Brindo por los míos, por mis amigos, por las buenas intenciones, por la salud y los sueños, por un mundo mejor, por una vida sin sufrimientos.
Brindo en estas horas felices de añoranzas en familia, con vecinos ruidosos que tiran la casa por la ventaja, porque las festividades lo ameritan, en estos tiempos de regalos, alegrías y derroches.
Brindo con estridente música de antaño, en encuentros con parceros que vuelven a cruzar estos caminos, evocando las raíces, tertuliando con temática inagotable, lenguas incansables, con partidos de gordos, en los que proliferan las lesiones por los años.
Brindo con estridente música de antaño, en encuentros con parceros que vuelven a cruzar estos caminos, evocando las raíces, tertuliando con temática inagotable, lenguas incansables, con partidos de gordos, en los que proliferan las lesiones por los años.
Brindo, leo y veo en estos días de relax sin perderle la vista a las noticias.
Mi vida en blanco y negro porque pasan por mis ojos películas clásicas, con actores de verdad, llenos de talento, que hoy se ven poco, sin efectos especiales, las que alterno con documentales de deportistas famosos que enseñan a competir, a vivir la pasión de los deportes desde la fortaleza de sus mentes.
No acepto grietas en mi fe y ni en mi optimismo. Sigo amando el buen futbol, estoy de romance con la selección y valoro su invicto. Sé que llegaran tiempos mejores.
Repaso afiches y fotografías de las figuras de ayer. Nunca habrá mejores. Los futbolistas que llegaron de afuera o brotaron de nuestra tierra, tan "calidosos", inigualables e influyentes en títulos consagratorios.
Siempre estarán en la memoria, a diferencia del futbol reguetón de la actualidad en el que se miden los músculos, los kilómetros y los tatuajes y se rechazan las destrezas.
Brindo por Linda, Diaz, Jaminton, Arias, Yaser Asprilla, Bacca, por Vladimir y su gol de infarto que le abrió el camino a Junior para su título que no figuraba en los pronósticos.
Por Arturo Reyes que derrotó a los escépticos. Por Larry Vásquez y su penal ejecutado con maestría para la estrella 16 de Millonarios a la que lo llevaron los directivos con su seriedad y Gamero, con sus estrategias. Por Patriotas en su retorno.
Por los chicos que emergen, por los árbitros autónomos, por los directivos capaces, por los técnicos con procesos serios y los periodistas veraces que no alimentan su información con especulaciones.
Brindo por los hinchas, soporte fundamental del espectáculo. Qué sería del futbol sin ellos. Que triste es ver un estadio vacío.
Brindo por Nacional, guste o no, siempre es protagonista, motivo de críticas y elogios.
Por América porque en su interior no se agotan las ilusiones. Por Pereira entonado, después de la ruina. Por Equidad y su empeño por ser protagonista; por Águilas y el alcance de su proyecto, por Fortaleza y su insistencia, por Tolima que siempre convierte en fortalezas sus flaquezas y por mi Once a pesar de los sufrimientos.
Brindo por Egan Bernal y su resiliencia, por Nairo y su constancia y por tantos deportistas colombianos invisibles para los medios que también construyeron admiración y gloria.
Brindo por el profe Montoya al entrar a los veinte años del drama que con carácter convirtió en ejemplo.
Brindo, por tu familia, por la mía, las que espero nunca estén a la deriva. Por un mundo sin hambre, con oportunidades y sin guerra. Feliz año. Esteban J.