Hace 3 años inicié mi gestión como concejal de Bogotá, una gran tarea que me fue otorgada por los ciudadanos para trabajar por el bien común bajo la consigna de construir sobre lo construido.
Frente a esta labor he reconocido y apoyado lo bueno del gobierno presente y también de las administraciones pasadas, he sido crítico sobre distintos temas, y le he apuntado a cambiar nuestra narrativa sobre Bogotá, con el fin de que todos quienes vivimos en ella podamos recuperar el orgullo por la capital, esa ciudad que acoge a millones de colombianos, y la cual, sin importar nuestro origen o ideología, al día de hoy es nuestro hogar.
De esta manera, considero que, como un ejercicio de transparencia, me corresponde presentar a los bogotanos los mayores logros de mi gestión, así como los retos para el futuro, todo esto basado en los principales ejes de mi trabajo, al cual le he puesto empeño y pasión, dentro de un esfuerzo que me mueve diariamente: vivir en una Bogotá cada vez mejor.
En primer lugar, la cultura ciudadana, nuestra bandera de gestión para orientar un control político constructivo y una normatividad que aporte soluciones efectivas a los problemas de la ciudad.
Con ese objetivo en mente, logramos una masiva inclusión de 91 metas de cultura ciudadana en el plan de desarrollo, con una financiación de $ 2,2 billones, gracias a los cuales pusimos en marcha su institucionalización en el distrito; fuimos coautores del Acuerdo que dio vida a la Semana de la Cultura Ciudadana e iniciamos el trámite del proyecto de acuerdo que dicta los lineamientos de la política pública de cultura ciudadana para conseguir un trabajo articulado entre todas las entidades de la administración.
Por otra parte, el pasado 6 de diciembre, gracias a un incidente de desacato que interpusimos, el Juez 35 administrativo de Bogotá ordenó a la Alcaldía de Bogotá cumplir el fallo que le obliga a disponer baños públicos en la ciudad, e incluir acciones de cultura ciudadana para usar correctamente las instalaciones sanitarias y evitar que el espacio público siga siendo un baño a cielo abierto. A su vez, acompañamos cada año las jornadas de limpieza del distrito, y apostamos por el programa de Estímulos de Cultura Ciudadana de la Secretaría de Cultura para convocar a los bogotanos a traer sus iniciativas y activar a la ciudad como una gran aula de aprendizaje.
En materia de protección de la vida, nuestro segundo eje de trabajo, obtuvimos logros efectivos para arraigar en los bogotanos la idea de que La Vida es Sagrada. Fuimos co-autores del Acuerdo Distrital que dio vida a la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia donde nuestro enfoque se centró en la pedagogía y la resolución pacífica de conflictos. Un trabajo que hoy arroja importantes resultados sobre todo en el tema de homicidios donde pasamos de una tasa de 17,5 en 2014 a 12,7 por cada 100.000 habitantes en 2018, la más baja desde 1970.
Abrimos diálogos con la administración distrital para adelantar campañas de desarme ciudadano –y fue expedido un decreto que prohíbe la venta de armas blancas en el espacio público-; y rechazamos las medidas nacionales para dar flexibilidad al porte de armas de fuego.
Frente a la protección de la vida en la vía, apostamos por la reducción de fatalidades en accidentes viales acompañando, entre otras, la movilización de biciusuarios con iniciativas como la Marcha Blanca y los Monjes blancos. Estas fatalidades pasaron en 2016 de 591 casos a 521 en 2018.
Junto a la administración adelantamos durante 3 años campañas para la prevención del uso de la pólvora en la temporada navideña, y precisamente este 2018-2019 comenzamos a ver los resultados con el registro más bajo menores de edad lesionados por pólvora en 25 años, y una reducción del 54 % de casos respecto a la temporada anterior.
Asimismo, iniciamos el trámite de un proyecto de acuerdo que dictará los lineamientos para la política pública de reducción de lesiones por causa externa, es decir, las que tienen que ver con homicidios, riñas, accidentes viales, violencia intrafamiliar y sexual, entre otras; una iniciativa que busca indagar sobre sus causas y consecuencias y crear estrategias para prevenirla; mientras en salud, apoyamos la reforma del sistema hospitalario del distrito, incluyendo programas de estilos de vida saludables, autocuidado y mutuo cuidado; y aseguramos la financiación de 2 nuevos hospitales del distrito (Usme y Santa Clara en el complejo San Juan de Dios).
Para nuestro tercer eje de trabajo, Educación, materializamos nuestro lema de “Con Educación Todo se puede” en distintas tareas. Con los recursos aprobados en el cupo de endeudamiento aseguramos la construcción de 11 jardines infantiles, la adecuación de 11 centros crecer -para niños con discapacidad- y la construcción de 1 nuevo. También aprobamos los recursos necesarios para avanzar en la jornada única en aras de reducir la brecha entre colegios públicos y privados. De hecho, la deserción escolar pasó de 3,6% en 2015 a 1,6% en 2017. Y paralelamente aprobamos 310.000 millones de pesos de cupo de endeudamiento para la construcción de colegios nuevos por parte de la Secretaría de Educación.
