Ellos se ríen de nosotros

¿Que se asustaron? Ni soñarlo. ¿Que Santos y los despiadados bandidos están intranquilos porque el pueblo despierta y marcha? ¡Por favor! Ellos se ríen de nosotros. Nos llevan cuatro años por delante, eso solo en el último empujón, y los colombianos dormidos todo ese tiempo… Nos cogieron una ventaja inmensa. El 2Abril fue un despertar tardío. En esos cuatro años se nos fueron de las manos grandes oportunidades que dejamos escapar. Ahora, pretendemos curar con paños tibios un cáncer invasivo que tiene al borde del colapso a la nación. “No me gusta verte así de pesimista”, me dice mi padre. Él escucha La Hora de la Verdad y se complace notando el optimismo de Fernando Londoño. Hay un clima de fe y esperanza entre los colombianos de bien que salieron a las calles el sábado pasado, pero los bandidos saben que es pasajero, que los que marchamos caímos en la trampa tendida para hacerle creer al mundo que acá no estamos como en Cuba ni como en Venezuela. Que los pacíficos colombianos pueden gritar que se largue Santos y hasta atreverse a meterse con las FARC y no los van a arrastrar por las calles, como le hacen en Cuba a las Damas de Blanco, ni tampoco los van a meter a La Tumba, como ocurre en Venezuela, ni los van a convertir en “objetivos militares” como acostumbran los terroristas de por acá. Que la desgracia nuestra es que los medios embotados de mermelada no mostraron los ríos de gente, se lamentan algunos, como si salir en la televisión o en los periódicos sirviera para gran cosa. A los medios les importa un carajo la audiencia, teniendo perdida la batalla con las redes, trabajan para el mejor postor y qué buenos resultados han tenido… Es que el país se va a pique enterito y ellos, los medios, son apenas uno entre otros poderes que se ha visto minado por el proyecto siniestro que se está ejecutando en Colombia. Estas marchas habrían tenido significación en el momento en que Juan Manuel Santos se quitó la máscara y mostró su traición y que había ascendido a la presidencia para entregarle el país al comunismo. O cuando se supo que. a escondidas de todos. se estaban llevando conversaciones con unos bandidos a los que considerábamos nuestros enemigos. O en tantas ocasiones en las que nos hemos visto golpeados, como cuando la entrega del mar de San Andrés. O cuando nos robaron las elecciones al Congreso. O cuando nos robaron las presidenciales. Ocasiones para marchar las tuvimos en momentos en que hacerlo cobraba inmenso significado y habría podido detener esa avalancha de barbaridades que se nos vino encima. Motivos tuvimos y no nos manifestamos a tiempo, pretender ahora que marchando las cosas van a cambiar es una simple ilusión. Les propongo que imaginen a una manada de ovejas que no toleran más que los lobos hagan con ellas festín. Deciden marchar. Son miles y miles de ellas balando mientras los lobos las observan desde lo alto de una montaña. Las ovejas manifiestan todo su dolor, toda su furia y cuando comienza a llover se van a sus corrales tranquilas por el deber cumplido y esperan que con eso los lobos dejen su “acción criminal” contra ellas. Los lobos, por su parte, se ríen del espectáculo y se toman su tiempo para volver a las mismas, a devorar ovejas. ¿Lo del 2Abril fue una muestra de fuerza? De ninguna manera. Muy al contrario, mostramos nuestra debilidad. ¿Lo del 2ABRIL traerá algún cambio positivo? Ninguno. Por el contrario, Santos y las FARC continuaran con mayor descaro su agenda sin importarles lo que pensemos los colombianos. Pero, y acá está lo importante de mi apreciación, lo que ocurrió el 3ABRIL en Montería si lo considero el inicio del camino hacía la libertad. Álvaro Uribe dio muestras de fortaleza y el pueblo cordobés de su valentía. De ellos, los colombianos tenemos un ejemplo a seguir. La salida a esta encrucijada la podemos encontrar en el liderazgo de Álvaro Uribe unido a la fortaleza de los habitantes de las regiones colombianas.