“No es lo mismo pero es igual” es la paradoja que trae una canción de la nueva trova cubana. Parece apropiada para comentar la conclusión a la que llega el exconcejal de Bogotá, excandidato al Senado y ahora exdirigente del Partido Verde Juan Carlos Flórez en su carta de despedida o de renuncia a ese partido. “Renuncio al Partido Verde” dice, al tiempo que advierte “Se que hay muchas personas que saldrán a defender los principios de la ola verde y me sentiré honrado de continuar esta lucha al lado de ellos”.
Me dirán que es una paradoja explicable. Que se puede ser militante de una doctrina y desestimar la pertenencia a la estructura que pretende representarla. Como se puede ser católico sin hacer parte de la estructura de la Iglesia Católica. Lo sabe muy bien Flórez. Aunque olvidó, como analista político e historiador, que un proyecto político de largo plazo, un partido con “vocación histórica” se construye con ciudadanos que estén dispuestos a permanecer en su empeño aún en momentos en que las decisiones mayoritarias y colectivas no coincidan con las opiniones propias.
Coincido con Juan Carlos en su apreciación sobre el papel de Uribe respecto a los escándalos de corrupción. Que toleró, por decir lo menos, la yidispolítica, las chuzadas del DAS y los falsos positivos promovidos por personas de su círculo cercano. Que sistemáticamente niega y justifica estos hechos ilegales. Somos testigos de que sectores del partido de la U, como del Partido Liberal y Conservador, son corresponsables del desastre de Bogotá. Coincido en la vehemencia con la que señala la “corruptocracia” como “principal enemigo de nuestra sociedad”. Agregaría, eso sí, que la cultura mafiosa y la intolerancia política explican nuestras otras dos grandes tragedias: el narcotráfico y la violencia.
Pero igual me resultan exageradas e imprecisas otras afirmaciones de Flórez. Decir que el Partido Verde ha decidido echar por la borda sus principios porque busca una aproximación con el partido de la U en la perspectiva de construir una coalición para ganar la Alcaldía y recuperar el rumbo de Bogotá, es tanto como olvidar que el presidente Santos, de la U, ha destapado junto con el senador Robledo del Polo, el cartel de la salud. O que su gobierno ha querido meterle la mano a la corruptela de las Corporaciones Autónomas Regionales. O que logró, junto al senador liberal Juan Fernando Cristo, en un claro desafío a las mafias, la aprobación de la Ley de Victimas.
Y concluir que el Partido Verde se convirtió en apéndice del uribismo es francamente un irrespeto a Lucho Garzón y al propio Peñalosa. Juan Carlos, usted conoce como pocos el carácter, la entereza ética y la pulcritud como gobernantes de Lucho y Enrique. Sabe que como Mockus y Fajardo no habitan el mundo de las componendas, las transacciones y los negociados. Quizás por ello, por fortuna, su renuncia es a medias. Quizás por ello, y eso me alegra, usted sigue militando en la Ola Verde.
@AntonioSanguino
En respuesta a Juan Carlos Flórez
Lun, 30/05/2011 - 09:00
“No es lo mismo pero es igual” es la paradoja que trae una canción de la nueva trova cubana. Parece apropiada para comentar la conclusión a la que llega el exconcejal de Bogotá, excandidato al