La Secretaría Distrital de Salud recibió de la Organización Panamericana de la Salud una donación de 100 mil pruebas moleculares con el protocolo Charité de Berlín, avalado por esta organización y diseñado para el diagnóstico del COVID-19.
El asesor de vigilancia en Salud de la Organización, Guillermo Gonzálvez, destacó que las pruebas moleculares entregadas a la capital de la República van destinadas a fortalecer la vigilancia epidemiológica y muestreo que adelanta la entidad, justo en el momento en el que comienza la reactivación de la economía y para apoyar el muestreo que se realiza en poblaciones de alto riesgo y zonas con más concentración de casos positivos.
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“La Organización Panamericana de la Salud se siente muy complacida y honrada de poder estrechar lazos de trabajo con la Secretaría de Salud de Bogotá. En esta ocasión, estamos entregando 100 mil pruebas moleculares para el Laboratorio de la Secretaría de Salud, destinadas a fortalecer la vigilancia epidemiológica, sobre todo en estos momentos en el que se comienza la apertura de la ciudad por la salida del periodo de cuarentena que había sido dictado por la Señora Alcaldesa”, precisó Gonzalvez.
En reunión con el Secretario de Salud, Alejandro Gómez, se determinó que se mantendrá el trabajo conjunto con esta organización, con el propósito de fortalecer las medidas de vigilancia epidemiológica, comunicación estratégica del riesgo para la población y gestión social con la ciudadanía.
¿Qué es el protocolo Charité de Berlín?
Según explica la revista Investigación y Ciencia, las primeras pruebas desarrolladas para el SARS-CoV-2, entre ellas la del equipo de Christian Drosten en el Hospital de la Charité de Berlín, detectan la estructura genética del virus. Se basan en la técnica de la RT-PCR, sigla que describe el método.
El primer paso consiste en la transcripción inversa (o retrotranscripción, RT), proceso en que el ARN del virus se traduce en ADN. Este paso es imprescindible para el segundo, la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés), que solo es posible con ADN.
Unos cortos segmentos de este, llamados sondas, se unen con precisión a tramos concretos del genoma vírico, junto con una proteína llamada polimerasa, lo cual garantiza que solo se amplifique (multiplique) el genoma del patógeno, de modo exponencial. Cuando esto sucede, otro componente emite una señal luminosa.
Las regiones del genoma vírico que reconocen las sondas de ADN varían según la prueba de que se trate: la diseñada en el Hospital de la Charité reconoce regiones del gen E que son comunes a todos los coronavirus, así como del gen RdRp, que alberga la enzima responsable de la multiplicación del genoma vírico. Es de suma importancia que las regiones elegidas sean muy específicas del SARS-CoV-2, de modo que el mecanismo solo se ponga en marcha si este se halla presente, no con otros virus similares como el causante del SARS u otros coronavirus humanos.