Los orgullos de Colombia, los medallistas de los Juegos Olímpicos de Río 2016, nacieron pobres. Muchos de ellos tenían pocas opciones de vida: dedicarse a la minería ilegal, a la delincuencia, pertenecer a un grupo alzado en armas o ser deportistas. Caterine, Yuberjen y Óscar escogieron la última.
A través de su cuenta en Twitter, el economista y exdirector nacional de Familias en Acción/Jóvenes en Acción del DPS, Roberto Angulo, hizo circular una gráfica donde se evidencian las cifras de pobreza multidimensional que alcanzan los municipios donde nacieron los medallistas colombianos de los Juegos Olímpicos que se disputan en Brasil.
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Los niveles de pobreza en los que tuvieron que crecer estos deportistas nacionales se evidencian en sus historias.
Cuando Oscar Figueroa tenía nueve años, tuvo que salir huyendo junto a su familia de la parcela donde vivía en Zaragoza. Presenciando los enfrentamientos y el accionar de guerrilleros y paramilitares, su madre, Hermelinda Mosquera, se vio obligada a mudarse con sus hijos a Cartago, Valle del Cauca.
Mientras Hermelinda se ganaba la vida como empleada doméstica y vendiendo empanadas, Óscar estuvo bajo el cuidado del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Desarrolló su amor por el deporte en distintas disciplinas, pero encontró en las pesas una gran pasión. Sus prácticas las alternaba trabajando como empacador de un supermercado en Cali. En Río de Janeiro, logró conseguir una medalla de oro para Colombia en levantamiento de pesas, apostándole a los 142 kg.
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Yuberjén Martínez, le regaló al país una medalla de plata en boxeo, deporte que estuvo tentado a dejar en varias ocasiones por su situación económica. Llegó a la Liga de Antioquía gracias a que fue reclutado por los ‘cazatalentos’ que lo vieron pelear en el centro de alto rendimiento de Apartadó.
Martínez cuenta que se ganaba la vida arreglando bicicletas o rebuscándose en las bananeras para poder sobrevivir y ayudar a su familia. Para poder asistir a sus entrenamientos, esperaba el paso de las volquetas y así movilizarse.
Caterine Ibargüen, entrenó muchas veces sin haber probado bocado durante el día. Nació en uno de los barrios más pobres de Apartadó en la región de Urabá y su familia se dividió por culpa del conflicto armado. Mientras su padre se desplazó a Venezuela, su madre tuvo que irse a Turbo para laborar como empleada doméstica en casas de familia.
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Gracias a su esfuerzo y dedicación, Ibargüen llegó al mundial de atletismo en Moscú, Rusia. Con un salto triple de 14,85 metros, obtuvo la primera medalla de oro para el atletismo. Ahora, en Río 2016, la deportista antioqueña logró otra presea dorada en la modalidad de salto triple femenino, donde descrestó con una puntuación de 15, 17 metros.
Las adversidades que tuvieron que enfrentar estas figuras deportivas, más que un factor negativo, resultaron ser un motor para su lucha.
Zaragoza, Chigorodó y Apartadó superan la media nacional en pobreza multidimensional, que no solo se refiere a la ‘falta de dinero en los bolsillos’ sino a las condiciones de vida de sus habitantes, a la vivienda digna, trabajo formal, acceso a servicios públicos domiciliarios y a los servicios de salud.
En Colombia, el DANE (Departamento Nacional de Estadísticas) se encarga de hacer esta medición, evaluando quince indicadores. Son considerados pobres los hogares que tienen privación en por lo menos el 33% de los indicadores. Esa es la condición de cientos de hogares en dichas poblaciones y la situación que le tocó afrontar a nuestros deportistas.
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“Son zonas muy pobres. Los deportistas están tratando de encontrar la forma de salir de esa condición dedicándose a disciplinas de bajo costo, que no necesitan grandes instalaciones y que les permitan destacarse” explicó a Kienyke.com, Juan Miguel Villa Lora, investigador en desarrollo económico de la Universidad de Mánchester.
El economista indica que la falta de oportunidades para desarrollar sus estudios y los pocos incentivos que existen en estas zonas apartadas, pueden ser elementos determinantes para los medallistas. “Es un legado que viene desde la colonia, una deuda histórica que tiene el país. Se evidenció cuando Yuberjen dijo que quería ganarse el oro para poder comprarle una casa a su mamá. Esas son necesidades reales”, puntualizó.
https://www.youtube.com/watch?v=q1S05PDq1Us
Para Villa Lora hay una relación muy marcada entre las características de los municipios donde nacieron estos deportistas y su forma de surgir.
