El expresidente Juan Manuel Santos está moviendo sus hilos –ni tonto que fuera– de cara a “ganar” en los comicios de 2022. Es algo perceptible, como lo ejemplifica la periodista y columnista María Isabel Rueda, quien resume las cosas diciendo que el exmandatario “está en capacidad de ser una de las figuras más influyentes en la elección del próximo Presidente de Colombia” (El Tiempo, 19sept.21). O quizás –agrego– la de mayor influencia. Para ello, el jefe político se halla atento a lo que suceda en la actual precampaña, y lo estará durante la campaña y en los escenarios probables de la segunda vuelta, en mayo:
● En el primer escenario, un aspirante de derecha o centroderecha se enfrenta a Petro o al líder castro-chavista que pueda remplazarlo.
● En el segundo, pugna entre dos candidatos de izquierda moderada.
● En el tercero se enfrentan un aspirante de derecha y otro de centro.
● En el cuarto, el señor Petro (o alguien de la extrema izquierda) pelea con alguien moderado de izquierda.
¿Qué haría Santos? Una clave la tienen las declaraciones que, por años, ha expresado contra Álvaro Uribe, el Centro Democrático y la visión uribista de la realidad colombiana, a la luz de las cuales se concluye que buscará evitar que la presidencia la ganen las fuerzas uribistas o apoyadas por Uribe o el uribismo, pues son “amigas de la guerra y han hecho trizas la paz”, para lo que Santos se valdrá de “todas las formas de lucha”.
Por lo tanto, en relación con los escenarios posibles, en el primero (demócrata vs. totalitario), Santos pediría votar por Petro debido a que el aspirante contrario, demócrata, estaría respaldado por Uribe y su corriente. En el segundo (división de la izquierda moderada), el expresidente solicitaría sufragar por el candidato que pueda darle más fuerte a Uribe y el uribismo. En el tercero (la anti-izquierda dividida), Santos indicará votar por quien de los dos aspirantes sea más reacio a Uribe y los suyos. Y en el cuarto (izquierda totalitaria contra moderada), es capaz, incluso, de favorecer a Petro y no al aspirante más sensato porque este recibiría el guiño del uribismo.
¿Qué puede explicar tales actuaciones de nuestro personaje? El anhelo de “zurrarle la badana” a Uribe –como dicen en la Madre Patria–, esto es, darle una paliza y dársela también al que diga Uribe. Todo lo justificará Santos aduciendo que su voto personal es por un candidato “amigo de la paz y del Acuerdo”. Adaptará la llamada doctrina Vietnam –que recordó por estos días, entendida como el conteo de cadáveres en la guerra contra la subversión–, para dejar “cadáveres” regados en el camino electoral con tal de vencer al que diga o apoye Uribe, su enemigo mortal. Al fin y al cabo, “la lucha por el poder saca lo peor de la condición humana”, dijo el expresidente Santos en una entrevista reciente al diario El País, de Madrid, de la que se hizo eco la revista Semana del 04sept21.
En virtud de que se opondrá a fondo a quien Uribe respalde, pidió crear la llamada Coalición de la Esperanza, silbido al que respondieron, en rol de precandidatos, Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo, Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Jorge Robledo y otros, a sabiendas de que “en la política, la traición es casi la regla y no la excepción”, frase dicha en la entrevista.
Ahora bien: si el candidato de Santos no pasa a la segunda vuelta, haría que aquella Coalición favorezca a Petro. Así, al menos, lo sugiere la analista Rueda al sostener que, si “a nombre de la bandera de la paz, Santos ya ha hecho de todo, cambiar la Constitución, sustituir la justicia del país y regalarles curules a los guerrilleros, ¿por qué no dar ese último paso?”. Se refiere a que el exjefe de Estado pediría votar por Petro si el aspirante de la Coalición de la Esperanza Santista no gana en la primera vuelta. Con ello manda el mensaje de que “GuStalin” Petro es apenas un chico dicharachero y no un peligro de primera línea. ¿Doctrina Santos?
Entonces, ilusionado con la posible derrota del uribismo y su triunfo, Petro aparecerá una noche ante la ventana del apartamento de Santos para llevarle en serenata, en Sí mayor, la célebre ranchera Si nos dejan, del inolvidable José Alfredo Jiménez, cuyo comienzo les erizará los pelos: “Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida. / Si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo. / Yo creo podemos ver el nuevo amanecer de un nuevo día”…
INFLEXIÓN. Eso sí, las últimas palabras de la ranchera serán cantadas, en Do de pecho, por ambos “tenores”: “Si nos dejan, de todo lo demás nos olvidamos. / Si nos dejan, / si nos dejan”…
Por: Ignacio Arizmendi Posada
20/11/2021