Petro: alcalde mayor

Mar, 25/10/2011 - 00:03
Tras años de lucha social en el movimiento anticorrupción y veedurial en el país, y de nuestra protagónica actividad en procesos judiciales y disciplinarios por el

Tras años de lucha social en el movimiento anticorrupción y veedurial en el país, y de nuestra protagónica actividad en procesos judiciales y disciplinarios por el reciente cartel de la contratación en Bogotá, considero importante, a título personal, presentar un sucinto análisis sobre las opciones electorales en la capital de la República que terminan siendo un referente para el voto libre nacional, como deber patrio por un país libre de corrupción, incluyente, participativo y justo.

En Bogotá, considero, es hora de pasar la página de los exalcaldes/expresidentes Peñalosa/Uribe, y exalcaldes/excongresistas Mockus/Paradody, cuyas diferencias no son tan profundas, - de hecho hasta hace poco y por mucho tiempo Peñalosa y Antanas estuvieron juntos como “verdes” y supuestos renovadores de la política, pero ahora, parecen representar más de lo mismo-, por ello, solo Petro intenta abrir un libro nuevo con un amplio catálogo de posibilidades más democráticas y la participativas, necesarias no solo en Bogotá sino en todo el país.

Es curioso, los pocos peñalosistas que van quedando lo hacen por una fe ciega en el proyecto de Uribe, pero no en los méritos propios de este candidato frío y distante del electorado, esto es un tecnócrata. Muchos pensarán que Uribe podría llevar de la mano a Peñalosa a solucionar los problemas de inseguridad en Bogotá, pero precisamente ¿la llamada desmovilización paramilitar no degeneró acaso en el incremento de la criminalidad urbana, tras no brindar mecanismos de reinserción efectivos a más de 20.000 hombres en armas de las autodefensas? y como si fuera poco ¿no es claro que aún tenemos autodefensas, derivadas de varios sectores que desatendieron el llamado del propio Uribe, y hoy se sienten traicionadas?

La opción peñalosista permitirá más fácilmente que el expresidente Uribe defienda tanto a sus subalternos procesados por la justicia como a sí mismo, ante los estrados judiciales. Y, que Dios no lo permita, después de estos graves episodios nacionales que hemos vivido se proceda al borrón y cuenta nueva en la memoria colectiva, como ha sucedido en el pasado con casos similares.

 ¿Será que los temas de la Yidispolítica, Agroingreso Seguro, el DAS, los incontables falsos positivos y muchos otros escándalos le dejarán tiempo a Uribe para defender la ciudad? ¿No será que Uribe en este escenario será un rehén de corruptos seguidores que pretenden –de nuevo- tomar una tajada del ponqué burocrático y contractual para repetir la fechorías que ellos mismos habían consumado por su cuenta en el gobierno de Uribe, y tener algo más con que tratar de negociar su impunidad, colocando a la ciudad en un estadio peor que el presentado por el cartel de la contratación en la administración Samuel Moreno, ¡solo que habría no uno sino muchos Ivanes Morenos, Alvaros Dávilas, Emilios Tapias, Julios Gómez, y muchos más Nules e incluso los mismos Nules bajo otro pellejo y nombre!

Petro arranca sin compromisos politiqueros de ninguna laya. Respecto de los candidatos Parody y Peñalosa uno no sabe quién va a gobernar, si ellos o quienes están detrás de ellos, y qué tipo de favores tendrán que finalmente hacer.

Gustavo Petro es el único candidato que no le “toma prestado” a ningún político o ni partido político nada, que parte de una propuesta nueva y que por lo mismo le permite lanzarse a la Alcaldía sin cuotas burocráticas de ninguna clase para recrear la ciudad incluyente del futuro. Los sectores alternativos, y la ciudadanía como alternativa tienen en Petro su mayor expresión. Bogotá en el pasado no le votó a los candidatos a la alcaldía de Uribe, ¿por qué habría de hacerlo ahora a través de su nuevo pupilo Peñalosa, y el velado sucio juego del publicista – o vendedor de mentiras- a sueldo J.J. Rendón?

