A propósito de la desaparición de la senadora Gilma Jiménez el vocero del Partido Verde, el representante Alfonso Prada, dijo que los verdes ahora sí difícilmente alcanzarían el Umbral. Esa Verdad, mal dicha, pone al partido aún más en calzas prietas. Porque en efecto la senadora defensora de los niños había alcanzado una votación que podía llegar a ser el 40% de lo que requerirán los verdes para sobrevivir como partido gracias a la reforma política que obliga al umbral electoral, pero en boca de su propio vocero la convierte en la profecía autocumplida. Es una sentencia derrotista por anticipado.
Es verdad que partidos como Cambio Radical, el Polo Democrático, Progresistas y los verdes la están viendo peluda, como se decía en el colegio, para alcanzar los casi 450 mil votos que les garantizarían la supervivencia como colectividad, pero en política como en la bolsa una afirmación temerosa se puede convertir en temeraria. Si había dudas sobre el umbral verde, con la partida de la senadora más votada y la confesión del dirigente del partido las acciones verdes se han ido aún más a la baja.
Si a eso se le suma que las concepciones en la coyuntura actual son casi antagónicas entre sus dirigentes, entonces el futuro verde se ensombrece todavía peor. Un Enrique Peñalosa que ya se lanzó al ruedo como precandidato verde pero que entraría frontalmente a desmarcarse de la reelección del Presidente Juan Manuel Santos, un Lucho Garzón que se nota por el contrario que ya apostó por la reelección de Santos y un Antanas Mockus que se acerca nuevamente deja ver que la reelección de Santos no es lo que más lo seduce, pero que no le caminaría a Peñalosa.
Y aunque gracias a las gestiones de los Mockusistas el fajardismo decidió retomar las riendas y las banderas del partido y esto sumaría notablemente la votación verde, no se ve claramente cómo se llegaría al umbral. Por ese camino no queda otra salida que recurrir a la unidad de acción, como les gustaría llamarla a algunos sectores de izquierda, con el Progresismo, es decir monda y lirondamente con su representante Antonio Navarro Wolf.
De esa manera se arreglarían las cargas tanto para Progresistas, que ya no tendrían que salir a recoger firmas como para los verdes y para tendencias suyas como Reverdecer a los que se les abriría la posibilidad de juntar voluntades no santistas y no filouribistas para volver a soñar con la tercería verde. En este caso el peñalosismo podría ser el derrotado porque es claro que ellos no quieren nada con Petro y por ende con su partido progresista, lo cual no trasnocha a los que confían en que la alianza sea justamente con ellos.
Lucho y Prada quedarían en sus propias encrucijadas porque si no quieren a los progresistas y le apuestan a la reelección de Santos, eventualmente pueden quedar como Davivienda, en el lugar equivocado. El peñalosismo sin los votos de Gilma y con un Prada más cerca de Santos que de la candidatura de Peñalosa, quedaría bastante reducido dentro del Partido. El Luchismo jugando a dos bandas, por un lado con la reelección de santos y por el otro apostándole a la cámara de su hijo en alianza con Reverdecer y con progresistas.
En ese escenario resulta oportuna y gananciosa la llegada de Navarro a los Verdes, o mejor la llegada de los progresistas. No sólo se conquista una importante votación alternativa sino que se animarían los sectores mockusianos y se complementaría la tarea de los fajardistas encabezada por Alonso Salazar, coadyuvada por la representante Angela Robledo y seguramente en coordinación con el senador John Sudarsky. Lástima que Antanas no lo vea bien pero sí se decidiera por encabezar senado otro gallo cantaría para los verdes: el umbral estaría más que asegurado.
Navarro curiosamente hoy oxigenaría a los verdes. Seguramente sería el gran ganador en una consulta verde y generaría un nuevo ejercicio democrático en el partido. Si además se invita a personajes como Eduardo Verano de la Rosa, Ingrid Betancur, José Antonio Ocampo o Cecilia López a que se la jueguen en una consulta por la tercería se vuelve a agitar el cotarro y se prenderán nuevamente las ilusiones verdes. En ese escenario hay que insistirle a Peñalosa en que participe en la consulta verde, que bien vale la pena que se le mida y se mida.
Pero todo esto dependerá de que Navarro acepte el reto y los progresistas se metan al Partido Verde, entre otras razones porque hoy necesitan aliados frente a la embestida mediática jurídica y política que le hace por estos días la derecha al alcalde de Bogotá Gustavo Petro, respecto de quien, si bien ha cometido errores que se pueden ver como haber dado papaya, las fuerzas democráticas deben cerrar filas para que la caverna conservadora empotrada en la Procuraduría no se salga con la suya.
Justamente Antonio Navarro que pasa por uno de sus mejores momentos se volvería una garantía para balancear las disímiles fuerzas en el interior del Partido Verde. Es un símbolo de la lucha democrática, de las ventajas de la reinserción y de la ética en la administración de lo público. Es un hombre que comprende las luchas entre las extremas y que sabe de la necesidad de prepararse para el postconflicto. Es un estudioso de los procesos de paz y es un demócrata que cabe perfectamente en los postulados que originaron la Ola Verde.
Por esto no queda otra salida que gritarle, desde las entrañas de los demócratas verdes, a Navarro que con Fajardo y Mockus: Salven Ustedes el Partido Verde. La vida da segundas oportunidades y Navarro sí que sabe de eso. Mockus y Fajardo saben que la persistencia es un capital valioso y que la coherencia es su sello de calidad al que no deben renunciar pero sobre todo que en la política hay que saber leer los ires y venires de la historia, sus coyunturas y sus momentos. En sus manos, juntas, está la salvación del Partido Verde.
Navarro: Salve Usted el Partido Verde
Mié, 17/07/2013 - 09:02
A propósito de la desaparición de la senadora Gilma Jiménez el vocero del Partido Verde, el representante Alfonso Prada, dijo que los verdes ahora sí difícilmente alcanzarían el Umbral. Esa Verd