En el marco del circuito artístico que realizó la feria de arte de Bogotá ARTBO en el distrito artístico de San Felipe, LGM Galería convoca a través de la literalmente extraordinaria exhibición del ya extinto colectivo Los Carpinteros. La exhibición está disponible desde el jueves 30 de septiembre hasta el domingo 7 de noviembre.
Con obras de la colección de Dagoberto Rodríguez, acervo que comprende una década (2009-2018) de creatividad colectiva que en conjunto con Marcos Castillo, le dieran continuidad como binomio artístico hasta su separación en el 2018.
Son uno de los colectivos cubanos más reconocidos en el mundo, conformado por Marco Antonio Castillo Valdés (Camagüey, Cuba, 1971) y Dagoberto Rodríguez Sánchez (Caibarién, Cuba, 1969), comenzó su andadura profesional en 1992, junto con Alexandre Arrechea que en 2003 emprendió su carrera en solitario.
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En esta exhibición que inaugura el nuevo espacio de LGM Galería, la creatividad se hace presente integrando ejemplos icónicos de las múltiples series que identificaron su colaboración artística durante su última década de existencia, evidenciando críticamente los momentos más trascendentales de su entorno.
En sus comienzos utilizaban materiales reciclados -sobre todo madera- para confeccionar sus obras, y adoptaron el nombre de su colectivo en 1994 para abrazar la tradición gremial de los artesanos y trabajadores calificados.
Fascinados por la intersección entre el arte y la vida cotidiana, fusionaron arquitectura, diseño, dibujo y escultura de formas extravagantes e impredecibles. Sus construcciones cuidadosamente elaboradas promueven un lenguaje visual humorístico de contradicción y transformación, como lo utilitario frente a lo inútil y la forma frente a la función. Sus dibujos y estudios, que hacen referencia a borradores técnicos y planos, se burlan de las primeras etapas de planificación involucradas en la creación de arte.
El colectivo Los Carpinteros es una pieza central del puzzle en permanente (re) construcción que es el arte contemporáneo latinoamericano. Pese a que estas categorías -regional, nacional o continental- resultan siempre reduccionistas y en cierto sentido, fallidas, la producción de ambos artistas se nutre de una semilla desde la cual germinan todas sus obras: Cuba. Evidenciando momentos históricos relevantes en su entorno, siempre de manera lúcida y lúdica.
Sus obras son testimonios comprometidos con el tiempo que las inspiraron, y ocupará siempre un espacio en momentos en que el análisis histórico revise el compromiso de su creatividad en el contexto en que fueron creadas. Es imposible no solidarizarse con sus análisis sociales y protestas. Ellos y sus obras son ya el reflejo de un milenio en transición; todas y cada una son invitaciones permanentes a la reflexión que con su ironía singular nos revelan y retan la apatía cotidiana que sólo el arte y la genialidad de este colectivo pueden sacudir.
Durante sus 26 años de trayectoria, Los Carpinteros experimentaron casi todas las disciplinas -escultura, fotografía, dibujo, instalación, video- utilizando una enorme diversidad de materiales -madera, ladrillo, papel, metal, plástico, concreto, tela, entre otros.
En todos los casos, sus obras desafían al público, provocando un auténtico jaque intelectual, un golpe a su arquitectura mental, lógica y racional. “¿Pero esto?, ¿ahí?, ¿cómo?”, se pregunta el espectador desconcertado, frente a piezas cuya disfuncionalidad es una auténtica apología al equívoco.
Aparentemente se trata de una cuestión formal, por ejemplo, cuando los artistas manipulan o deforman los objetos. Sin embargo, en la mayoría de los casos sus obras no presentan realmente ningún cambio físico, simplemente aparecen desplazadas de su contexto o su estado natural.
Tras 26 años juntos, este colectivo se disolvió en el verano de 2018, para buscar nuevos horizontes individuales. Sin embargo, sus piezas están presentes en distintas colecciones públicas y privadas, como la TATE Modern de Londres, el Centro Georges Pompidou de París, el MoMA de Nueva York o la Colección Daros Latinoamérica de Zúrich.