De La Habana viene un barco....

Jue, 23/08/2012 - 00:32
A veces siguiendo las noticias, se pregunta uno si los problemas que tenemos en la vida contemporánea en realidad son religiosos. Y no me refiero a un credo u otro, o a la religión organizada como t
A veces siguiendo las noticias, se pregunta uno si los problemas que tenemos en la vida contemporánea en realidad son religiosos. Y no me refiero a un credo u otro, o a la religión organizada como tal. Más bien son los supuestos básicos de la vida y como se proyectan en la economía, en la justicia, en la política. Desde el carcelazo de Pussy Riot en Rusia, el asilo de Assange en la embajada ecuatoriana en Londres, al comentario sobre violaciones y aborto del congresista gringo Todd Akin o para no ir tan lejos, el debate de si hay o no un proceso secreto de paz con las Farc en Cuba, todo se reduce a creencias. Tal vez la creencia más compleja de todas, es la de que Dios es una especie de justiciero, un tipo (siempre me he preguntado por qué no una tipa, pero esa es otra discusión) vengativo, que se indigna profundamente con ciertos actos humanos. Que condena a sus hijos —por el hecho de comportarse tal como él los creó— a suplicios inimaginables por toda la eternidad. Es decir, un tipo cruel. Pero cabe la pregunta de si es omnisciente, omnipotente y omnipresente, es decir que todo lo sabe, todo lo puede y está en todas partes, ¿por qué habría de molestarse por algo que uno haga o deje de hacer? ¿No tendrá mejores cosas en que ocupar su tiempo? La pregunta parece bizantina y teológica, pero es muy importante. Porque si la verdad es que no le importa, entonces todo el modelo de justicia y de sociedad que hemos montado a su imagen y semejanza, está equivocado. ¿Dos años de cárcel por cantar una canción irreverente en una iglesia ortodoxa pidiéndole a la Virgen María que se lleve a Putin? ¿Extradición a Suecia por —a pesar de ser sexo consentido— no haberse puesto un condón, con posible desenlace de pena de muerte en Estados Unidos? ¿Prohibir el aborto a mujeres violadas atribuyéndoles el superpoder de "negarse" a quedar embarazadas? ¿Oponerse a un proceso de paz, cuando en vez de despejar media Colombia como en el Caguán, lo que se está despejando son las playas de Varadero en Cuba? El problema con esto, es que cada vez nos estamos haciendo más sordos a los argumentos que tiene la contraparte. Simplemente los estigmatizamos, etiquetamos, juzgamos, tal como creemos que Dios hace con nosotros. Y construimos el mundo así, un mundo cruel, juzgador y estigmatizante, porque así fue creado por Dios. No importa si somos religiosos o no, creyentes, practicantes o ateos, compartimos esa visión de la vida. Tampoco importa si somos de derecha o izquierda, el maniqueísmo es igual. Lo más grave es que asumimos la estupidez o maldad de quien no ve las cosas como nosotros. Quienes se oponen al supuesto proceso de paz en Cuba, no es que no quieran la paz. Es que saben que como lo dijo alguna vez Nicanor Restrepo, las Farc no son más que una marca, y si por algún milagro se desmovilizara el secretariado, alguien más asumiría esa bandera, o se inventaría una nueva, para seguir cuidando cultivos ilícitos, operaciones de minería ilegal o rutas de narcotráfico. El negocio —como el show— tiene que continuar. Para ellos, para los "enemigos de la paz", al narcotráfico hay que combatirlo siempre, por siempre, y por tanto cualquier esfuerzo pacificador es solo una prebenda que se le entrega al enemigo. La guerra es un mal necesario, la lucha del bien contra el mal, un eterno juego de policías y ladrones. La voluntad de Dios. Para el gobierno —si es que en verdad hay un proceso de paz clandestino en Cuba—, lograr un acuerdo con las Farc sería un gran resultado político, si de paso se logra desmontar la guerra contra las drogas que las financia. Pero no está ni tibio, y lo sabe. Así que arrastra los pies, en espera de algún milagro que cambie la situación, ya sea en Venezuela con la salud de Chávez, o en la elección gringa con una contundente reelección de Obama, o que más países se sumen al experimento legalizador de Mujica en Uruguay. Se le están acabando las velas, y también el apoyo en las encuestas. Por ende lo enigmática que resultó la frase del Presidente esta semana "la paz es la victoria". ¿Quiso decir que la paz es la derrota militar de las Farc, o que un acuerdo de paz es la victoria? ¡Averígüelo Pinzón! Me atrevo a pronosticar que esta pelea la van a ganar los primeros, los que se oponen al supuesto proceso de paz en Cuba. No porque tengan la razón —en esta vida solo existen razones parciales y matices de gris— sino porque saben que la mayoría de los colombianos, como buenos judeocristianos occidentales, creemos que hay que seguir luchando, que la vida es una permanente guerra entre el bien y el mal y que no hay otra salida. No tenemos la sabiduría para darnos cuenta que para quienes hemos satanizado como malos, los malos somos nosotros. Un país no suele superar esa visión de blanco y negro hasta que no se enfrenta a una verdadera hecatombe, como Alemania y Japón tras la Segunda Guerra Mundial. O de pronto sí. Solo Dios lo sabe.
Más KienyKe
El presidente se mostró muy preocupado por lo que sucedió en las últimas horas en la embajada de México en Quito.
WOM Colombia solicita acogerse a reorganización empresarial para pagar acreencias.
El artista de música popular compartió un viejo recuerdo de aquellos días en los que empezaba a darse a conocer.
La iniciativa forma parte de la estrategia África 2022-2026 del Gobierno de Colombia y las reuniones estarán gestionadas por la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia.
Kien Opina