No empobrezcamos el debate

Dom, 22/11/2015 - 07:30
Un singular debate sobre la pobreza presenciamos esta semana en Bogotá. De un lado, el concejal Miguel Uribe Turbay, alegando que la pobreza aumentó en la Administración Petro. Y señala que ello e
Un singular debate sobre la pobreza presenciamos esta semana en Bogotá. De un lado, el concejal Miguel Uribe Turbay, alegando que la pobreza aumentó en la Administración Petro. Y señala que ello en especial ocurrió en 5 localidades de la ciudad. En el otro, Gerardo Ardila, quien como Secretario de Planeación, recuerda el positivo desempeño de los indicadores sociales de Bogotá en los últimos doce años, incluyendo los cuatro años de la denominada Bogotá Humana. Un debate que siempre tiene vigencia, pero que como otros esta vez puede empobrecerse si el rigor es sustituido por la altísonancia y el sectarismo. Hábilmente, Uribe Turbay ejerciendo su rol de opositor político echó mano de información de la propia Secretaría Distrital de Planeación y del enfoque de Necesidades Básicas Insatisfechas NBI, para señalar un incremento de la pobreza en las localidades de Chapinero, Santa Fe, Fontibón, Antonio Nariño y Suba en lo corrido de la actual administración. A regañadientes acepta Uribe Turbay que en términos globales hubo una reducción de la pobreza durante el periodo 2011/2014 del 10%, pero aclara que es el porcentaje de disminución más bajo en los tres gobiernos de izquierda que ha tenido Bogotá. En efecto, medido por NBI, en el gobierno de Lucho Garzón (2003/2007) la disminución de la pobreza fue del 13%, mientras que en el de Samuel Moreno/Clara López (2007/2011) esta cayó en un 21%. Un golpe duro al enorme ego del Alcalde. También a regañadientes la administración salió a reconocer, aunque no en las mismas proporciones, que en cuatro localidades (Chapinero, Fontibón, Suba y Antonio Nariño) la pobreza medida por NBI aumentó marginalmente y que el incremento del 4.8% ocurrido entre 2011/2014 en la localidad de Santa Fe es el que más le preocupa. Con razón, Gerardo Ardila advierte que la reducción de la pobreza en este gobierno medida por estratos mantuvo su ritmo, en especial en los estratos 1,2 y 3. Aunque hay q recordar que el propio Alcalde Petro había advertido en una entrevista al diario El Tiempo que mientras la pobreza había bajado en localidades como San Cristóbal o Ciudad Bolívar, no sucedía lo mismo en Santa Fe. Esta polémica ha girado entorno a las Necesidades Básicas Insatisfechas o NBI como enfoque de medición de la pobreza. Aunque este enfoque, junto con la pobreza medida por ingresos, pobreza monetaria o línea de pobreza dominaron por mucho tiempo el universo de los órganos de Planeación y de los gobiernos, sobre todo cuando se reclamaba desmantelar políticas sociales universales para sustituirlas por el gasto público social focalizado; el enfoque multidimensional y el coeficiente Gini, indudablemente más complejos y completos revelan unos resultados notoriamente positivos para Bogotá. Más aún, comparativamente hablando, los indicadores nacionales tienen un desempeño inferior respecto a los de la Capital. El índice de pobreza multidimensional se mide midiendo 15 indicadores construidos en cinco dimensiones: las condiciones educativas del hogar, las condiciones de la niñez y la juventud, la salud, el trabajo y el acceso a los servicios públicos domiciliarios y las condiciones de la vivienda. Según el cálculo realizado por el DANE con base en la Encuesta de Calidad de Vida 2013/2014 Bogotá tuvo el mejor desempeño con una disminución de la pobreza del 3.3% al pasar del 8.7 al 5.4% de su población en esa condición, mientras que el promedio nacional de la población pobre es del 21.9% con una disminución en el mismo periodo de 2,9. Más allá del pujilato político, resulta útil reconocer los avances de Bogotá en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión en los últimos doce años que la convierte en un referente obligado para el país y el continente. No reconocerle ni siquiera eso a la izquierda bogotana es un verdadero acto de mezquindad política. Pero también es recomendable para los tomadores de decisiones públicas y en especial para el Alcalde electo y su equipo identificar rezagos y desafíos con el mayor nivel de precisión técnica para corregir y avanzar. Esa es la utilidad del debate público. Lo contrario es espectáculo para la galería. O empobrecer la discusión sobre la pobreza. @AntonioSanguino
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