El matemático norteamericano, George Gallup, consideraba la opinión pública como el pulso de la democracia. A partir de esa premisa implementó un instrumento con el que se puede medir dicho pulso: las encuestas Gallup que desde 1930 ha tenido una aceptación casi universal.
Desde ese punto de vista lo que piensa cada ciudadano cobra alguna validez. Fuera de ser un instrumento de medición la encuesta sirve para fortalecer la democracia ya que complementa al voto haciendo más dinámica la participación ciudadana.
Las repercusiones de las decisiones políticas sobre cada una de las personas, como parte de un grupo social, hacen de las opiniones de los ciudadanos algo que necesariamente debe ser tenido en cuenta por sus gobernantes. Aunque puede llegar a ser muy grande la influencia de los medios que han logrado ganar alguna credibilidad y la propaganda del gobierno, se puede esperar de la opinión pública veredictos como si se tratara de un jurado de conciencia que representaría la justicia popular en un elevado sentido.
La diferencia más palpable entre la opinión pública y la de los expertos o los políticos es que la primera surge de una experiencia directa de la realidad mientras las otras dos están alejadas de las consecuencias que acarrean las decisiones políticas. Por ello los ciudadanos reclaman el derecho a ser escuchados y tenidos en cuenta ya que es el destino de cada uno el que está en juego.
En Colombia, las encuestas sobre temas políticos se pusieron de moda y, como si se tratara de los pronósticos del tiempo, se leen algunas veces con credibilidad y otras con una buena dosis de escepticismo. Por parte de los gobernantes han venido siendo utilizadas para justificar decisiones con el pretexto de que son el reflejo de las mayorías. De ahí el riesgo de que sean manipuladas ya que por lo general son contratadas por el gobierno o por partidos políticos afines al mismo gobierno.
Aunque nos acostumbramos a las encuestas para la mayoría no significan mucho por no sentirse representada ni identificada con la minoría que ha sido consultada. Por eso el público se vuelca masivamente cuando se proponen encuestas de libre participación en los medios o por internet, como las que se dieron recientemente con el anuncio de Juan Manuel Santos de buscar la reelección.
Esta oportunidad fue aprovechada por miles de colombianos y los resultados no podrían ser más reveladores:
En la encuesta promovida por El Colombiano a la pregunta ¿Votaría usted por Juan Manuel Santos para que sea Presidente de Colombia por segunda vez?
Si 3,3%
No 82,1%
Lo estoy estudiando 1,2%
No voté por él y no lo haría 13,4%
Y a la pregunta ¿Por cuál de los siguientes precandidatos o candidatos votaría a la Presidencia de la República?
Juan Manuel Santos 3,2%
Óscar Iván Zuluaga 58,4%
Clara López 2,5%
Enrique Peñalosa 2,0%
Antonio Navarro 0,6%
Voto en blanco 32%
En Minuto 30.com a la pregunta ¿Votaría usted por Juan Manuel Santos en su aspiración reeleccionista?
No 93%, (5.247 votos)
Si 6% (324 votos)
NS / NR 1% (69 Votos)
Total de encuestados: 5.640
Hace poco escuché a un experto en el tema referirse con desdén a ese tipo de encuestas. Aunque estuve de acuerdo en algunos de sus argumentos, como por ejemplo que no pueden verificarse ya que no siguen las pautas de los sondeos profesionales, considero que son indicadoras de un estado de cosas y una manifestación de la ciudadanía.
Hace pocos meses presenciamos otro fenómeno similar, aunque de otras proporciones, cuando más de un millón de colombianos votamos en el sondeo que promovió History Channel para elegir quién se llevaría el título de El Gran Colombiano. “Álvaro Uribe Vélez fue elegido por los colombianos como la personalidad más destacada del país. Se computaron 1.132.190 votos. La masiva participación, demuestra que El Gran Colombiano es cada hombre y cada mujer, dispuestos a revisar la historia de su país y su gente” dice la página de ese canal.
De los expresidentes del último siglo, Álvaro Uribe recibió 30,3% de los votos y César Gaviria tan sólo 0,09%.
Inmediatamente se escucharon las voces de protesta y de rechazo de quienes, desde un lugar privilegiado en los medios, quisieron minimizar la contundencia de esos resultados. Ahora, con los sondeos acerca de la reelección de Santos también se escuchan opiniones que niegan ver, en estas manifestaciones espontaneas, muestras de la posición de los ciudadanos frente a la perspectiva de otros cuatro años de este gobierno cuando en realidad son una voz de rechazo a esa odiosa perspectiva.
Encuestas y sondeos de opinión
Mié, 27/11/2013 - 05:49
El matemático norteamericano, George Gallup, consideraba la opinión pública como el pulso de la democracia. A partir de esa premisa implementó un instrumento con el que se puede medir dicho pulso: