Adiós marinero

Vie, 29/08/2014 - 04:59
Con sombrero de ala ancha y un clavel en la solapa un don Juan se hizo a la mar… Con la tierra a sus espaldas la aventura en su mirada su guitarra y un cantar… oh marinero, oh marinero.
Con sombrero de ala ancha y un clavel en la solapa un don Juan se hizo a la mar… Con la tierra a sus espaldas la aventura en su mirada su guitarra y un cantar… oh marinero, oh marinero. De su capa hizo un poncho de su guitarra un charango de su tierra otra mar. Es así como comienza esta recordada canción de la famosa agrupación Mocedades. Podríamos usar estas líneas para despedir de Cómbita al marino de mares de sangre alias 'Popeye'.   El martes pasado sin sombrero de ala ancha, canoso y con más juventud que hace dos décadas, Jhon Jairo Velázquez Vásquez salió de la prisión de máxima seguridad de El Barne en Boyacá. Este es sin duda uno de los más cruentos asesinos bajo el mando del narco terrorista Pablo Emilio Escobar Gaviria. Para mencionar su prontuario diré que ahí reposan algunas cifras como más de 300 homicidios a población civil inocente, 450 policías, 250 carros bomba, un avión bomba y en general la participación de más de 3000 asesinatos en el auge del Cartel de Medellín. Sin olvidar el escalofriante episodio de la muerte de su novia por sus propias manos. Con ocasión a la salida del marino que en vez de espinacas traficaba drogas y protegía la espalda del peor asesino en serie que haya padecido la historia reciente de nuestra violencia, tuve que intervenir en los medios de comunicación por mi doble condición: de víctima y de defensor de Derechos Humanos y presidente de la Fundación Colombia con Memoria. En este oficio de atender comunicadores se encuentra uno con periodistas de todas las clases y tendencias; unos buenos otros malos, unos positivos y otros negativos y unos pésimos. Ah, y algunos que por el afán de tener la noticia hasta se vuelven contraparte: absurdo. Bien, para dejar en paz a los profesionales de la comunicación y expresar mi sentir como víctima y como jurista, debo comenzar por decir que el día de la libertad de los bandidos siempre ha de llegar, salvo que se trate de penas a perpetuidad o capitales. En Colombia -y lo decía en un debate el miércoles pasado- no estamos preparados para la salida de la cárcel de los victimarios. Igual pasa con el regreso de los extraditados y lo mismo con la salida de los paramilitares de Justicia y Paz. Para el caso de las Farc la connotación es doble. No solo no estamos preparados para su salida de las cárceles, sino que tampoco lo estamos para su no entrada a ellas; por ejemplo de 'Timochenko', 'Iván Márquez', 'Andrés Paris', 'La Holandesa', 'Jesús Santrich' y todos estos genocidas van del monte a La Habana y de ahí a la curul pasando de agache por el frente de la Fiscalía, los juzgados y el Inpec. Para el caso 'Popeye' he sostenido lo siguiente. Si bien es cierto que algún día debía salir, su salida no fue del todo transparente. Se trata de un acto turbio en donde se enfrentaron dos protagonistas de la misma rama: la judicial. La condena impuesta a este bandido fue de 30 años por el homicidio de Luis Carlos Galán; condena que por cumplir sus 3/5 partes a través de la figura del subrogado penal de la Libertad Condicional, se vio ejecutada. La ley que le aplicaron a Velásquez fue la de la época: el Código Penal de 1980 que establecía una pena de privación de la libertad máxima de 30 años. Hoy es del doble. Más allá de las consideraciones de carácter subjetivo sobre si la pena fue suficiente o no; proporcional o no; justa o no, acá lo que más importa es el análisis objetivo desde el punto de vista jurídico. Alias 'Popeye' cumplió con rebajas por buen comportamiento, rehabilitación carcelaria, resocialización, trabajo y estudio sumado a las 3/5 partes del subrogado penal, su condena por el caso Galán, bajo el cargo de homicidio agravado. No obstante, el 30 de julio de 2008 un juez lo condenó a doce (12) años y seis (6) meses de prisión por los delitos de concierto para delinquir y narcotráfico. Las matemáticas no fallan. Si a 2008 le sumamos 12 años el resultado es 2020. Si a esto se le aplican las 3/5 partes daría 90 meses. A septiembre del año pasado iban 60 meses, es decir que aun le faltaban a ese punto 30 meses. Por ninguna parte la aritmética le alcanzaba para salir libre el 26 de agosto de 2014. Lo anterior se aplica a cualquier preso del mundo en situaciones similares. Es decir, jurídicamente es inviable la libertad de aquel que no haya cumplido -con todo y rebajas y beneficios- sus condenas como lo establece la sentencia. Es por eso que no veo con muy buenos ojos la salida de este terrorista. Para darle más sustento a este análisis voy a traer las palabras del juez de ejecución de esa pena sobre este caso. El operador de justicia Óscar Galán dijo a los medios el pasado 16 de septiembre que “no es cierto que ‘Popeye’ vaya a salir de prisión porque él no tiene cumplida su pena y no tiene las quintas partes para la libertad condicional. No sé de dónde han sacado esta información, él ha cumplido condenas de otros delitos, pero la de narcotráfico y concierto, que es la causa que yo vigilo, no la ha cumplido, dijo el juez Galán, quien aseguró que los abogados de Velásquez Vásquez han pedido que se le otorgue la libertad condicional, desde hace un tiempo pero hasta el momento la solicitud había sido negada. A su turno la Fiscalía General de la Nación salió a decir que Velásquez Vásquez no tiene cuentas pendientes con la justicia colombiana y que por eso tiene derecho a su libertad. ¿Quién miente o se equivoca? El juez Óscar Galán con la sentencia en firme en la mano o el ente investigador que supuestamente hizo un trabajo juicioso y minucioso antes de dar luz verde a la libertad de uno de los bandidos de la peor laya y más peligrosos, sanguinarios y temidos del planeta? Adiós marinero…. Abrazo cálido. Seguimos trabajando. @colconmemoria presidencia@colombiaconmemoria.org
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