Guerra

Jue, 23/08/2012 - 00:31
 
 
   

GuerraSebastián Junger Crítica 1 edición Barcelona, 2011

Portada de la edición española de 'Guerra' ('War'), libro de Sebastian Junger - Diseño de cubierta: Jaime Fernández / Copyright de ilustración: Corbis

  La GUERRA, con mayúsculas, siempre ha sido la constante de la humanidad; como sino trágico se cierne sobre los hombres para recordar que siempre hay hambre de poder, de odio, de conquista, de sumisión, en fin tantas pasiones que convergen en el individuo, tanto como persona y como grupo. El corresponsal de guerra Sebastian Junger y el fotógrafo Tim Hetherington (éste último muerto mientras cubría el conflicto libio), estuvieron conviviendo con un pelotón del ejército de Estados Unidos, en el conflicto de Afganistán, por más de quince meses. Esto también sirvió para hacer el documental Restrepo merecedor de varios premios y distinciones. No sobra recordar que las montañas afganas han sido sempiternamente lugar de luchas y conflictos en donde los grandes imperios nunca han podido establecerse de una manera consolidada; ni las conquistas persas, ni la invasión helénica de Alejandro Magno, ni las arremetidas del imperio Mogol de la India; ni las invasiones mongolas; ni el poderoso imperio británico; ni el todopoderoso Ejército Rojo Soviético y ahora la conjunción de fuerzas de la Otan encabezadas por la más grande potencia del planeta han podido doblegar y someter completamente a un pueblo aguerrido, prendado de sus creencias, formas sociales y culturales. En este libro, Junger narra las vivencias de un grupo de soldados en el Valle de Korengal, perdido entre las montañas afganas y limítrofe con Pakistán, para controlar el paso de terroristas talibanes entre los dos países, con su estela de muerte y destrucción. Aquí no se habla de grandes batallas, ni de luchas monumentales; es el diario vivir, cual bitácora de barco, que se recoge a través de la narración de Junger, en donde el individuo, sin dejar de serlo, pasa a formar parte de un grupo unido que como un solo cuerpo debe afrontar su lucha, su responsabilidad. Inicia el periplo antes de llegar, con un viaje en tren por Italia, antes de alcanzar las montañas centroasiáticas, en donde el soldado O´Byrne y otros miembros del grupo en compañía del médico de campaña Juan Restrepo, colombiano y habitante de La Florida, están organizando su viaje. Ya en Afganistán y en las primeras escaramuzas, el doc Restrepo, querido y admirado por todos, es objeto de un ataque y fallece. Esto genera una gran desazón en el grupo y en una arriesgada estrategia logran consolidar un puesto de avanzada en el Valle, al que denominan en su honor como Restrepo, el cual se constituye en el puesto de avanzada más riesgoso del ejército de los Estados Unidos en todo el mundo. Muestra Junger como se establece el puesto, la construcción de las barricadas con cestos, cual gaviones de piedra y conglomerado, los contrachapados, los equipos de campaña, las mochilas con material para las patrullas, las raciones, la mascota, la guitarra, entre otros aspectos. También el libro presenta el sentimiento de  hermandad, de solidaridad y compañerismo entre los responsables del puesto; en donde como ha sido a “lo largo de la historia, los hombres han elegido morir en combate junto con sus amigos, antes que huir y sobrevivir en solitario”. Igual muestra relaciones con los nativos; desde discusiones porque puede haber abusos en los ataques, que por virtud de la lógica del combate, pueden alcanzar a población civil, sin que esta sea la intención, hasta negociaciones porque una vaca se enreda en la alambrada y hubo necesidad de sacrificarla. Trata Junger con este libro ser un observador imparcial; analiza cual psiquiatra los comportamientos de los individuos, su adrenalina en el combate, su fuerza extra cuando las circunstancias así lo requieren; su dolor cuando la muerte toca a uno de los suyos. Obviamente, al final siempre hay una tendencia, por más objetivo que se busque, a mostrar al soldado como un ser bueno que es, a pesar de los conflictos anteriores de su enlistamiento; en las peores circunstancias, y la guerra es un escenario en donde afloran con más sentimiento, el individuo muestra, paradójicamente, toda su humanidad. Junger lleva al lector hacia su propia comprensión del ser humano; no importa aquí la geopolítica, ni la religión, ni la economía, incluso ni la patria misma; es el sentido de la responsabilidad simple, tal como lo dicen los destacados en Restrepo: “porque quiero a mis hermanos, los quiero de verdad. Porque esto es una hermandad. Poder salvar su vida para que puedan vivir me parece que vale la pena. Y todos ellos lo harían por mí”.
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