
Las últimas contiendas políticas internas en el partido conservador y las pasadas elecciones de alcaldes y gobernadores (apoyaron a Peñalosa) consolidaron su relación, que ahora se rompe. David Barguil y Marta Lucía Ramírez ya no caminan del brazo.
El presidente Santos se interpuso en su camino. Barguil se ha venido acercando al gobierno y Ramírez considera que es un error, porque los conservadores deben consolidar ideología y organización con miras a nuevos procesos electorales.
El apoyo total al proceso de paz y la probable vinculación oficial a la Unidad Nacional deben ser discutidas en el seno del directorio, dice la excandidata presidencial. Pero Barguil, presidente de la organización, se ha negado a convocar la directiva.
Ramírez dice que la burocracia y la mermelada se están tomando a Barguil y a los conservadores que lo siguen. Y anuncia que ella seguirá enarbolando las banderas independientes, al margen de las mañas y corruptela.
El apoyo total al proceso de paz de La Habana es asunto que los distancia, pero también el manejo económico y el orden público. Ramírez seguirá siendo crítica del gobierno Santos, mientras Barguil se nota cada vez más complaciente.