
El otrora glorioso Hospital Rosario Pumarejo nos tiene verdes. A mi juicio es el ejemplo clásico de donde la politiquería, la mezquindad, la corrupción e ignorancia administrativa, acaban con una institución. Unos pocos con poder suficiente y dueños de los mencionados antivalores decidieron LA VIDA de la ESE como tal, de los atendidos y de los futuros pacientes de ésta institución. Pregunto: ¿cuántos fallecieron por falta de adecuada atención y cuántos fallecerán?
Escalofriante solo pensar que un hospital sea caja menor de algunos, ignorando que los benditos contratos de medicamentos e insumos deben hacerse sobre economías de escala, para que con la misma plata se compren más medicinas, evitando que los pobres tengan que comprar en frente de ‘urgencias’ medicamentos de su bolsillo, si es que tienen la plata y si no la tienen, por cualquier costo deben evitar ver la muerte de su familiar.
Sin embargo, como todo eso asquea y debe castigarlo Dios, si la justicia de la tierra no lo hace, en este escrito trataré de sugerirle a los encargados un modelo hospitalario que pueda orientar y resarcir los daños ya causados.
Quiero hablarles de los hospitales verdes. Éstos reconocen la relación que existe entre la salud de las personas y el medio ambiente, a través de sus gestiones administrativas, estrategias y sus operaciones.
Este tipo de hospitales busca, entre otras cosas, reemplazar algunas de las sustancias químicas peligrosas con alternativas más eficaces y, reduciendo en su operación diaria el volumen y la toxicidad de los residuos producidos por el sector; implementando al mismo tiempo las opciones ecológicamente más sensatas de gestión de estos.
Un parangón que describe y puntúa lo anterior, lo encontramos en el sistema LEED ‘Liderazgo en Diseño Energético y Ambiental’, el cual consistente en la evaluación del acabado de una construcción según seis criterios principales: sostenibilidad; eficiencia en el aprovechamiento del agua; energía e impacto atmosférico; materiales y recursos empleados; calidad del ambiente interior e innovación y; proceso de diseño. El uso eficiente de la energía es el valor que más puntúa en la certificación LEED.
Una construcción que siga el tipo de certificado LEED, comparada con otra convencional, reduce entre el 30% y el 70% del consumo de energía; del 30% al 50% el consumo de agua; entre el 50% y el 90% del costo de los residuos y, aproximadamente el 35% de las emisiones de dióxido de carbono.
Todas estas son ideas alineadas con la vanguardia de la tecnología, pero hasta que nuestros ejecutivos escojan bien a los directivos, el personal asistencial se humanice y los pacientes sean considerados personas antes que estadísticas, sin duda continuaremos con un centro asistencial en ‘UCI’, cuando históricamente ha sido el referente insigne de Valledupar, el Cesar, sur de la Guajira y de Bolívar y centro del Magdalena. Si continuamos así, igual nivel de complejidad tendrá tratar a una gripe como a una isquemia.