Lo que va de Grecia a Colombia

El mundo vive una complicada crisis económica, como consecuencia de la restricción en el crédito, la caída del sector de la construcción, el asistencialismo estatal y la fluctuación en los precios del petróleo, entre otros factores. La mezcla de esos componentes ha ocasionado un aumento de la inflación, la desaceleración de la economía y un crecimiento exorbitante del desempleo, sobre todo en gran parte de Europa y América. Casi ningún país ha quedado por fuera del estropicio: Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo, hace unos años, también pagó su cuota de sacrificio; apenas se están recuperando. Por cuenta de la entrega de hipotecas a personas de bajos recursos, que además no contaban con garantías para responder por el crédito, el coloso del norte por poco se desploma. El turno es para Grecia, la tierra de Sócrates, Platón y Aristóteles, los filósofos más importantes de todos los tiempos, lugar en el que también nacieron reconocidos y afamados políticos, reyes, pensadores, escritores y guerreros, como Alejandro Magno, Demóstenes, Anaxágoras, Pitágoras, Antígono, Filipo de Macedonia, Arquímedes, Hipócrates y tantos otros genios que, de mencionarlos, no habría espacio en este artículo. El legado griego para el pensamiento y el desarrollo humano es de una grandeza incalculable. La chispa de la inteligencia se encendió en ese hermoso país enclavado en el mediterráneo, hace ya bastantes siglos. La mitología griega, los tratados sobre la Lógica, la Ética, la Metafísica, la Estética, la Física, la Retórica, el concepto de la “Polis”, y la majestuosidad del arte y la arquitectura bizantina, constituyen una herencia helénica, que el resto del planeta jamás tendrá cómo pagar. Grecia ha caído en una cesación de pagos de su inmensa deuda, como le ocurrió a la Argentina en el 2001, con el agravante de que, al hacer Grecia parte de la Unión Europea, el impacto es mucho mayor internamente y frente a los otros países de la comunidad, y en euros, que no es lo mismo. Pese a los rescates financieros del Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, los griegos no pudieron salir del hueco fiscal, y hoy el país está abocado al abismo, en medio de la desesperanza y la incertidumbre. Bajo la autoría de varios gobiernos en Grecia, los datos macroeconómicos fueron falsificados y el Estado prácticamente renunció a su obligación de recaudar impuestos: la evasión impositiva es similar al monto de la deuda, y, para completar el espantoso cuadro, el Banco Central Europeo se hizo el de la “vista gorda”: la economía griega desde hace años mostraba síntomas de enfermedad crónica. No cabe duda de que la irresponsabilidad política ha llevado a Grecia al peor de los mundos. Si por Grecia llueve, por Colombia no escampa: los impuestos son impagables (más del 40 %), la revaluación disparada, al igual que el desempleo; el dólar a punto de pasar la barrera de los 3000 pesos; el barril de petróleo está a menos de 60 dólares; el peso cayó a su nivel más bajo en once años; el precio del carbón, por el suelo; la economía, desacelerada, y la construcción, estancada. De remate, la economía China ha perdido impulso, lo que ocasionará que disminuya la demanda de materias primas que Colombia exporta a ese país. De lo que exportamos a Venezuela es mejor no hablar: esa platica se perdió. El panorama es muy oscuro; lo demuestra el último anuncio del Ministro de Hacienda en ese sentido. “Austeridad Inteligente” es el eufemismo que el Gobierno ha implementado para esconder que la cosa es grave.  Si los griegos, con toda su historia, están pasando tan mal momento, imagínense lo que le espera a un país como el nuestro sin cultura y tradición, y, sobre todo más marrullero, en lo político. No quiero ser apocalíptico, pero ni los dioses griegos podrán salvarnos de la debacle económica que se avecina. ¡Están advertidos! abdelaespriella@lawyersenterprise.com