Por solicitud de los lectores principié a hablar de los aires vallenatos y dediqué dos entregas al merengue y una al paseo. Ya es hora de continuar con otro de los cuatro aires de nuestro folclor, el más alegre y el más jocoso: La puya.
Sin duda alguna este es el aire vallenato de mayores raíces africanas y una manera de satirizar por parte del negro las distintas formas de explotación, dominio y sometimiento que históricamente el blanco ha ejercido en su contra. Por eso, Ciro Quiroz afirma: “En los Yorubas, la puya fue suprafísica y se utilizó para incitar a los dioses; física, al utilizarla los negros de manera irónica contra la opresión del blanco”.
Es indudablemente la mejor forma de decir indirectas cantadas, lo que corrobora su origen africano. Esa es una de las características y uso de la música en ese continente; pero la puya no es solo canto y letra, sino que también contiene un ritmo y no pocos afirman que este es preponderante y de origen netamente indígena. Uno de ellos es el historiador criollo Tomás Darío Gutiérrez, quien comprueba que los parámetros rítmicos y melódicos son los mismos a los de la puya vallenata actual.
En fin, es posible que la puya negroide y la aborigen se fusionaran para dar origen al ritmo de la actualidad. Seguramente, cuando se conformó la trilogía (acordeón, caja y guacharaca) fue el primero de los cuatro que subsiste en este folclor y es, hoy por hoy, el que se encuentra en mayor peligro de extinción. Algunos le adjudican ese riesgo a su limitación melódica.
En su expresión rítmica este aire tiene origen en el canto de algunos pájaros, que antes de llegar el acordeón los indígenas imitaban con gaitas, pero una vez se incluye el canto, sus versos son satíricos, hirientes y cortos; con una característica común en sus inicios, el protagonismo de los animales en las letras, e incluso en sus títulos, ejemplo: El Pajarito de “Pacho” Rada, La Zoológica de Nafer Durán, La Puerca Mona de Victor Camarillo, La Puya de los Pájaros de Sergio Moya Molina.
La puya vallenata es considerada hoy el aire determinante y definitivo para que un acordeonero se pueda coronar Rey de cualquier festival vallenato, es en ella donde se puede demostrar la habilidad y velocidad en la digitación de los pitos; como el son es fundamental para conocer qué tanta experticia se tiene con los bajos.
En el concurso de la canción inédita del Festival de la Leyenda Vallenata han ganado hasta hoy las siguientes Puyas: La puya Almojabanera (1989) de José Francisco Mejía, La puya del folclor (1998) de Luis Ramírez, Los Barrios del Valle de Wiston Muegues , La estratificación (2001) de Wiston Muegues.
Las puyas vallenatas más conocidas o con mayor difusión, han sido: Pedazo de Acordeón, La Vieja Gabriela, La Fiesta de los Pájaros, La Sanguijuela, Upa ja, Cuando el Tigre está en la cueva, entre otras.
Wiston Muegues, un compositor festivalero por excelencia, compuso una puya titulada La Estratificación, ganadora del Festival de la Leyenda Vallenata que confirma la teoría de que la puya es sátira pura, ella dice:
“Mi compadre Cerbelión vino al Valle desplazado
hizo con cartón y palos un rancho en una invasión
y por la estratificación va a tener que abandonarlo.
Él no era ni estrato cero y lo pasaron para el cinco
es un pobre jornalero que lucha el pan de sus hijos
le aumentaron los servicios sin motivo y sin razón
el vive en una invasión y que vive en Novalito.
Le quedaron los muchachos este años sin estudiar
él los fue a matricular y le cobraron por estrato
pobre del compadre mío hoy se alumbra con mechón
va a coger agua en el río y usa la plancha e’ carbón
le cocinan el fogón con unos chamizos secos
le tocó que abrir un hueco pa’ una taza campesina
y hasta mató su gallina para hacerse un abanico
pobre de mi compradrito ya no sale ni a la calle
yo si conozco el detalle y es su mala situación
y lo mismo de Cerbelión hay mucha gente en el Valle.”
jorgenainruiz@gmail.xcom
Las puyas vallenatas
Vie, 11/02/2011 - 09:01
Por solicitud de los lectores principié a hablar de los aires vallenatos y dediqué dos entregas al merengue y una al paseo. Ya es hora de continuar con otro de los cuatro aires de nuestro folclor, e