Entró en funcionamiento una estrategia perversa que tiene como único propósito proteger los intereses del Presidente de la República y de los miembros del secretariado de las FARC. Tanto Santos como “Timochenko” y sus alegres muchachos requieren con urgencia hacerle creer a la población, hastiada de la violencia irracional de la guerrilla, que soplan vientos de paz y que ese barco del proceso que hoy se tramita en La Habana solo puede llegar a buen puerto, si Juan Manuel Santos continúa atornillado al timonel del poder.
El irrisorio cese al fuego (apenas 8 días) propuesto de manera unilateral por las FARC tiene como objetivo manipular la voluntad popular para incidir de manera directa en el resultado electoral de los próximos días. A Santos no le ha bastado aliarse con Samper, Gaviria, Vargas Lleras, Yair Acuña, Petro y demás especímenes de la pintoresca fauna política, sino que, además, en medio del desespero por una inminente derrota, hace gala de su oportunismo proverbial y echa mano de la paz para utilizarla con fines personales, a través de una alianza política descarada con las FARC. ¡Qué horror: terroristas pronunciándose a favor del Presidente, y este, a su vez, haciéndose el de “la vista gorda” ante las atrocidades de aquellos! Por algo similar, fueron a la cárcel un centenar de políticos relacionados con las Autodefensas.
No es casualidad, ni mucho menos un acto de generosidad, que el cese al fuego propuesto por las FARC empiece a operar justo una semana antes de la primera vuelta presidencial. El tal cese tiene dos propósitos, es una jugada a dos bandas: por una parte, busca desviar la atención sobre un hecho de una monstruosidad indescriptible: las FARC utilizaron a dos “niños bomba” para a atacar a la fuerza pública, y, por otro, favorecer de frente la reelección de Santos, pues ya las FARC le cogieron “el bajito” al Presidente y saben que pueden hacer y deshacer con él.
Si a Santos de verdad le importara Colombia, habría mandado al carajo a las FARC, tan pronto se conoció la noticia de los “niños bomba” de Tumaco. No puede haber indulgencias o perdón para aquellos que cometen crímenes tan abominables; mucho menos en medio de un proceso de paz. Como a Santos solo le importa reelegirse, en ese cometido hará alianzas con el mismísimo Lucifer, de ser necesario.
Las cosas están así: de seguro habrá segunda vuelta. Si Santos gana la primera vuelta (algo francamente improbable), las FARC mantendrán el cese al fuego hasta la segunda; pero si Santos pierde en la primera vuelta (que es lo más seguro), las FARC arreciarán los ataques a la población civil, la quema de pueblos, los asesinatos y demás crímenes a los que están acostumbrados, con la intención de presionar por cuenta del terror y el miedo a los votantes, para que en segunda vuelta elijan despavoridos a Santos.
La trampa está clara y no podemos caer en ella. No debemos hacerle el juego a Santos y a las FARC. Lo que viene ocurriendo es una señal inequívoca de que, si Santos llega a reelegirse, las FARC ejercerán el poder a su lado y tendrán la batuta en las decisiones importantes del Estado. Con el candidato-presidente vamos rumbo al Castro-Chavismo versión Santista, que ha de ser peor.
Ningún proceso de paz justifica que se le entregue en bandeja de plata el país, a quienes tanto daño han causado.
La ñapa I: Desde hace 2 años vengo sosteniendo que Santos no se reelige. El tiempo me está dando la razón. La gente votará contra Santos.
La ñapa II: El Consejo Nacional Electoral es una cloaca: lo que le hicieron a Marta Lucía Ramírez es un burdo prevaricato.
La ñapa III: Electricaribe y sus directivos dan asco.
La ñapa IV: La ruptura entre lo que piensan los grandes medios de comunicación y la gente en las calles es total. Ya es hora de que se sintonicen con el pueblo.
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La trampa de Santos y las FARC
Dom, 18/05/2014 - 17:10
Entró en funcionamiento una estrategia perversa que tiene como único propósito proteger los intereses del Presidente de la República y de los miembros del secretariado de las FARC. Tanto Santos co
