Los verdes piden la palabra

Vie, 15/02/2013 - 09:02
Por estos días en que todo el mundo anda con pies de plomo para ver cómo se acomoda en el maremágnum de las elecciones presidenciales y sus umbrales parlamentarios, el Partido Verde se ha vuelto a
Por estos días en que todo el mundo anda con pies de plomo para ver cómo se acomoda en el maremágnum de las elecciones presidenciales y sus umbrales parlamentarios, el Partido Verde se ha vuelto a cotizar. Los casi 500 mil votos que debe sacar obligatoriamente para sobrevivir se vuelven hoy en día atractivos para cualquiera. Sobre todo porque la pica en Flandes que creía haber puesto, cual visionario, el presidente Juan Manuel Santos cuando convocó a los verdes para que formaran parte de su Unidad Nacional, no está completamente sembrada. Y como Dios es muy grande, no prosperó, como pretendían algunos congresistas, el transfuguismo ni el voltiarepismo; luego por inercia se esfumaron los conatos de división y las ganas de hacer tolda aparte de varios de los verdes díscolos. Para mantener el umbral y garantizar su supervivencia el Partido verde tiene la obligación de mantenerse unido. Ahora a Mockus, Fajardo, Peñalosa y Lucho les toca juntos aunque no quieran estar revueltos y para no perder hacha, calabaza y miel, se impone jugar el único juego que les queda, el de ganar- ganar. El principal problema por resolver es que algunos de los Verdes no están muy cómodos con el rol que juega su partido en la Unidad Nacional. Y sin que se exprese claramente hay varios sectores que no ven con buenos ojos la reelección de Santos. Razón por la cual la semana pasada la Junta Directiva Nacional discutió acaloradamente la idea de no continuar en el gobierno y de pensar seriamente en su agenda propia, aunque finalmente  se decidió que su Presidente Vocero, el representante Alfonso Prada, le enviara una carta al presidente Santos en la que le pusiera los puntos sobre las íes y le exigiera un trato diferente en el escenario gubernamental. Prada hizo la tarea y en una carta le recordó a Santos que en la Conferencia Nacional del Partido Verde le sugirieron convocar a la Mesa de la Unidad Nacional para deliberar sobre los grandes temas de la nación, pero que lamentablemente ésta no se ha dado aún, mientras que solo se enteran de las decisiones del Gobierno en temas como la reforma a la salud y a las pensiones,  gracias a los medios de Comunicación. En un tono más diplomático que el que esperarían las directivas de su partido, el representante verde pide que la Unidad Nacional tenga como mínimo unidad de criterio y que se dé la discusión interna en el gobierno. Ese enfrentamiento entre Ministros, por urgencias de la agenda legislativa y el contenido de los proyectos de Pensiones y Salud, le parece deplorable, máxime cuando en reiterados debates los verdes han dicho que el tema de la Salud es una prioridad inaplazable y que el Gobierno aún no ha presentado su tesis al respecto. El Vocero del partido Verde le dice a Santos que vislumbra un debate más de vanidades y aspiraciones personales que de verdaderos alcances de Estado o de defensa del interés general. Hace especial énfasis en la ausencia de deliberación en los temas ambientales como el del Tayrona, Santurbán, El Timbo y el desastre Natural del Carbón en Ciénaga. Para Prada se evidencia la necesidad de que las locomotoras de la minería y el ambiente definan sus prioridades que a su juicio el Partido Verde las tiene claras en defensa de los ecosistemas colombianos. La carta verde dice que el Gobierno le quedó debiendo a su partido argumentos y definiciones sobre la legalización de drogas sintéticas, la crisis penitenciaria y el nuevo régimen penitenciario y la situación de los presos en las cárceles, debate aplazado durante dos años. Y recuerda en tono de reproche el vergonzoso episodio de la Reforma a la Justicia que sigue siendo una asignatura pendiente pero que desde su hundimiento no volvió a ser tema del Gobierno. Pero sobre todo pone el dedo en la llaga cuando habla de lo esquivos al debate, en la Mesa de la Unidad Nacional, sobre el proceso de paz, sus avances, alcances y tiempos. Para Prada no es clara ni se ha discutido entre el gobierno y sus aliados la reforma política con sus implicaciones en el proceso de paz, ni la forma como participarían los nuevos partidos que surgirán del proceso y mucho menos sobre las garantías a la existencia misma de la oposición o de las minorías en Colombia. Prada interpreta el querer de la Junta Nacional de los verdes y pide al presidente que si su propósito es mantener activa la Unidad Nacional, la convoque con premura para deliberar y para mostrarle al país que los partidos que la integran tienen las 'neuronas' suficientes para construir entre todos la agenda que el país espera frente a estos temas expresados. Queda en el ambiente la idea de que los Verdes quieren jugar un papel más protagónico y que no hay total satisfacción en sus filas con lo que hace la Unidad Nacional. Y en honor a la verdad es una exigencia válida si se tiene en cuenta que el gobierno Santos ha emprendido la tarea de terminar con el conflicto armado y que eso requiere un compromiso real con la paz. El Partido Verde por haber sido la fuerza que se opuso al uribismo precisamente por su política de guerra es tal vez el convidado más apreciado en la coyuntura de la negociación. La mayoría de sus dirigentes tiene mucho que aportar en las soluciones postconflicto. Su compromiso social, su vocación ambiental y su perspectiva sostenible los coloca en una posición privilegiada a la hora de definir acuerdos con polo a tierra y con democracia, de cara a las expectativas de los insurgentes reincorporados. Santos tiene hoy que pensar que la Unidad Nacional debe girar en torno a la paz y las garantías a los guerrilleros reinsertados con sus aspiraciones políticas. Y en todo caso, más que los conservadores, más que los liberales y por supuesto mucho más que los del partido de la U, los verdes tienen como ayudar en temas de paz y reconciliación. No vale la pena desperdiciar un Fajardo o un Mockus en las salidas postconflicto. No es inteligente ignorar que en los verdes se concentra un buen número de exmilitantes de esa antigua izquierda radical que hoy es la más radical contra la guerrilla, pero que tiene las neuronas para comprender que el proceso de paz se construye con democracia. Peñalosa ha mostrado que sabe pensar en el interés general y que su agenda pasa por la democratización de la política. Y Lucho es una trayectoria de búsqueda de soluciones concertadas. Estos exalcaldes son un activo para cualquier negociación y la reconstrucción. No puede Santos quedarse tranquilo con sus votos de la U sobre todo si hoy están en franca disputa con su exjefe. Que no se equivoque Santos, hoy necesita más que a nadie a los verdes, a riesgo de que el fiel de la balanza no lo favorezca en su pelea con Uribe. Si piensa en la gloria puede quedarse con el poder, pero si piensa en el poder puede perderlo y perder la gloria. El tema de la paz requiere de mucha grandeza y sus aliados tienen que estar por esos lados. Los verdes la han exhibido quizás más que muchos otros. Santos no puede dejar que el árbol de los votos no lo deje ver el bosque de la paz.
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