Jaime Garzón y El Rotundo

Vie, 27/09/2019 - 08:21
Cuando observo la impresionante ausencia de verdaderos líderes en las luchas electorales, inmediatamente se viene a mi memoria la figura fresca y suficiente del inolvidable Jaime Garzón. Desde muy j
Cuando observo la impresionante ausencia de verdaderos líderes en las luchas electorales, inmediatamente se viene a mi memoria la figura fresca y suficiente del inolvidable Jaime Garzón. Desde muy joven, la problemática política rondó su cabeza. Siempre manifestó solidaridad de palabra y hecho con los sectores humildes. Sin embargo, reconoció que los caminos de las armas y de la lucha armada no eran los indicados pues los resultados que le dejaban a la “clase popular”, al decir de Camilo, eran exageradamente dolorosos y más bien se dedicó, con verdadera delectación de artista, a encontrar los novedosos caminos que le permitieran llegar al alma buena de Colombia. Y de verdad que Jaime Garzón supo llegar al corazón de los colombianos. Con sus proféticos personajes en televisión que transmitían tan claros mensajes todos los días en su programa, se fue posicionando a través de su magia y su cariño. Con toda seguridad, no hay personaje que haya llegado tan profundo a las fibras humanas de los colombianos en tan corto tiempo, como lo hizo el inolvidable Jaime Garzón, Heidi, como lo llamábamos cariñosamente entre nosotros. Quiero referirles que Jaime tenía en su pensamiento lo que debía ser el proyecto político organizativo. Era una idea nueva, clara, lejos de los marcos obsoletos y organizacionales de los viejos partidos tradicionales. Desde su mismo nombre “EL ROTUNDO VAGABUNDO” marcaba una nítida diferencia con el pasado violento y doloroso de nuestra nacionalidad, y abría un espacio refrescante para la risa amplia y sonora. Era una especie nueva entre la seriedad y la mamadera de gallo. En esta forma sutil comenzó con nosotros sus compañeras y compañeros mas cercanos. En esos tiempos, en sus albores, inició a constituir sus nuevos militantes.  Con slogans muy auténticos y muy risueños, pero de profunda significancia. Los encuentros fraternales y llenos de alegría comenzaron a darse en nuestras casas. Recuerdo la nuestra, en el Barrio Modelia donde concurrían una fila grande de amigos entrañables. Destaco en el recuerdo a Franco Ambroci, María Teresa Penazzina, el profe Beethoven Herrera, Hernando Corral, Myriam Bautista, Alberto Rodríguez, Laura Vitale, Jaime Patiño, Ramon Jimeno, Humberto Vergara, Irma Acevedo, Astete el filósofo, Marcela Caldas, Juan Tokatlian, Patricia Cleves, Gerardo Rivas, Carlos Londoño, Gladys Becerra y Klaus Schubert un gran amigo alemán quien había llegado a Colombia para abrir las Oficinas de Fescol y que nos lo presentó al grupo Hernando Corral. Todos nos atendíamos entre todos, pero sobresalía mi compañera Gloria Amparo Acosta en la atención cariñosa que nos brindaba. Esta podríamos llamarse, la etapa primigenia de “El Rotundo Vagabundo”. Era esa época en que los servicios secretos de los militares no creían que nosotros habíamos roto todos los vínculos que nos pudieran llevar, de nuevo, a la lucha armada y mantenían severa vigilancia sobre nuestra casa donde yo vivía con Gloria Amparo, mis hijos Pedro, Silvia Carolina y mi madre. En ocasiones era tan ostensible este seguimiento que en una vez le pedí a Jaime que me acompañara hasta la esquina y juntos fuimos y saludamos al “detective” y le brindamos una cerveza. Claro que él no aceptó la invitación. Pero si recuerdo que Jaime le dijo: “Oiga hermano, aquí lo que estamos haciendo es una rumba de nuestro nuevo Movimiento “El Rotundo Vagabundo”. Una mañana soleada de domingo, muy temprano, se apareció en la esquina de nuestra casa con una camioneta de esas que transmiten la vuelta ciclística de Colombia y desde allí comenzó a decir que invitaba a votar por el candidato a la Alcaldía de Bogotá, Andrés Pastrana Arango y lo hacía con El Rotundo Vagabundo. Lógicamente, la gente que se arremolinó a escucharlo no tenía ni idea que era ese Movimiento y mucho menos nosotros íbamos a explicarlo. En esta forma llegamos a la segunda fase de El Rotundo Vagabundo que se caracteriza por la articulación de nuevas personas al Movimiento. Sobresalen los nombres de Rafael Pardo, Claudia de Francisco, Ricardo Santamaría, Luis Fernando Ramírez, Elizabetha Morelli, Carlos Ossa Escobar, el profesor Francisco Leal y su señora Magdalena, entre otros. Esta época se caracteriza por los “homenajes especiales” que el programaba y nuestras compañeras lo llevaban a feliz realización. En su alma alegre y bulliciosa se movía el desafío de plantearle a la sociedad colombiana un modelo de organización nueva que incluyera a los jalonadores de los procesos sociales que pudieran conducirla a un estadio donde fuera posible la justicia, los Derechos Humanos y la Paz entre todos. Nosotros fieles a su memoria y a su recuerdo mantenemos vivos sus sueños. El Movimiento Rotundo Vagabundo sigue vivo como metáfora de su sueño y al frente, como Presidenta Honoraria del mismo, elegimos por aclamación a la brillante periodista Myriam Bautista, quien lo viene haciendo muy bien. Las demás funciones están repartidas entre todos nosotros. El sueño de Proyecto de Nación no lo logró plasmar en la realidad. Sin embargo, quedó como sello indeleble en el corazón de los colombianos. Es el Proyecto que anima a las juventudes. Es el Proyecto con el que seguimos soñando: Ético, Democrático, solidario, pacífico, ambientalista y profundamente comprometido con la justicia social.
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