“En Colombia no tenemos un solo deportista del Pacífico que se destaque en golf porque es un deporte costoso, que requiere de una inversión y una infraestructura que no hay en esa región. Esto los obliga a saltar, correr y levantar pesas. Esa es su forma de surgir, mediante la fuerza” indica Villa Lora.
Los niveles de pobreza en los que tuvieron que crecer estos deportistas nacionales se evidencian en sus historias.
Cuando Oscar Figueroa tenía nueve años, tuvo que salir huyendo junto a su familia de la parcela donde vivía en Zaragoza. Presenciando los enfrentamientos y el accionar de guerrilleros y paramilitares, su madre, Hermelinda Mosquera, se vio obligada a mudarse con sus hijos a Cartago, Valle del Cauca.
Mientras Hermelinda se ganaba la vida como empleada doméstica y vendiendo empanadas, Óscar estuvo bajo el cuidado del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Desarrolló su amor por el deporte en distintas disciplinas, pero encontró en las pesas una gran pasión. Sus prácticas las alternaba trabajando como empacador de un supermercado en Cali. En Río de Janeiro, logró conseguir una medalla de oro para Colombia en levantamiento de pesas, apostándole a los 142 kg.
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Yuberjén Martínez, le regaló al país una medalla de plata en boxeo, deporte que estuvo tentado a dejar en varias ocasiones por su situación económica. Llegó a la Liga de Antioquía gracias a que fue reclutado por los ‘cazatalentos’ que lo vieron pelear en el centro de alto rendimiento de Apartadó.
Martínez cuenta que se ganaba la vida arreglando bicicletas o rebuscándose en las bananeras para poder sobrevivir y ayudar a su familia. Para poder asistir a sus entrenamientos, esperaba el paso de las volquetas y así movilizarse.
Caterine Ibargüen, entrenó muchas veces sin haber probado bocado durante el día. Nació en uno de los barrios más pobres de Apartadó en la región de Urabá y su familia se dividió por culpa del conflicto armado. Mientras su padre se desplazó a Venezuela, su madre tuvo que irse a Turbo para laborar como empleada doméstica en casas de familia.
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Gracias a su esfuerzo y dedicación, Ibargüen llegó al mundial de atletismo en Moscú, Rusia. Con un salto triple de 14,85 metros, obtuvo la primera medalla de oro para el atletismo. Ahora, en Río 2016, la deportista antioqueña logró otra presea dorada en la modalidad de salto triple femenino, donde descrestó con una puntuación de 15, 17 metros.
Las adversidades que tuvieron que enfrentar estas figuras deportivas, más que un factor negativo, resultaron ser un motor para su lucha.
Zaragoza, Chigorodó y Apartadó superan la media nacional en pobreza multidimensional, que no solo se refiere a la ‘falta de dinero en los bolsillos’ sino a las condiciones de vida de sus habitantes, a la vivienda digna, trabajo formal, acceso a servicios públicos domiciliarios y a los servicios de salud.
En Colombia, el DANE (Departamento Nacional de Estadísticas) se encarga de hacer esta medición, evaluando quince indicadores. Son considerados pobres los hogares que tienen privación en por lo menos el 33% de los indicadores. Esa es la condición de cientos de hogares en dichas poblaciones y la situación que le tocó afrontar a nuestros deportistas.
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“Son zonas muy pobres. Los deportistas están tratando de encontrar la forma de salir de esa condición dedicándose a disciplinas de bajo costo, que no necesitan grandes instalaciones y que les permitan destacarse” explicó a Kienyke.com, Juan Miguel Villa Lora, investigador en desarrollo económico de la Universidad de Mánchester.
El economista indica que la falta de oportunidades para desarrollar sus estudios y los pocos incentivos que existen en estas zonas apartadas, pueden ser elementos determinantes para los medallistas. “Es un legado que viene desde la colonia, una deuda histórica que tiene el país. Se evidenció cuando Yuberjen dijo que quería ganarse el oro para poder comprarle una casa a su mamá. Esas son necesidades reales”, puntualizó.
https://www.youtube.com/watch?v=q1S05PDq1Us
Para Villa Lora hay una relación muy marcada entre las características de los municipios donde nacieron estos deportistas y su forma de surgir.
“En Colombia no tenemos un solo deportista del Pacífico que se destaque en golf porque es un deporte costoso, que requiere de una inversión y una infraestructura que no hay en esa región. Esto los obliga a saltar, correr y levantar pesas. Esa es su forma de surgir, mediante la fuerza” indica Villa Lora.
