A través de los años poco a poco se han ido rompiendo los tabúes que la sociedad occidental maneja, en el ámbito sexual, las personas tienden a experimentar un poco más con sus cuerpos, por ejemplo, el sexo anal ha dejado de ser algo pensado como exclusivos para las parejas homosexuales, los heterosexuales pueden sentir curiosidad y probar esta alternativa.
Como todo en la sexualidad hay que manejar cierto nivel de protección y limpieza, respecto a este último aspecto, algunos recurren al uso de los enemas o duchas anales para asegurar que nada desagradable suceda durante el acto.
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¿Pero qué tan necesarios son? KienyKe.com conversó con el sexólogo Ezequiel López, "en la medida en que limpian el recto de residuos de materia fecal, es recomendable para no encontrarte con eso en el pene luego de la penetración, algo que le da mucha vergüenza a la gente", luego recomienda, "De todos modos es importante practicar el sexo anal con preservativo y lubricante".
Pero hay ciertas autoridades que mencionan que abusar de los enemas puede ser contraproducente para el estado del recto, el experto explicó que "depende de la frecuencia con la que tengan sexo anal y siempre es importante que se haga con solución fisiológica y de temperatura tibia. En general se recomienda no hacerlo más de tres veces por semana, pero en caso de hacerlo con frecuencia es bueno consultar a un médico para ver en cada caso particular cómo se va a administrar".
Algunas personas aseguran que practicar este tipo de limpieza los hace sentir más saludables y ligeros, que de hecho sus resultados se ven en la piel, de esto no hay muchas pruebas. The Journal of Family Practice publicó un estudio en el que se revelan efectos secundarios como, calambres intestinales hasta náuseas, pasando por insuficiencia renal y hepática.
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"Hay mucha gente que creyendo en estos efectos saludables practica esta irrigación en su propia casa, y es muy peligroso, puesto que la inserción de tubos y el uso de hasta 60 litros de líquido puede causar también perforaciones en el colon", argumenta Ranit Mishori, uno de los investigadores responsables del estudio mencionado, por lo que pasarse de limpio puede ser bastante perjudicial para su bienestar.
