El pasado 21 de febrero, en el Parque de la 93, ocurrió un atentado sicarial donde el empresario bogotano Roberto Franco Charry perdió la vida tras recibir varios disparos.
El crimen sucedió cuando un individuo armado ingresó al parqueadero donde minutos antes había llegado el carro del empresario. Tras bajar del vehículo, el sicario disparó contra el empresario y huyó antes de que la puerta del parqueadero se cerrara.
Sin embargo, el guardaespaldas del hombre agredido desciende del vehículo y, al perseguir al presunto asesino, comienza a disparar para impedir su escape. A pesar de sus esfuerzos, el agresor logra subirse a un vehículo y huir.
El crimen, documentado por cámaras de seguridad, muestra un curioso detalle: la motocicleta donde se iba a transportar el sicario no arranca de inmediato, sino que hay un breve lapso antes de que se ponga en marcha. Este hecho suscita interrogantes acerca de si existe o no una posible complicidad del motociclista en el delito.
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Un inesperado giro en el atentado contra Roberto Franco Charry
Recientemente, ha surgido una nueva versión de este crimen, pero esta vez, proveniente del motociclista involucrado en el plan de fuga del sicario que acabó con la vida del empresario.
Según su testimonio ante la Fiscalía, el asesino, que llevaba una capucha, le apuntó con una pistola negra con silenciador, y le dijo dos veces: "Arranque o lo mato".
Fue ese miércoles 21 de febrero, antes de las ocho de la mañana, que este motociclista presenció una situación inusual cerca del Parque de la 93, cuando escucho a varios hombres de traje persiguiendo a otro vestido con una sudadera negra, a quien le gritaban: "¡Cójanlo, cójanlo!".
Posteriormente, el sicario se subió a la motocicleta del hombre y apuntó hacía él, amenazándolo antes de escapar hacia el norte de Bogotá. “Pasamos la glorieta del deprimido con rumbo hacia la calle 100, sentido norte y en eso andamos por toda la Autopista Norte en diferentes carriles, todo con el fin de evitar que nos parara la Policía, (...) ”, señaló el hombre.
Lo cierto es que, este conductor se vio atrapado en su propio vehículo mientras recorrían la Autopista Norte, vigilada por cámaras de velocidad y puestos de control policial.
“(...)Seguimos avanzando hasta llegar a la variante de Cota y hacia el sur, donde está Suba, me hizo meter por una calle hasta un barrio que está ubicado antes de un CAI”, fue lo que dijo en su declaración.
Según su testimonio, el sicario tendría acento venezolano, y a pesar de que este no conocía la ciudad, continuamente preguntaba por la ubicación de La Sevillana y cómo llegar allí.
A pesar de los riesgos, el recorrido continuó por más de cinco kilómetros sin ser detenido por los controles de la Policía y guardias de tránsito de la zona.
Finalmente, la ruta terminó cuando el sicario se sintió seguro de su escape y optó por dirigirse hacia La Sevillana, en el otro extremo de la ciudad.
“Traté de no hacer contacto visual y conduje unos metros más a llamar a mi jefe directo y contarle todo lo que estaba sucediendo. El sujeto se bajó de la motocicleta, me dio el puño y me dijo: gracias, manito, me salvó la vida”, concluyó el conductor de la moto.
Luego de contactarse con su jefe, buscó ayuda en un CAI en el sector del Pinar, Suba, pero no fue atendido adecuadamente. Decidió entonces regresar al Parque de la 93, donde se encontró con las autoridades y les comunicó sobre lo sucedido.
