Así se vive en Suecia, un país que se niega a decretar la cuarentena

Mié, 27/05/2020 - 12:27
La estrategia del Gobierno sueco frente a la enfermedad Covid-19 es apelar a la responsabilidad personal y a la sólida confianza en las instituciones.

Más de 13.000 kilómetros separan a Santiago de Estocolmo, pero durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) esta distancia se hizo corta para más de 10.000 chilenos que encontraron en la embajada de Suecia un refugio para salir exiliados y salvar sus vidas.

Pero 30 años después las distancias parecen haberse alargado nuevamente, esta vez no por razones políticas, sino a causa de una pandemia que ha infectado a más de 5,6 millones de personas y ha ocasionado el cierre de fronteras y la paralización de la gran mayoría de los vuelos internacionales.

 

Desde ciudades como Estocolmo, Gotemburgo o Karlskrona varios chilenos le contaron a la Agencia Anadolu cómo es vivir la crisis sanitaria del coronavirus en un país cuyo modelo para afrontar la enfermedad COVID-19 ha sido apelar a la inmunidad del rebaño y no a las estrictas cuarentenas aplicadas en la mayoría de lugares para detener su propagación. 

Emilia Silva llegó en el año de 1985 a Suecia y actualmente trabaja en la capital, en una empresa de venta de equipos de impresión y papelería. Ella asegura que el éxito de la estrategia del país nórdico está en la cultura cívica que se inculca desde la infancia.

“Aquí el Gobierno da instrucciones, pero no obligaciones. En este país la sociedad es muy ordenada, para el sueco es fácil seguir reglas, desde pequeños aprenden que son para el bienestar de las personas”, señala.

La estrategia del Gobierno sueco frente a la enfermedad Covid-19 es apelar a la responsabilidad personal y a la sólida confianza en las instituciones para no tener que recurrir a las restricciones de movilidad ni al confinamiento estricto con el que países vecinos como Finlandia, Dinamarca y Noruega han logrado mantener relativamente bajo el nivel de fallecidos y contagiados.

Sin embargo, a pesar de ser un país desarrollado, la escasez de suministros para enfrentar la pandemia también se vive en sus hospitales, como lo atestigua Maritza Miranda, quien vive hace 33 años en este país europeo, en donde se desempeña como enfermera en la sección de maternidad de un hospital de Gotemburgo.

“En mi trabajo tengo más riesgos porque puede ser que una mamá presente síntomas y no hay mucho material para protegerse. Estamos trabajando para que se solucione esta parte y atender mejor los pacientes”, le narró Miranda a la Agencia Anadolu.

El primer ministro de Suecia, Stefan Lofven, aseguró que siente que a nivel internacional se ha desdibujado la imagen de lo que se está haciendo en su país para enfrentar la pandemia y se ha trazado el imaginario de que están haciendo lo opuesto a lo recomendado por las autoridades sanitarias.

“Permítanme subrayar que no existe una 'estrategia sueca' para crear inmunidad colectiva en respuesta a este COVID-19. La vida no se lleva a cabo normalmente en Suecia. Muchas personas se quedan en casa, lo que ha tenido un efecto positivo en limitar la propagación del virus”, aseguró durante una rueda de prensa.

Aunque no hay una prohibición para salir a la calle, se han limitado las reuniones masivas. Daniela Stange, una joven chilena que se encuentra haciendo un máster en Sostenibilidad, asegura que el comercio funciona normal, aunque en los restaurantes las mesas están separadas por metro y medio, y en las tiendas se han establecido barreras plásticas para evitar contacto directo con los cajeros.

Stange señala que con sus compañeros han decidido establecer sus propias normas de autocuidado en medio de la libertad que promueve el Gobierno sueco. “Estamos evitando lugares concurridos, nadie está yendo al gimnasio, nos juntamos en grupos muy pequeños para ir a caminar, hacemos todas las reuniones de trabajo de forma virtual”, aseguró a la Agencia Anadolu.

Estas generaciones de chilenos más jóvenes que han llegado a Suecia lo hacen atraídos por las historias de un país generoso, o porque llegaron junto a sus padres y se criaron en el país nórdico, como Patricio Valencia, a quien incluso le cuesta un poco hablar bien español.

Sin embargo, destaca que parte de que en Suecia se logre un distanciamiento social sin tener que aplicar cuarentenas se debe a que culturalmente en Suecia no existe una necesidad de contacto como en las culturas latinas.

“La vida aquí sigue como siempre. El sueco es por naturaleza distanciado, no le gusta juntarse con desconocidos ni estar hombro a hombro en grupos. Eso ha ayudado bastante a que no se expanda más el virus”, señala.

Distinta es la realidad en Chile, en donde por el afán de retornar a la nueva normalidad muchos han incumplido las cuarentenas asistiendo a fiestas clandestinas o a funerales masivos que han multiplicado el nivel de contagios hasta alcanzar este lunes 77.961 infectados y 805 muertos.

Aunque las medidas tomadas por ambos países son diametralmente opuestas, en las últimas semanas se ha incrementado la tasa de mortalidad y se han disparado las cifras de enfermos, lo que plantea la disyuntiva sobre la efectividad de las cuarentenas sectorizadas o menos restrictivas para enfrentar la pandemia frente al rigor del confinamiento total con el que los países europeos y asiáticos más golpeados empezaron a ver un descenso en los casos.

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Agencia Anadolu
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