Desorden y anarquía en Incoder

Acaba de renunciar Tito Murcia, jefe jurídico del INCODER, el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, entidad que hace poco gerencia otro huilense, Rey Ariel Borbón, del grupo político del senador Hernán Andrade. Al congresista –quien se mueve como culebra cascabel en esos ambientes de la burocracia y los altos poderes- “le concedieron” esa entidad en un afán presidencial por obtener el apoyo general de los conservadores a su reelección (así como a otros senadores les dieron otras gerencias nacionales). De ahí a que Andrade hubiera escogido bien su candidato y éste a su vez a sus colaboradores hay una gran distancia. Con semejante nombre, Rey Borbón, muchos pensaron que el escogido era un miembro de la élite nacional, al que había que extenderle alfombra a su paso. Pero no. Se encontraron con un hombre menudito, provinciano, tímido y asustadizo ante el enorme poder que se ponía en sus manos. Su experiencia no había pasado de manejar como reyezuelo (no me refiero al pájaro europeo así llamado, sino al pequeño rey) la Corporación Autónoma Regional CAR, en los límites estrechos del Huila y unos paisanos generalmente sumisos. Borbón se ha enfrentado a situaciones muy complicadas: No ha logrado el respeto de su equipo principal, quizá por falta de autoridad profesional y exceso de despotismo. Tampoco ha conseguido enderezar el rumbo de un instituto que, según el mismo sindicato, “no tiene claridad misional”, tras la decisión nefasta –dice su presidenta, Débora Jiménez, de acabar con todas las entidades del sector agrario y crear el INCODER, pequeño, sin presupuesto, sin norte. Y –además- infectado de burocracia y politiquería. Y (para colmo de males) tiene por encima gente demasiado poderosa, con enormes intereses privados, dueños insaciables de tierra, con apellidos muy importantes y chequeras abultadas. El INCODER tiene como propósito fundamental “facilitar el acceso de las comunidades rurales a los factores productivos y bienes públicos, contribuyendo a mejorar su calidad de vida”. Bonita frase para tramitar tantos favores a los poderosos. Murcia, el jurídico que se va, sale de pelea con Borbón. Al parecer se cocinan otras renuncias, en un ambiente muy caldeado, desordenado y anárquico al interior del INCODER. Mientras tanto, los campesinos –según el periódico Realidad Rural- siguen entonando este estribillo: “Esto dijo el armadillo / allá arriba en la cañada / tanta tierra para uno solo / en cambio pal pobre nada / que nos manden godos o liberales / siempre resulta lo mismo”. @Artunduaga_