
La tala indiscriminada e ilegal de árboles de Ipe junto a un débil sistema de autorización forestal está causando un daño grave e irreversible a la Amazonía, el bosque tropical más grande del mundo.
Así lo asegura un informe de Greenpeace: Árboles imaginarios, destrucción real, que explica cómo el alto valor de la madera de Ipe en el mercado (una vez transformada en suelos y chapas de decoración puede alcanzar hasta los 2.500 dólares estadounidenses por metro cúbico) hace que sea muy rentable para los madereros ilegales penetrar hasta la profundidad de la selva.
Algunos de los efectos provocados por este crimen ambiental ya son visibles, incluyendo una intensificación de la violencia en el medio rural brasileño, una creciente degradación del bosque, la destrucción de la biodiversidad y una mayor invasión de caminos ilegales.
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Greenpeace analizó en detalle 586 documentos de autorización de tala expedidos por el Departamento del Medio Ambiente del estado de Pará (Brasil) entre 2013 y 2017. La densidad de los árboles de Ipe en estos documentos se comparó con documentos científicos y con los inventarios forestales de los bosques nacionales utilizados en las concesiones de Pará.
El estudio mostró que el 77% de esos inventarios registraron volúmenes de árboles de Ipe por encima de los niveles identificados por las investigaciones científicas recientes. En algunos documentos, la “sobreestimación” de la densidad de árboles de Ipe llega a ser diez veces superior a la densidad natural aceptada como probable por los científicos.
"En la actualidad, es casi imposible garantizar que la madera de la Amazonía brasileña procede de operaciones legales y mucho menos de operaciones que no violan los derechos humanos o las leyes ambientales. Brasil necesita urgentemente mejorar la gobernanza en el sector forestal y un sistema capaz de garantizar que toda la madera talada en la selva amazónica se extraiga legalmente y teniendo plenamente en cuenta los derechos de sus pueblos indígenas y otras comunidades tradicionales", afirmó Romulo Batista, portavoz de Greenpeace Brasil.