañías; un hervidero de experimentación de diversas disciplinas escénicas con énfasis en la danza contemporánea, esa que suele llamarse danza-teatro, esa que continúa inventándose y escribiéndose. Un espacio en donde tienen cabida compañías consagradas así como agrupaciones en consolidación, experimentales o de performances. Cuenta con un buen equipamiento de audio, visual y lumínico para la buena puesta en escena de las obras propuestas y beneficio del público. Un espacio flexible e intimista que tiene una programación permanente y con una capacidad de 100 butacas. Poco a poco ha venido convirtiéndose en el sitio de encuentro de agrupaciones y público vanguardista. Volvamos a nuestro espectáculo. A guisa de bienvenida los intérpretes, micrófono en mano, se presentan al público; con buena chispa narran en pocas frases su recorrido por el mundo de la danza, destilando el humor con que actuarán en lo que de inminencia sigue. Y en efecto, esta pieza que bien podría tildarse de metadanza, prosigue con el mismo patrón: ingeniosidad, ironía y una velada autocrítica. Un video de gran espontaneidad aparece mostrando una serie de personas desprevenidas que son interrogadas para intentar dilucidar qué es la danza, si la danza es una profesión, si les gustaría que sus hijos fueran bailarines, si ser bailarín es sinónimo de ser gay, por qué las bailarinas no tienen tetas, y otras tantas preguntas al cual más de ingenua apariencia, como lo son las respuestas inopinadas que en general estos interrogados, no especialistas y más bien de modestas condiciones, responden expulsando sus prejuicios y su desconocimiento del mundo de la danza. Palabras más, palabras menos, contestan: me gustaría que mi hijo tuviera una profesión seria, la danza no es una profesión sino una diversión, quiero para mis hijos algo más varonil, las bailarinas no tiene tetas porque les estorban en sus movimientos... Respuestas que instalan un ambiente propicio a la pedagogía que la pieza, sin proponérselo como rector dramatúrgico, desarrolla. De nuevo el humor se hace presente para mejor vehicular el mensaje. Intentan entonces los intérpretes-bailarines dar mejores respuestas a “¿qué es la danza?” Tampoco estos especialistas lo consiguen pues se confunden en palabras, teorías y divergencias conceptuales; no logran dar pie con bola y se lanzan más bien en lo que saben hacer “dar pie con los pies y con el resto del cuerpo” para explicar qué es ese oficio y cuál ha sido su desarrollo a través del tiempo. Elaborada construcción que divierte y enseña durante una hora que dura la “clase”. Y a lo largo del espectáculo no queda títere con cabeza; de manera agradable, jocosa y bien danzada se explaya la pieza en un sucinto recuento de la historia de la danza. Comenzando por la invención del ballet clásico francés bajo Luis XIV y luego de un salto de varios siglos la ruptura modernista que protagonizó Isadora Duncan (EEUU, 1878-1927) quien irreverentemente bajó del pedestal las zapatillas y los movimientos acartonados propios de lo clásico. Luego recorriendo por algunos de los grandes de la danza: Kurt Jooss (Alemania, 1894-1991), Martha Graham (EEUU, 1894-1991), Merce Cunnimgham (EEUU, 1919-2009), John Cage (EEUU, 1912-1992), Steve Paxton (EEUU, 1939) y Nancy Stark Smith (EEUU, 1952), y finalmente la gran sacerdotisa de la danza Pina Bausch (Alemania, 1940-2009). Todos bien-mal-tratados en escenas y frases coreográficas representativas de los movimientos y tendencias que estos preconizaron e impusieron, y valga la reiteración, el espectáculo se hace con didáctica velada y gracia. Un homenaje a la danza y a sus creadores, a sus búsquedas y a los distintos lenguajes que han abordado a lo largo de la historia. Difícil que al final de esta estupenda y animada faena de danza quede el público asistente con la idea –así como de inicio ocurrió con los pasantes interrogados– que la danza no es un oficio serio, exigente, que va más allá del mero movimiento, así pueda estar salpimentada de humor. El virtuosismo interpretativo de los bailarines no deja duda que las bailarinas aparte de tetas poseen talento, que los movimientos aparentemente amanerados de los bailarines van más allá de quebraduras corporales: conllevan elaborados y estudiados movimientos colmados de sutileza y estética. Busca, y lo logra L´EXPLOSE con esta pieza, desmitificar la danza, transmitirnos que esta es parte de nuestro diario sentir y vivir, que la cargamos innatamente, que desde niños e intuitivamente nos balanceamos con algún ritmo primigenio sin necesidad de aprendizaje previo. Entonces la premisa del coreógrafo Maurice Béjart (Francia, 1927-2007) se hace cierta: “El sitio de la danza está en las casas, en las calles, en la vida", reafirmando lo que Isadora Duncan, la gran iniciadora de la danza moderna, había enunciado "La danza no es solo transmisión de una técnica sino también de un impulso vital profundo". La Compañía abrió el reciente Festival Internacional de Teatro de Manizales (agosto 2014) y pronto retomará su actividad internacional con una gira por Corea del Sur y otros países. Mis recomendaciones para ver esta pieza, presentada ya en diferentes escenarios de Bogotá, Cali, Medellín y otras ciudades. Una pieza que es en esencia, como lo señala su Director, Tino Fernández, una parodia respetuosa (e iconoclasta, añadiría yo) que permite una mejor manera de acercarse al público. ___ PD. “Crónica de una historia danzada”. Factoría L´EXPLOSE; Bogotá (Carrera 25 # 50 - 34); tel: 2496492. Agosto 28 a septiembre 13 de 2014; 8 pm.
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