Las Convivir de Pacho Santos

Lo que nos faltaba. Al candidato a la Alcaldía de Bogotá por el Centro Democrático, Francisco Santos, se le ha ocurrido una descabellada idea. Promete, si es Alcalde, encarar los desafíos de la Capital en materia de seguridad con una fórmula de sangrienta recordación. Llamar a militares y policías retirados para que colaborando con la fuerza pública enfrenten los complejos entramados delictivos que operan en la Ciudad. En plata blanca nos propone importar la macabra experiencia de las Convivir que su jefe, el expresidente Uribe, convirtió en el eje central de su agenda como Gobernador de Antioquia. Bastaría una rápida indagación periodística para constatar las nefastas consecuencias de la experiencia de las Convivir. La creación de estas fue autorizada por el Presiente Cesar Gaviria mediante el Decreto 356 del 11 de febrero de 1.994, que legalizó la prestación por parte de particulares de servicios de vigilancia y seguridad. Pero fue en el Gobierno de Ernesto Samper cuando las Convivir se expandieron por todo el país. 529 cooperativas de seguridad rural se crearon en 24 departamentos incorporando, según cifras oficiales, a quince mil trescientas personas. A estas organizaciones se les permitió legalmente usar armas largas, radios de comunicación y medios de transporte. El más afiebrado con este instrumento para fortalecer la lucha contrainsurgente en su territorio fue Álvaro Uribe Vélez. En su paso por la gobernación entre 1995 y 1997 dejó estas cooperativas de seguridad sembradas a lo largo y ancho del departamento de Antioquia. Los resultados no pudieron ser más desastrosos. Cierto es que la guerrilla perdió significativamente el control territorial en zonas como Urabá o en las zonas urbanas del Área Metropolitana de Medellín. Pero su desplazamiento estuvo acompañado de un verdadero baño de sangre y de la actuación cooperada de la fuerza pública, las convivir y los grupos paramilitares que operaban bajo el mando de los hermanos Castaño, "Don Berna", "Doble Cero", "HH" y otros. La guerrilla fue sustituida por las Autodefensas. Según la Fiscalía General de la Nación "desde sus inicios las Convivir tuvieron nexos con los Paras"... Y "en la Costa Atlántica, los Llanos Orientales y Antioquia fueron creadas por narcos o paras como un frente para obtener legalmente armas o para legalizar dineros ilícitos". El portal verdadabierta.com citando fuentes de la misma Fiscalía en el proceso contra el jefe paramilitar alias "HH", menciona la creación de 13 asociaciones de seguridad privada en la gobernación de Uribe Vélez que terminaron articuladas a la estrategia paramilitar en esa zona del país. También recuerda la Convivir Papagayo que recaudaba el "aporte" con destino a los paramilitares de la empresa norteamericana Chiquita Brand por cada caja de banano exportada desde los puertos de Urabá. Como si tal antecedente no existiera o porque le resulta una experiencia que merece ser replicada, ahora Pachito nos propone vincular seis mil ex militares y ex policías a las tareas de seguridad de Bogotá. Aclara que no usarán armas, que recibirán dos salarios mínimos de sueldo mensual y que servirán de informantes o de refuerzo a la policía metropolitana, bajo cuyo mando actuarían. Pero estamos hablando de seis mil particulares, así hayan sido en el pasado miembros de nuestra fuerza pública, que tendrán que vérselas con mercados criminales que intervienen hoy en los fenómenos de inseguridad de la ciudad. Mercados ilegales como el narcomenudeo, el de autopartes de vehículos y motos o el del sicarito, que funcionan con el apoyo de agentes del Estado. Me temo que este cuerpo de seis mil particulares puede fácilmente terminar convertido, como en el Urabá de Uribe, en una inmensa zona gris penetrada por estas organizaciones ilegales. A cambio de privatizar la seguridad de la ciudad, requerimos más bien fortalecer el carácter público de nuestra política de seguridad urbana. Perder el monopolio de la fuerza, no solo de las armas, es una puerta abierta a nuevos fenómenos de criminalidad. Por el contrario, hay que aumentar el pie de fuerza de nuestra policía, mejorar nuestros instrumentos técnicos como la video vigilancia, cualificar nuestro sistema judicial de cara a los delitos urbanos y aumentar la capacidad de inteligencia y contra inteligencia. Con seriedad y sin disparates.