Para la educación superior, garantizamos que el plan de desarrollo distrital incluyera la meta de generar 35.000 cupos nuevos de educación superior, y logramos la aprobación del Acuerdo 696 de 2017, que dio vida a la Nueva Estampilla Universidad Distrital. Gracias a este aporte, serán recaudados $2,3 billones destinados a la Universidad Distrital (70%) y a la Sede Bogotá de la Universidad Nacional (30%). Asimismo, para 2019 logramos que los aportes distritales aumentarán en 15 mil millones, 7% de crecimiento frente al año anterior que se verán reflejados en el presupuesto de la Universidad. Nuevos recursos para la educación superior pública y nuevas oportunidades para los jóvenes.
En materia de políticas ambientales, han sido varias nuestras principales apuestas. En movilidad sostenible, liderando la bancada de la Bici en el Concejo de Bogotá, reconocimos el papel de la bicicleta como un medio alternativo, cero contaminante, que reduce los trancones, mejora la salud y cambia la actitud de sus usuarios.
Aprobamos los Acuerdos 668 de 2017 y 708 de 2018, el primero dio vida al programa Parquea Tu Bici, que fomenta la disposición de ciclo-parqueaderos en toda la ciudad, el segundo dictó los lineamientos para la política pública de la bicicleta; y actualmente damos trámite al proyecto de acuerdo que regulará el préstamo de bicicletas no-ancladas y otros vehículos de movilidad personal, como las patinetas.
En materia de calidad del aire lideramos durante 2 años la Comisión accidental que lleva este mismo nombre desde donde gestionamos más recursos para un mejor monitoreo y control, mientras que advertimos temprana y oportunamente que la licitación de la nueva flota de Transmilenio no ofrecía incentivos suficientes para que los buses eléctricos entraran a operar, lo que podía hacernos perder una oportunidad única para reducir las emisiones del transporte público masivo.
Por otro lado, nos opusimos a la tala indiscriminada de árboles adelantada desde el Jardín Botánico, y acompañamos las protestas ciudadanas. Probamos, en debate de control político, las ligerezas técnicas para autorizar las talas, que sacaron del panorama prácticas silviculturales como podas, traslados o incluso a su conservación; un tema coyuntural para la ciudad que nos llevó a encabezar la Subcomisión de Vigilancia que el Concejo de Bogotá designó para este tema.
Respecto a los cerros orientales denunciamos la ocupación ilegal de terrenos, la tala indiscriminada en el Bosque de Los Alpes (San Cristóbal), así como las altas probabilidades de que ocurriera un incendio en el sector. Sin embargo, a pesar de estas denuncias, la negligencia de la administración es evidente, lo que se vio reflejado en parte en la ocurrencia de 2 incendios forestales que consumieron 3 hectáreas de bosque a principios de este año.
Como miembros de la comisión accidental que investiga sobre el Relleno Doña Juana, visitamos en varias ocasiones sus instalaciones, y demandamos campañas efectivas de cambio cultural frente a la separación en la fuente y la reducción de residuos. Gracias a nuestro control político sobre la insuficiencia de la planta de lixiviados en el relleno, fue posible la gestión de más recursos para su modernización, y de esta manera pasará a purificar los metales pesados y eliminar su vertimiento al río Tunjuelo.
Finalmente, nuestro último eje fue el trabajo por la dignidad de las personas más vulnerables de la ciudad. Denunciamos la mala calidad del servicio a los adultos mayores en los Centros Noche, pues solo hay 3 en la ciudad con 150 cupos, lo que ocasiona que muchos abuelitos sin hogar deban dormir en la calle. Actualmente vigilamos el resultado de la nueva licitación que adelanta la Secretaría de Integración Social para abrir nuevos Centros Noche.
Logramos aprobar el Acuerdo 730 de 2018, que rinde homenaje a la vida, obra y memoria del padre Javier de Nicoló, fundador del Instituto distrital para la protección del a niñez y la juventud –Idiprón, y quien dedicó su vida a servir a los niños y jóvenes más vulnerables de la ciudad. Apoyamos la intervención del sector del Bronx, y hemos acompañado la labor de los Ángeles Azules en las estrategias para proteger la vida de los habitantes de calle. Por último, garantizamos los recursos para la construcción de una nueva sede del Idiprón en la localidad de Bosa en el presupuesto 2017, cuya obra ya se encuentra en ejecución.
Bogotá me inspira y trabajar por una nueva historia de la ciudad es mi mayor convicción.
