¿Dónde está Waldo?

Mié, 27/08/2014 - 09:38
‘¿Dónde está Waldo ahora?’ es el título de una serie de publicaciones que se propone como un juego: entre miles de personajes, cada uno con características individuales y oficios particulares
‘¿Dónde está Waldo ahora?’ es el título de una serie de publicaciones que se propone como un juego: entre miles de personajes, cada uno con características individuales y oficios particulares, hay que buscar a Waldo, el único que no hace nada pero es quien le da sentido al juego. Si buscas a Waldo con seguridad lo encontrarás, porque ahí está. Y a proposito ¿dónde estará Enrique ahora? Me refiero al que, en ‘Ayuda de Tareas’ de la Biblioteca Luis Ángel Arango -para que los niños no vayan a confundirse-, es calificado de importante periodista “considerado como uno de los hombres más poderosos actualmente en Colombia, ello debido al gran poder que la información confiere a quien la maneja”. ¿Quedó claro? Indiscutiblemente Enrique, nuestro Waldo, sabe de qué se trata ese ‘gran poder’. Antonio Caballero se inició en Alternativa, la revista de Enrique, y confesó que “escribir en la revista había reprimido su estilo y tono de escritura, puesto que cualquier artículo debía pasar por un consejo de redacción para ser corregido y aprobado. Su voz pasaba entonces a formar parte de la voz unívoca en la que se conglomeraba las otras voces del grupo de Alternativa”. Y en entrevista con Harold Alvarado Tenorio dijo Caballero que “la revista sirvió para que la izquierda dejara al menos por unos años de matarse entre ella. Mi trabajo consistía en rescribir todo lo que llegaba y todo lo que se proponía para su publicación”. En El Trompo (¿Lo recuerdan?) le hicieron una ‘entrevista’ a Doña Jac-Queen de Samper en donde dice: “Lo que más le gusta de Antonio Caballero: Que es el único caballero que no repite... que no repite lo que dice Enrique”. A propósito, ¿no les parece curioso que los pasquines con burlas al gobierno hayan desaparecido en estos últimos cuatro años? ¿No extrañan El Trompo o Larribista? ¿Será pura coincidencia que el primero fuera del ahora diario oficial El Tiempo y la segunda de Semana, la revista del régimen? ¿Dónde quedó ese derroche de ironías y de sarcasmos? ¿Cerraron luego de los miles y miles de millones entregados por el gobierno a esos medios? A nuestro Waldo también lo han llamado ‘El gran hermano’, y lo hizo Semana, la que dirige su hijo, cuando ‘analizó’ el artículo de Enrique, Yo estuve negociando con las FARC en Cuba, publicado por el periódico El Espectador. Con esa designación pretendían un juego de palabras por ser el hermano mayor del presidente Juan Manuel Santos, pero que hacía referencia indiscutible al personaje de 1984 de George Orwell. En 1984 ‘el jefe’ controla, en un mundo de pesadilla, no sólo el futuro sino también el pasado. Orwell decía que “ya de joven me había fijado en que ningún periódico cuenta nunca con fidelidad cómo suceden las cosas, pero en España vi por primera vez noticias de prensa que no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que se presupone en una mentira corriente”. Y continúa Orwell su reflexión, que pareciera escrita hoy refiriéndose a Colombia: “En realidad vi que la historia se estaba escribiendo no desde el punto de vista de lo que había ocurrido, sino desde el punto de vista de lo que tenía que haber ocurrido según las distintas ‘líneas de partido’. Estas cosas me parecen aterradoras, porque me hacen creer que incluso la idea de verdad objetiva está desapareciendo del mundo”. No hay distancia entre las palabras de Orwell con lo que estamos presenciando en Colombia donde vemos consternados como se utilizan viejos métodos de la antigua Unión Soviética. Por ejemplo, el llamado ‘proceso clásico’ comunista con "escenario minuciosamente preparado, 'confesiones' aprendidas y recitadas, gran despliegue de propaganda puesto en marcha en torno a ese espectáculo, etc." y Jacques Rupnik, en su libro La otra Europa. Crisis y fin del comunismo, dice: "si te detenían los nazis como disidente político, generalmente querían saber cuáles eran tus actividades, tus amigos, tus planes, y cosas así. Los comunistas no se conformaban con eso. Ellos ya sabían, al detenerte, qué tipo de confesión ibas a firmar. Pero no nosotros. Yo no tenía ni idea de que iba a acabar siendo un ¡’espía americano’!". ¿No les parece curioso, y muy curioso, el parecido con el tan sonado caso del ‘hacker’? En este momento, cuando no tenemos un presidente sino un emperadorcito que, iniciando su segundo periodo ha nombrado a sus amigos en cargos reinventados, convirtiéndolos en presidentes adjuntos con inmensos poderes, y con la justicia y los organismos de control de bolsillo, estamos presenciando el surgimiento de una nueva forma de totalitarismo. En una de sus últimas declaraciones públicas Enrique anunció, sin lugar a dudas, que era indispensable la reelección del ‘pequeño hermano’, y así fue ¡cómo no! Y ahora ocurre la humillación propinada a las Fuerzas Militares que hace parte del ‘gran espectáculo’, el que nos toca presenciar como hipnotizados espectadores. Esto y muchos otros graves hechos indican con claridad que este siniestro guión ya estaba escrito. ¿Quién lo escribió? ¿‘El gran hermano’? o ¿quién, o quiénes? ¿Qué nos tendrán preparado mientras nos preguntamos dónde estará Waldo ahora?
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