El banco que le dio la espalda al agro

Mar, 09/10/2012 - 00:31
Según el reciente reporte del Banco de la República sobre la situación del crédito en Colombia, los sectores económicos que ofrecen las mejores condiciones de crédito por rentabilidad siguen sie
Según el reciente reporte del Banco de la República sobre la situación del crédito en Colombia, los sectores económicos que ofrecen las mejores condiciones de crédito por rentabilidad siguen siendo la industria, servicios, comercio, comunicaciones e importadores. Afirma el estudio, que los sectores agropecuario y exportador (a pesar de haber mejorado su actual acceso), siguen rezagados en este contexto por la dificultad que tienen los intermediarios financieros en identificar los buenos clientes. Con esta afirmación, se demuestra una vez más que la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario, presidida por el ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo e integrada por Francisco Estupiñán presidente del Banco Agrario, Rafael Mejía presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, José Darío Uribe gerente del Banco de la República y Mauricio Santa María director del DNP, no está haciendo bien la tarea que le fue encomendada por el presidente Juan Manuel Santos, en el sentido de impulsar el financiamiento de esta locomotara  de la economía de nuestro país. Ellos, como responsables de la política de crédito del sector agropecuario tienen el deber de implementar nuevos esquemas de financiamiento que remplacen la ineficiencia y ridícula irrigación de recursos de crédito que el Banco Agrario está ofreciendo a los productores del campo. Además deben impulsar nuevos productos financieros que motiven a los bancos privados y compañías de financiamiento, colocar mayores recursos de crédito al sector agroindustrial. Es una vergüenza para el gobierno del presidente Santos, que el Banco Agrario, cuyo objeto principal es financiar las actividades  del sector agropecuario, tenga más de 9,3 billones de pesos invertidos en TES y otros títulos, mientras que Finagro se ha quedado ilíquido sin poder fondear los recursos de crédito que  demanda el sector para sus inversiones. Su cartera en el mercado escasamente llega a unos 6,5 billones de pesos, frente a 44 billones que tiene Bancolombia, una entidad de igual tamaño. Si no fuera por la gestión de Finagro y la importante participación que ha tenido la banca privada en el financiamiento del sector agropecuario, esta locomotora estuviera andando, pero en reversa. De los 3,9 billones de pesos que se han prestado al cierre de agosto, los privados colocaron el 61% y el Banco Agrario el 39% restante. Mientras la banca privada ha tenido un crecimiento del 21% respecto al mismo periodo del año pasado, el Banco Agrario escasamente alcanza un crecimiento del 7%, en sus colocaciones. Lo mas injusto de este sistema de crédito agropecuario, es que mientras a la banca privada se le obliga invertir (de sus recursos propios) unos 5 billones de pesos anuales en unos Titulos de Desarrollo Agropecuario —TDA— en Finagro, el Banco Agrario no invierte un solo peso de sus 9,3 billones que tiene en su portafalio de inversión. Los créditos que ellos conceden a los productores del campo, son con recursos redescontados por Finagro, que provienen de la banca privada. Lo más perverso de esta práctica, es que obligan a los campesinos a tomar una garantía del Fondo Agropecuario de Garantias —FAG—, cobrándoles una comisión por anticipado, lo cual encarece aún más el crédito. Ello, sin contar con los costos de un trámite que demora alrededor de cuatro meses. En microcrédito están cobrando tasas de usura que superan un interés del 40% anual, cuando podrían otorgar esos préstamos a través de créditos de fomento, cuya tasa de interés no supera el 11% efectivo anual. Así no hay campo ni campesino que progrese. Los buenos clientes por rentabilidad abundan en el campo, los malos son otros. indadangond@gmail.com Twitter: @indadangond 
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