Difícil fue creer lo sucedido el viernes pasado en Noruega, donde el ultraderechista e islamófobo Anders Behring Breivik confesó el doble ataque en Oslo. Difícil aceptar tal situación en una región donde es alta la calidad de vida y donde brilla la tolerancia en su presencia.
¿Qué pensarán las autoridades noruegas, hoy víctimas del terrorismo? ¿Qué estará pensando la Corte Europea, equivalente en ese continente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuando Noruega posa hoy como víctima del terror?
Pretender que los noruegos quiten algún día esa impronta del terror puesta en el consciente colectivo por un extremista de ultraderecha va a ser muy difícil, por no decir imposible. Y más donde por años, por no decir nunca, se evidenciaron hechos tan reprochables, cobardes e inmisericordes con la naturaleza humana. Los colombianos que por varias décadas hemos sufrido y sentido el terror, la zozobra y el miedo, nos solidarizamos con el pueblo noruego que ha sido lamentablemente tierra fértil para la siembra de la mala hierba del terror y la violencia.
Los colombianos estamos seguros de que ningún país del mundo, ni ninguna organización extremista de derecha o ultraderecha estará de acuerdo con los hechos perpetrados ese oscuro viernes por Anders Behring Breivik. Dudamos que tal situación suceda, y estamos convencidos de que si ha de salir alguna organización o algún extremista más congraciándose con tales hechos, los colombianos y la comunidad internacional repudiarán tal desafuero.
Estamos seguros de que la política frente al terror del gobierno noruego y Escandinavia va a cambiar, y estarán atentos con movimientos que puedan amenazar la concreción de actos terroristas; si no lo hacen, estarán condenados a padecer mucho más que lo que ocurrió ese viernes. Quienes hemos vivido el terror de cerca sabemos que no tomar cartas en el asunto darán largos y extensos campos de acción para quienes motivados por pasiones políticas o religiosas se hagan sentir matando, masacrando y colocando carros bomba a diestra y siniestra. De eso los colombianos podemos hablar con toda autoridad, el terrorismo sea en la forma que se ejecute, por los motivos políticos que sean, bien de izquierda ó de derecha, hay que repudiarlo, no tiene justificación alguna.
Hoy en Noruega un “supuesto” loco detonó un carro bomba, quizás con más avances tecnológicos que los de Colombia. ¿Será que esas ONG que se albergan y mueven a diestra y siniestra en Escandinavia con el supuesto apoyo moral a las Farc, no advierten que aquí, mucho menos avance, se hace más daño?
A los noruegos no les había pasado, no lo pensaban, tampoco lo creían cuando ocurrió; ahora que el terrorismo ha llegado a sus países (los escandinavos), que se consideraban intocables por la mala semilla del terror, ¿seguirán con la tolerancia y el apoyo a las Farc?
Ojalá el gobierno noruego caiga en la cuenta y deje de tolerar a las Farc, organización terrorista que hace daño al pueblo colombiano. El mensaje también cala en Suecia y Dinamarca, donde “filantrópicamente” apoyan económicamente a las Farc, y donde seguramente también se sienten intocables por el terror absurdo de quienes creen que por vías de la violencia pueden imponerse ideas.
Twitter: @g_rodriguezm
Las nuevas víctimas del terror
Mié, 27/07/2011 - 00:00
Difícil fue creer lo sucedido el viernes pasado en Noruega, donde el ultraderechista e islamófobo Anders Behring Breivik confesó el doble ataque en Oslo. Difícil aceptar tal situación en una regi