En la marcha por la paz que organizó Antanas Mockus, un reportero de televisión intentó acercarse al Presidente Santos y fue retirado a empujones por un gorila, como solíamos llamar a los guardaespaldas violentos de algunos personajes.
No hay justificación para atropellar a un periodista, máxime si se le conoce, pero es posible que el personal de seguridad no entre en consideraciones, entendiendo su responsabilidad de salvaguardar la vida del Jefe del Estado.
El problema en este caso es distinto. El tal gorila no era ni policía ni hombre de seguridad, sino el jefe de prensa del Palacio de Nariño, John Jairo Ocampo Niño, quien –para afianzarse en el puesto- está cumpliendo la doble función.
Ocampo, de regular estatura pero rollizo, retiró bruscamente al periodista, que estirando el brazo trataba de obtener una respuesta del Presidente sobre su presencia en la marcha. Los miembros de la seguridad, los de verdad, entraron de inmediato a “dominar” al intruso.
El trato que se da en Palacio a la prensa es discriminatorio, sesgado. Hay medios privilegiados en las noticias y en la pauta publicitaria, en los viajes con el mandatario, en las ruedas de prensa o en las entrevistas.
Es obvio que Santos va dondequiera y habla con el que le guste, mientras otros medios son sometidos al trámite de enviar cartas a Palacio pidiendo algunas respuestas, pero se encuentran con las talanqueras, los gorilas de la restricción, por meses, por años, por siempre.
Sin hablar de la publicidad, que se dirige con preferencia a los medios amigos, mientras los demás no reciben ni las migajas, por cuenta de un supuesto rating, excusa para arruinar a quienes asumen su trabajo de manera independiente, o cometen el pecado de ser tímidos críticos.
“Sorprendentemente, la censura está en pleno apogeo en la era de la información”, dicen –en informe que ayer publicó El Tiempo- Moisés Naím, experto en temas de poder, y Philip Bennett, ex director del Washington Post. “Han adoptado maneras invisibles de reprimir periodistas…”.
Encuentra uno “familiar” algunos criterios expuestos en el informe:
“En Hong Kong, donde Pekín debe respetar la libertad de prensa por ley, China ha puesto en marcha medidas para acotar al periodismo independiente.
“Ha forzado el despido de redactores y columnistas críticos, ha promovido la retirada de publicidad tanto estatal como privada, incluida la de algunas multinacionales, y ha llevado a cabo ciberataques contra algunas webs. La Asociación de Periodistas de Hong Kong ha descrito el año 2014 como el más oscuro para la libertad de prensa desde hace varias décadas”.
Quisiera pensar que Ocampo (egresado del INPAU y la Libertadores) no sigue instrucciones presidenciales, sino que –simplemente- se ha envanecido por el alto cargo. Y que el Jefe del Estado no conoce del maltrato a muchos periodistas, muy ocupado en sus quehaceres de estadista.
@artunduaga_
El jefe de prensa y seguridad de Palacio
Lun, 23/03/2015 - 14:45
En la marcha por la paz que organizó Antanas Mockus, un reportero de televisión intentó acercarse al Presidente Santos y fue retirado a empujones por un gorila, como solíamos llamar a los guardaes