¿Parlamentarios diplomáticos?

Era lo único que le faltaba a los colombianos para hacer más difícil su contacto con el resto del mundo, que todos sus parlamentarios, sin excepción, tuvieran pasaporte diplomático para andar por el mundo sin barreras. ¿Más privilegios para los privilegiados? Y lo serían, porque si algo le pasa al resto de mortales de este país es que conseguir una visa, con muy pocas excepciones, es un verdadero camello. Colas inmensas en medio de la calle cuando aquí llueve un día sí y otro también. Papeles y más papeles, cartas de invitación y muchos otros requerimientos y además de todo esto, el susto de que se la nieguen. Para cualquier colombiano normal, un viaje repentino a casi cualquier país que demande una visa inmediata, es un imposible total. Conociendo al Congreso, donde sin duda todavía hay gente valiosa y valiente, la verdad es que la fama que tienen nuestros congresistas en el mundo no es la mejor. La espeluznante cifra de más de un 30% de parapolíticos en el Congreso ha recorrido el universo; así mismo, se sabe claramente cuantos honorables están en la cárcel y permanentemente se recogen noticias de cosas complejas que pasan o se dicen en el Congreso de la República de Colombia.   Los senadores y representantes, miembros de la Comisión de Relaciones Internacionales gozan de ese privilegio y eso es entendible, pero ¿todos? Me perdonan la expresión muy costeña, por cierto, pero esto es "perratear" ese pasaporte que debería ser usado solamente por Embajadores, que son representantes plenipotenciarios del Presidente de la República en cada país donde son nombrados; ministros y otros funcionarios con altos cargos a nivel internacional.   Los argumentos que desde hace tiempo viene dando el senador Barriga, quien lleva dos períodos promoviendo esa Ley que acaba de ser aprobada, no son nada convincentes si se comparan con los riesgos que se corren. Que los parlamentarios de otras latitudes tengan pasaporte diplomático, no es una buena razón. Son los inconvenientes los que sí deben ser considerados. Primero, por muchas razones, algunas ajenas al Congreso de la República, la situación de los viajeros colombianos no es nada fácil. No son pocos los individuos con hoja de vida transparente que son detenidos, especialmente en los aeropuertos de Estados Unidos y algunos de Europa, por tener homónimos vinculados al narcotráfico. Es decir, desafortunadamente tenemos una mancha que nos obliga a ser muy cuidadosos con aquellos a quienes se les otorgan privilegios para moverse por el mundo. Cuando un diplomático adquiere un pasaporte de esa naturaleza, sabe perfectamente cuáles son sus responsabilidades con el país. ¿Lo sabrán algunos de nuestros honorables, especialmente aquellos con prontuario?   Segundo, en un país como el nuestro, con semejantes niveles de desigualdad no hay derecho a que el Congreso de la República siga legislando en beneficio propio. Claro que un pasaporte diplomático otorga beneficios. Nadie se atreve, a menos que tenga todas las razones del mundo, a esculcar una maleta de alguien con este pasaporte ni tampoco a hacerle demasiadas preguntas. La posibilidad de que se abuse de estas circunstancias es muy alta. ¿No les parece que son privilegios innecesarios para aquellos que deben estar aquí y no paseando por el mundo?   Por las razones anotadas y por muchas otras que vendrían al caso, en nombre de muchos colombianos y colombianas, le pedimos a usted, Señor Presidente Santos, que no sancione esta Ley. Sabemos de sobra que a usted no le gusta ganarse chicharrones innecesarios. Y este, créame es absolutamente innecesario.   E-mail cecilia@cecilialopez.com www.cecilialopezcree.com www.cecilialopez.com @CeciliaLopezM