Así lo explicó la doctora Martha Romero, patóloga anatómica y clínica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), que ha trabajado en el Hospital Universitario de la Fundación Santa Fe de Bogotá en el proceso de diagnóstico de esta extraña enfermedad, de la que en el país se han reportado 13 casos de cáncer, por culpa de los implantes.
El linfoma anaplásico, reportado por primera vez en 1997 por el oncólogo John Keech y el cirujano plástico Brevator Creech, se ha relacionado hasta ahora con la presencia de prótesis texturizadas que llevan a que las pacientes lo desarrollen en el sistema linfático.
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La doctora Romero fue una de las ponentes en el primer día de las Jornadas Académicas de Patología UN organizadas por la Facultad de Medicina de la UNAL, intervención en la que compartió con los asistentes datos sobre linfoma anaplásico de células grandes (LACG) asociado con implantes de mama, enfermedad que para 2018 acumulaba unos 561 casos reportados en el mundo.
Entre los síntomas a los que las mujeres que tengan este tipo de prótesis deben prestarles atención es a la presencia de líquido en un periodo superior a un año después de la colocación del implante (la media es de nueve años) que no sea explicado por algún tipo de infección o trauma, dolor, enrojecimiento y antecedentes de linfoma de más de un año de evolución.
Sin embargo la especialista señaló que esta no es la única presentación que puede tener esta enfermedad: “las pacientes podrían cursar con la aparición de masas, lo que algunos consideran que podría ser una lesión más agresiva o que incluso patologías diferentes o un estado evolutivo, pero podríamos tener ambas condiciones”.
Además de estos signos, les aconsejó a los médicos no perder de vista que los implantes –que además de mamarios también pueden ser de glúteos u ortopedia– pueden tener un origen cosmético o reconstructivo, caso en el que la paciente puede tener en su historial un carcinoma, que significaría un diagnóstico diferencial al tratar el LACG.
“La patología es rara, es infrecuente, pero es real y debemos diagnosticarla a tiempo; el cuerpo clínico, incluyendo a los patólogos, tiene una responsabilidad muy importante”, declaró la doctora Romero.
“Se insiste mucho en que diagnostiquemos a tiempo, porque este es un linfoma que se puede tratar si se detecta y se trata de manera oportuna y adecuada; por el contrario, si el diagnóstico es tardío se puede producir una infiltración de la cápsula (tejido que recubre el implante) con posible compromiso ganglionar, lo que puede causar la muerte de la paciente” aseguró la especialista.
