En tiempos en los que el fútbol a nivel de selecciones era bastante nuevo, la final de la Copa América de 1919 estuvo marcada por ser uno de los partidos icónicos, no sólo hablando continentalmente sino también en todo el mundo.
El torneo, que en ese entonces era catalogado bajo el nombre de ‘Campeonato Sudamericano’, tuvo como grandes protagonistas al conjunto de Brasil y Uruguay, los cuales tuvieron que disputar la primera final de todos los tiempos en este certamen.
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Pero antes de hablar sobre este enfrentamiento, es importante recordar que el formato de juego que se llevaba a cabo en 1919, y hasta 1975, era diferente. En aquellas épocas, el campeón de cada Copa América se definía por el equipo con más puntos en la tabla del ‘todos contra todos’.
Para esta tercera edición, la competición contó con la participación de cuatro selecciones: Argentina, Brasil, Uruguay y Chile. Así las cosas, luego de celebrar los 3 compromisos de la liguilla, ocurrió algo que no esperaban los organizadores; Brasil y Uruguay finalizaron empatados en unidades, sumando 5 cada uno.
Como método de desempate, no se tendría en cuenta la diferencia de gol, más se tenía acordado que habría un partido extra en el cual los dos equipos igualados definirían al vencedor del Campeonato Sudamericano.
Así las cosas, el 29 de mayo de 1919 comenzó a rodar el esférico en el Estádio das Laranjeiras de Río de Janeiro, dando paso de esta manera a la primera final de la Copa América en toda la historia. Por su parte, el elenco de Brasil buscaba cortar la racha de Uruguay, que venía de ganar el certamen dos veces de manera consecutiva (1916 y 1917).
Con el desarrollo del encuentro, los protagonistas sin lugar a duda fueron los bloques defensivos de cada selección, comandados por los guardametas Marcos Carneiro, en el caso de la ‘verde-amarela’, y Cayetano Saporiti para los ‘charrúas’.
Fueron 90 minutos en los que ninguno de los equipos fue capaz de celebrar algún tanto y, con un escaso resultado de 0 a 0, finalizaba el tiempo reglamentario. Con la paridad en el marcador, se daría otro acontecimiento trascendental en el fútbol que marcaría a esta final como punto de partida de un recurso que hasta el día de hoy se sigue utilizando.
En ese entonces, se acostumbraba a lanzar una moneda para desempatar definitivamente el compromiso o, en su defecto, se disputaba otro partido más al siguiente día. Sin embargo, el juez central Juan Pedro Barbera decidió no dar espera y con su pitido anunció el inicio del primer tiempo suplementario oficial de toda la historia.
Serían 30 minutos más, en los que Brasil buscaría el gol que le diera su primer trofeo de Copa América, mientras que Uruguay intentaba defender el título y encaminar su tricampeonato sudamericano.
Pese a esto, ni ‘canarinhos’ ni ‘celestes’ estaban con suerte de cara al arco, continuando con el 0 por 0 al finalizar el tiempo extra. La situación era, como poco, extraña e inusual en una época en la que cada vez se implementaban más recursos para mejorar el desarrollo del deporte.
De todas maneras, el colegiado no pensaba posponer la fiesta y tomó la determinación de comenzar un segundo alargue de 30 minutos. Así las cosas, en el 122 de juego, el delantero Arthur Friedenreich sería el artífice de la primera y única anotación de la gran final, sellando así el campeonato a favor de Brasil por 1 a 0, en un enfrentamiento que duró 150 minutos.