
Carla Giraldo es de esas mujeres que no pasan desapercibidas. Actriz, presentadora, empresaria y mamá, lleva más de dos décadas construyendo una carrera sólida en el mundo del entretenimiento colombiano. Desde que debutó a los 13 años en Me llaman Lolita, su fuerza escénica, su autenticidad y esa personalidad sin filtros la convirtieron en una figura querida de la televisión nacional.
Hoy, brilla con fuerza como una de las presentadoras de La Casa de los Famosos Colombia, pero detrás de esa imagen arrolladora hay una historia personal marcada por la resiliencia. En una entrevista en La Sala de Laura Acuña para el 2024, Carla se atrevió a abrir su corazón y rompió el silencio sobre uno de los capítulos más duros de su vida: el alcoholismo de su madre, María del Rosario Quintero.
“Mi mamá era muy alcohólica. El alcoholismo es una enfermedad de esas que son incurables; si no hay consciencia de la persona, vas a estar ahí, siempre”, expresó.
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La relación entre madre e hija estuvo marcada por la distancia desde que Carla decidió irse de casa a los 14 años en busca de libertad. Ese alejamiento, según ella, terminó consumiendo a su mamá: “Yo creo que la devoró el dolor de no volver a tener a su hija”.
María del Rosario falleció en enero de 2024, un día antes del estreno de La Casa de los Famosos. A pesar del golpe emocional, Carla decidió cumplir con su compromiso laboral. “Me dieron látigo en redes por salir sonriendo en mi trabajo cuando mi mamá acababa de fallecer”, contó en aquel entonces.
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Ahora, en una reciente entrevista para el pódcast Flores de Primavera, Carla Giraldo compartió una conmovedora anécdota de su adolescencia, revelando cómo su temprana incursión en el mundo del entretenimiento se vio marcada por una difícil situación familiar. A los 14 años, en medio de los desafíos de su entorno, la actriz tomó una decisión de abandonar su hogar.
“Me fui de mi casa porque mi mamá no me dejó ir a un concierto de Carlos Vives. (...) Y aunque al principio me dijo que sí, al llegar a casa me sorprendió con un rotundo no. Ese día, mi mamá, que luchaba con el alcohol, se desquitó conmigo. Mi papá la defendió, pero yo, con apenas 14 años, no entendía nada”, recordó Giraldo.