
La escuela de Higiene y Medicina de Londres investigó a la especie Aedes Aegypti (especie que transmite fiebre amarilla y dengue) y encontró que luego de una exposición al repelente, los insectos fueron capaces de tolerar la sustancia DEET, que es la que los ahuyenta. En la prueba identificaron que tras la aplicación del producto en un brazo, los zancudos se alejaron unos momentos del individuo, pero diez minutos después volvieron, y a pesar de una nueva aplicación, ya no eran afectados por la sustancia.