Con la enfermedad y muerte de Chávez ha quedado demostrado que los gobiernos mienten sin el menor pudor y lo hacen, no para ayudar al pueblo o para resolver situaciones difíciles de la ciudadanía, sino para beneficiar a los que detentan el poder.
Claro, eso no es nuevo. Muchas veces, muchos gobiernos han mentido. Los de derecha, los de izquierda, los democráticos, las dictaduras. Todos mienten y cuando los descubren se justifican con más mentiras como ha quedado al descubierto con la aparición de tipos como Julián Assange. Precisamente es por eso que no le perdonan los Wikileaks, porque se dedicó a develar documentos secretos en los que se hacían evidentes las mentiras oficiales de todo tipo de países.
Pero lo de Chavez fue un engaño público. Frente a los medios de comunicación del mundo entero se orquestó mentira tras mentira y cada día esas mentiras se iban cayendo por sí solas, sin necesidad de que ningún espía las revelara. Tal vez por eso a algunas personas nos parecieron descaradas, aunque a los ojos de los fervorosos seguidores del mito Chávez todo lo que hicieron tenía una justificación: consolidar la revolución bolivariana en un dudoso tránsito democrático.
Aquí también se miente. Al paro cafetero, por ejemplo, el Gobierno lo calificó de injusto, inconveniente e innecesario. Decían, el Presidente y sus ministros, que todas las demandas del sector ya habían sido atendidas, por eso era innecesario hacer un movimiento de protesta para conseguir lo que el Gobierno ya les había dado. Pero resultó que sí era necesario, justo y conveniente hacer lo que hicieron, porque de lo contrario estarían en quiebra. ¿Quién mintió entonces, los cafeteros?
El Gobierno emitió también otra declaración mentirosa al sostener que no se sentaría a negociar mientras persistieran las vías de hecho. Ya sabemos que terminó mandando a casi todos sus ministros a los sitios donde los cafeteros habían implementado precisamente vías de hecho. Ni hablar de las acusaciones de infiltración guerrillera… esa es una mentira repetida no sólo por este Gobierno, sino por el anterior y el anterior al anterior y de pa' tras en casi todos.
Uso lo del paro para poner un ejemplo que tenemos fresquito, pero las mentiras son una práctica generalizada en la política colombiana. Basta con repasar las promesas electorales de cualquier persona elegida por voto popular. ¿Ustedes creen que la hace para cumplirlas? ¡No! Son sólo adornos de campaña. Son mentiras que queremos creer y por eso terminamos votando por planes de gobierno irreales que se cambian tan pronto el candidato se instala en el poder y eso es bueno recordarlo ahora que estamos a punto de dar la largada para nuevas elecciones de Congreso y Presidente. Si alguien encuentra algún candidato o candidata que pueda mostrar una trayectoria sin mentiras, me avisa, por favor. Por ese habría que votar, ¿no les parece?
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Política, mentiras y poder
Mar, 12/03/2013 - 01:03
Con la enfermedad y muerte de Chávez ha quedado demostrado que los gobiernos mienten sin el menor pudor y lo hacen, no para ayudar al pueblo o para resolver situaciones difíciles de la ciudadanía,