Alimentos que dividen opiniones en la navidad de los hogares colombianos

Jue, 16/12/2021 - 19:05
El vino Cariñoso, la lechona o el sancocho al día siguiente gozan de cierto consenso durante la navidad en Colombia, mientras que los buñuelos rellenos o el panetón dividen opiniones.

La navidad es uno de los meses más importantes y felices del año. Millones de personas, por lo menos donde creen en esta festividad, se reúnen con sus familiares y demás seres queridos para conmemorar el nacimiento de Jesucristo y de paso, para celebrar la salud y el amor tan presentes en estas fechas. En medio de todo ello, la comida juega un papel muy importante al ser un elemento cohesionador capaz de alegrar los paladares y corazones de los comensales, al tiempo que representa para muchos tradiciones infaltables de la navidad. 

En Colombia es casi ley, por ejemplo, la presencia de natilla en los hogares desde los primeros días de diciembre, los buñuelos, la apertura a lo grande de las ofertas en la calle para hacerse con un buen pernil de cerdo, unos buenos tamales o un plato de lechona. Finos platillos idiosincráticos que están marcados en el adn de generaciones de colombianos y que incluso muchas veces influyen en la típica frase de “yo lo compro donde lo he comprado toda la vida y donde lo compraban mis padres y abuelos”. 

Lo cierto es, que muchos de estos alimentos sencillamente aparecen y desaparecen en función de las festividades navideñas, mientras algunos se mantienen como compañía secundaria durante todo el año esperando su mes protagónico (como los buñuelos, un infaltable en el desayuno de un gran porcentaje de colombianos).

Lejos de ello, parece existir un consenso general en el país sobre ciertas comidas: los buñuelos (ojalá por montones y en bolsa de papel bien impregnada de grasa), un buen plato de lechona, un tamal tolimense, un pernil de cerdo, muchacho o pollo relleno para el fuerte, acompañado de arroz con leche y un buen sorbo de Vino Cariñoso o de sabajón. Festines a los que pocos locales se rehúsan. 

Sin embargo, en estas fechas casi siempre revive un debate entre algunos colombianos sobre alimentos capaces de dividir opiniones, bien sea porque modifican la preparación o presentación de alguna comida tradicional o bien porque simplemente no gustan de él o no están de acuerdo en considerarlo como algo propio de Colombia. Esta vez, el que propuso esta conversación en Twitter fue el periodista Daniel Ruge, quien aparentemente no gusta mucho de los buñuelos rellenos y del panetón.

En síntesis, el buñuelo relleno es una variación del buñuelo local que en su gran mayoría está compuesto por una masa base de queso costeño, harina de yuca y fécula de maíz, caracterizado además por ser una auténtica bomba de aceite cuando es preparado por manos inexpertas. No obstante, en el caso de los rellenos, como bien indica su nombre, se les puede añadir queso, bocadillo o arequipe. Una variedad que puede parecerse más a los buñuelos españoles y que, por lo menos en Colombia, no goza de completa aprobación popular. 

También por ese lado va el llamado panetón, un elemento de popularidad relativamente reciente en Colombia, que es básicamente un ponqué grande con trozos de fruta, chispas de chocolate, uvas pasas y otras cosas (que varían de acuerdo a la marca y al precio). Sin embargo, no es tan fácil establecer la prioridad de este alimento de origen italiano en la historia de las navidades colombianas, a pesar de que por su precio se ha vuelto un candidato interesante para reemplazar a las galletas en el famoso matrimonio (en el que es acompañado con un vino para ser regalado). 

En ese mismo bando está el pavo, que aunque delicioso es también una costumbre heredada y que además comparado con un buen pernil de cerdo, un muchacho o un pollo relleno, es considerablemente más costoso. Eso, sin hablar del debate entre quienes gustan de la proliferación de ingredientes como las uvas pasas o el acompañamiento, casi en todo, de salsas dulces como la de ciruela. Un punto en el que puede haber algo de negociación y es más cuestión de perspectiva. 

Sin embargo, donde no hay mucho debate es en aquellas recetas que transforman la presentación de alimentos tradicionales como la lechona o la definición de lo que es “natilla tradicional”. Por un lado, en la calle de la lechona en Bogotá y en muchas tiendas tolimenses, se sirve este delicioso plato de cerdo acompañado de "insulso", una especie de gelatina café sin sabor (a veces con pasas) que algunos incluso confunden con natilla.  Algo que sin duda genera una división entre quienes ven lógica en la combinación y los que no. 

Asimismo, hay muchos quienes se criaron con la visión de la natilla blanca (a base de maicena) como aquella considerada como tradicional y que se acompaña de dulce mora. Sin embargo, en los supermercados la mayoría de las marcas venden una “natilla tradicional” que es más bien café y tiene un sabor mucho más dulce. Eso sin mencionar que hoy en el mercado existen natillas de coco, maracuyá, arequipe, entre otros sabores.

Para finalizar, no se puede dejar de lado un tema tan determinante en las navidades colombianas como la bebida. En el sondeo para este artículo, alguien consideró que “cualquier brindis que no se haga con vino Cariñoso es simplemente una ofensa” y es que al final este no solo es el vino espumoso que acompaña a las anchetas y matrimonios, sino que además es la firma de un país que siempre alista esta bebida sabor manzana para amenizar la comida del 24 o del 31. 

Por el lado contrario, bebidas como la champaña o el whiskey son incluidas dependiendo del presupuesto y de los gustos, aunque si hay algo que no queda en debate es que son prescindibles en las celebraciones colombianas. Caso opuesto, por ejemplo, el del aguardiente o el ron para animar el festejo y, según las preferencias, nunca sobra un masato, una chicha o un buen canelazo en la previa o las novenas. 

Queda entonces abierta la discusión, una vez más, de cuáles son los elementos que obligatoriamente deben acompañar a los colombianos en navidad. Conversación que casi siempre se aborda entre chanzas y en la que confluyen toda una serie de elementos empíricos que definen los sabores y tradiciones que conectan a cada quien con su tierra y los suyos. Sin embargo, si hay algo en lo que casi todos están de acuerdo es en el sancocho del día siguiente, ¿o no?

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