
Un nuevo deslizamiento de material obligó al cierre total de la vía Bogotá–Villavicencio, uno de los corredores más importantes para la conexión entre el centro y los Llanos Orientales. El derrumbe se registró en el kilómetro 18, sector de Chipaque, y mantiene bloqueado el tránsito vehicular sin que hasta el momento se tenga una fecha estimada de reapertura.
La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) informó que, como medida provisional, se recomienda a los viajeros utilizar la Transversal del Sisga. Sin embargo, esta ruta alterna presenta restricciones para vehículos de carga superiores a 16 toneladas y, en los últimos meses, ha registrado complicaciones que dificultan su uso continuo como corredor principal.
Por su parte, la concesionaria Coviandina explicó que su personal se encuentra en la zona afectada adelantando trabajos para habilitar la vía lo antes posible. Las labores incluyen la remoción de grandes volúmenes de escombros, aunque la entidad advirtió que estas solo se ejecutarán si las condiciones de seguridad y el clima lo permiten.
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De acuerdo con la ANI, para atender la emergencia se dispuso de una flota de maquinaria conformada por 14 volquetas en operación y 4 en camino, 3 retroexcavadoras, 1 cargador con otro en traslado, y 2 minicargadores, además de equipos adicionales que refuercen las labores en terreno.
Los trabajos comenzaron este domingo 7 de septiembre y, hasta ahora, se han retirado aproximadamente 800 metros cúbicos de material, los cuales fueron depositados en el ZODME K34 El Tablón. Sin embargo, la magnitud del derrumbe es considerable, pues las autoridades estiman que el volumen total de arrastre podría llegar a 100.000 metros cúbicos, cifra que compromete la estabilidad del sector y prolongaría el tiempo de recuperación de la vía.
Ante la magnitud de la emergencia, Coviandina pidió a los usuarios abstenerse de acercarse al punto del deslizamiento y seguir estrictamente las recomendaciones de las autoridades de tránsito y organismos de socorro. La prioridad, señalaron, es garantizar la seguridad de quienes se movilizan por el corredor.
La vía Bogotá–Villavicencio es estratégica no solo para la movilidad de pasajeros, sino también para el transporte de carga hacia los Llanos Orientales. Por ello, el cierre total genera un fuerte impacto económico y logístico en la región. Se espera que, en los próximos días, la ANI entregue un nuevo balance sobre el avance de las obras y el tiempo estimado para recuperar la normalidad en este importante corredor vial.