El exceso de mentiras es considerado como una enfermedad del trastorno mental, por eso es importante estar al tanto de los indicativos que le pueden avisar que alguien a su alrededor sufre de esta patología.
Aunque las mentiras están consideradas como un acto inadecuado, suele ser común que todas las personas en algún momento de su vida hayan dicho alguna, ya sea por su propio beneficio o por el de los demás.
Sin embargo, esta es nominada como un problema serio cuando la persona lo hace de manera compulsiva y consecutivamente para la mayoría de aspectos de su vida, incluso cuando no es necesario.
Algunas de las señales que pueden alertarlo de una persona que padece de esto, es la manera en la que cambia una y otra vez la versión de su historia, volviéndola cada vez más dramática o en su defecto, omitiendo partes que ya había dicho en un caso anterior.
Robert Feldan, psicólogo y profesor de la Universidad de Massachusetts, afirma que: “Una persona es mitómana patológica cuando sus mentiras son persistentes, generalizadas, desproporcionadas y muchas veces, no conscientes”.
Según expertos, algunos de los síntomas que causa esto, es que la persona puede tener problemas de amor propio, como inseguridad, pero aún así ser narcisista, también puede presentar desconfianza en las personas e inconvenientes para socializar y formar relaciones interpersonales, tienden a tener problemas de falta de memoria y se imaginan gran parte de su vida que no ha pasado.
Por su parte, Juan Moisés de la Serna, especializado en el tema, dice que: “El mentiroso compulsivo no tiene un plan, no va buscando nada a medio o largo plazo más que la admiración inmediata. La clave para detectarles es descifrar la intencionalidad de sus historias falsas… El mitómano busca con sus engaños la aceptación de los demás. Compensar sus bajos niveles de autoestima”.
Además, agrega que: “La clave para detectarles es descifrar la intencionalidad de sus historias falsas… El primer paso es convencer al paciente de que tiene un problema psicológico y que necesita someterse a terapia”.
Asimismo, menciona que esto puede asociarse a otra enfermedad de trastorno mental como la esquizofrenia, bipolaridad, trastorno límite de la personalidad, entre otros.