¿Cómo es posible que Peñalosa pretenda repetir alcaldía sin siquiera explicar cómo asumirá la responsabilidad política de la tragedia de las losas de Transmilenio en la troncal de la Autonorte y Caracas, que pese a las reparaciones realizadas costarán más de $100.000 millones adicionales?. En otras palabras, más parece una alcaldía para completar el programa de gobierno de la primera administración, que una apuesta a los desafíos presentes y de la Bogotá del futuro.

De otra parte, es claro que por fortuna el antiubirismo no es el programa de Petro, sino el de la exuribista Gina Padory, pese a que el gran artífice de los debates contra el paramilitarismo en Colombia se le deben a Petro y no a Parody. De igual manera, fue Petro quien desató el debate político respecto del Polo y su papel en el “cartel de la contratación”, con sus trascendentales aristas en la lucha contra la corrupción en Colombia, aspectos estos que de lejos le dan blasón. Los ciudadanos necesitamos y merecemos un Alcalde como Petro para el gobierno de la ciudad.

Es hora de recordar que si Bogotá no votó por los candidatos de Uribe, en las dos últimas elecciones, cuando este era un presidente altamente popular, ¿por qué habría de hacerlo ahora cuando él mismo esta de capa caída?. Además, Santos necesita un interlocutor distinto y audaz en Bogotá, que no sea del propio partido de la U, pues los pesos y contrapesos enriquecen el espectro nacional, que se pierden con el unanimismo político-electoral.

De otra parte, ¿por qué Peñalosa no excluye públicamente de sus listas a los concejales llamados por la Fiscalía, como un acto de desagravio político y simbólico con sus electores y con la ciudad, qué tipo de doble moral pública es esta?. De paso, resulta extraño por qué la MOE- Misión de Observación Electoral, tan beligerante para otros temas, pretende pasar de agache guardando hermético silencio sobre este tema nodal como es el de los 17 concejales vinculados por la Fiscalía; -más vale tarde que nunca-.

Creo de igual forma que Gina Parody, en últimas fortalece a Peñalosa en la medida que propone una falsa tercería con la que pretende sustraerle o disputarle votos a Gustavo Petro. Así como Peñalosa, Gina Parody nunca ha tenido un trabajo o caudal electoral propio, por el contrario ambos han arribado a la política al amparo de grandes electores, maquinarias electorales o partidos políticos. El caso de Gyna Parody es claro, lo hizo antes de la mano de Uribe o Vargas Lleras, y ahora lo pretende con Antanas Mockus. En cambio, Petro se demarca de estas prácticas, ha sido electo cuatro veces por abrumadoras mayorías en Bogotá al Congreso de la República, varias de ellas como representante por esta ciudad.La Alcaldía se debe merecer, y ese es el caso de Petro.

Finalmente, Peñalosa y Mockus, por todos los medios pretendieron vender la ETB, en sus administraciones respectivas ¿por qué ahora los sectores a los que pertenecen, y sus candidatos “de dientes para afuera” dicen otra cosa, pues la ola privatizadora amenaza desde ya la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá?

Ser Alcalde de Bogotá debería ser una posición no a la que se aspire o se herede sino que se merezca y gane, sin maquinarias ni intermediarios o contratistas encubiertos que terminan capturando al propio alcalde, sin pedirle permiso a nadie. Tal es el caso de Petro, lo digo como ciudadano, pues no pertenezco a su grupo político -ni a ningún otro- , pero creo sinceramente que merece la aprobación popular de las mayorías y de las minorías cualificadas. Prefiero el pasado arrepentido y desmovilizado de Petro a la violencia intacta de los paramilitares activos que hicieron posible la elección y reelección de Uribe, e hicieron la orgia de lo colectivo hasta enraizarse en la orgia del cartel de la contratación, no solo en Bogotá, sino en el país. Ciertamente no contamos con opciones perfectas, pero si hay una opción para la ciudad que merecemos, y no votar fortalece las maquinarias, y entonces todo nuestro trabajo anticorrupción en la ciudad habría sido en vano.

El país demanda pluralismo e independencia política y la mejor capacidad técnica y profesional no sólo en la cabeza del Alcalde sino en todas las instituciones distritales. Ojalá Petro una vez elegido Alcalde nombre un equipo profesional de altísimo nivel y preparación para afrontar los grandes desafíos que le esperan a la ciudad; entre ellos promover la participación ciudadana y el control social para la prevenir la corrupción.

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