En un discurso desde Medellín, el presidente Gustavo Petro defendió su modelo de paz urbana, celebró la aprobación de la reforma laboral y dejó sobre la mesa una propuesta que podría cambiar el rumbo político del país: una nueva Asamblea Nacional Constituyente.
Desde la emblemática Plazoleta de La Alpujarra, el mandatario volvió a sacudir el tablero político con una intervención de más de dos horas, en la que no se guardó nada. Frente a cientos de ciudadanos, líderes sociales, víctimas del conflicto y delegados del proceso de paz urbana, Petro habló sobre el rumbo que ha tomado su Gobierno, sin esquivar la confrontación ni con sus opositores ni con sus propios funcionarios.
Uno de los momentos más comentados fue su cruce indirecto con el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien denunció la salida de prisión de cabecillas criminales para asistir al evento. Petro respondió sin rodeos: “Mámola, el presidente va a donde quiera”, remarcando su autoridad para liderar estos procesos de reconciliación.
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Paz urbana: un modelo en marcha
El evento tuvo como eje central los avances del proceso de paz urbana en el Valle de Aburrá, un modelo pionero que involucra directamente a cabecillas de estructuras delincuenciales, algunos de ellos hoy gestores de paz. Petro explicó que, gracias a este esfuerzo, Medellín ha alcanzado cifras históricas en reducción de homicidios y se han pactado compromisos como la no explotación sexual de menores y el retiro del microtráfico de entornos escolares.
Además, hizo un llamado a la Fiscalía para que acompañe el proceso dentro de los centros penitenciarios, buscando dar seguridad jurídica a quienes decidan dejar las armas y aportar a la construcción de paz.
Reforma laboral, consulta y ¿una nueva Constitución?
Petro también celebró la aprobación, vía consulta popular, de la reforma laboral, luego de que el Congreso la hundiera en primera instancia. Para el presidente, esta victoria marca un precedente sobre el poder de la ciudadanía movilizada.
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Y no se quedó ahí. Aprovechó el escenario para plantear la posibilidad de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, aunque aclaró que sería una decisión del pueblo y no una imposición desde el Gobierno. “No para acabar con la Constitución del 91, sino para completarla”, afirmó.
Además, el mandatario no evadió la crisis por escándalos de corrupción. Aseguró que aquellos funcionarios señalados por actos indebidos han sido retirados, y criticó a quienes, desde adentro, han intentado frenar su proyecto.
También se refirió al atentado contra el senador Miguel Uribe, rechazando cualquier insinuación sobre su posible participación: “Este gobierno protege más a la oposición que a sí mismo”, sentenció.
¿Qué sigue?
El discurso de Petro dejó claro que su gobierno no se detendrá en su apuesta por la transformación social. Mientras tanto, sus palabras siguen generando reacciones en todos los sectores: desde quienes aplauden su liderazgo, hasta quienes lo acusan de querer concentrar poder.
