Aunque el principal impacto que deja el coronavirus (COVID-19) en América Latina se ubica en el campo económico, la enfermedad también ha provocado inquietantes situaciones políticas que empiezan a favorecer a algunos jefes de Estado, mientras que a otros parece haberlos alejado de sus ambiciones.
Mientras el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, sobresale como un líder regional pese a sus recientes acciones tildadas de autoritarias por la ONG Human Rights Watch (HRW), a Jair Bolsonaro en Brasil se le sale de las manos la gestión de la enfermedad, lo que a la postre pone en peligro sus aspiraciones para reelegirse.
Las alianzas políticas entre países como Ecuador, Colombia, Brasil y Paraguay, en escenarios como el Grupo de Lima, languidecen ante la propagación de la enfermedad, que no respeta fronteras. Y a presidentes como Andrés Manuel López Obrador, en México, y a Lenín Moreno, en Ecuador, este virus los ha puesto contra la pared.
Ante la situación de su país, López Obrador ha tenido que repensar su escepticismo como respuesta inicial al surgimiento del brote, mientras que a Lenín Moreno la popularidad se le reduce en Ecuador, con apenas un 24% de aceptación de su gestión en medio de la pandemia. Moreno ha preferido poner a su ministra de Interior, María Paula Romo, frente a las cámaras para responder por los grandes impactos del virus.
En Venezuela la figura del líder opositor Juan Guaidó se debilita cada vez más en medio de la emergencia sanitaria, frente al despliegue de dominio territorial que ha logrado el Gobierno de Nicolás Maduro.
En general, estos son los cinco ‘giros’ políticos que deja el coronavirus en América Latina.
Bukele se erige como un líder regional
La respuesta ante la enfermedad COVID-19 ha dejado al mandatario salvadoreño en una posición privilegiada, tanto a nivel local como en el escenario regional.
Mauricio Jaramillo, investigador de la Universidad del Rosario de Colombia y exasesor de la Unasur, detalla que en medio de la pandemia la popularidad de Bukele se ha disparado en El Salvador.
“Se convirtió en una especie de paradigma en cuanto al manejo del COVID-19. No estoy muy seguro que su tinte autoritario se mantenga. Me parece que es algo más coyuntural y creo que va a salir muy bien librado de la pandemia”, le dijo Jaramillo a la Agencia Anadolu.
Bukele decretó a principios del pasado mes de marzo una estricta cuarentena para prevenir el contagio por coronavirus, cuando en el país aún no se habían registrado casos confirmados. La decisión fue un acierto que contrastó con la incredulidad de varios jefes de Estado de la región latinoamericana.
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El mandatario salvadoreño, sin embargo, ha endurecido sus críticas al Congreso, con el que mantiene una disputa en medio de la pandemia. También les dio vía libre a las fuerzas armadas para usar la “fuerza letal” en sus operaciones contra las pandillas en su país, conocidas como 'maras'.
Endureció, además, las medidas de seguridad en las cárceles, donde se hicieron requisas en las que los reos eran puestos en patios desnudos, sentados en filas, sometidos a las indicaciones de los guardias sin guardar la distancia que se requiere en medio de la pandemia.
Las medidas de Bukele han sido rechazadas por organizaciones defensoras de derechos humanos, más allá de los altos índices de favorilidad que sostiene entre los salvadoreños. “Sus órdenes a la Policía y fuerzas armadas contradicen los estándares internacionales. Bukele parece decidido a convertirse en un verdadero autócrata”, afirmó sobre el líder salvadoreño José Miguel Vivanco, director de la división de las Américas de Human Rights Watch.
¿Qué papel tiene Guaidó en medio de la emergencia sanitaria?
Los organismos internacionales y países, con excepción de Estados Unidos, han preferido mantenerse al margen de las ayudas a Juan Guaidó.
El escenario generado por la pandemia, que requiere de ventiladores mecánicos, camas hospitalarias, elementos de protección para su contención, que solo un Gobierno nacional puede proveer, ha acentuado el debilitamiento de la imagen y evidenciado el reducido marco de acción del autoproclamado presidente interino.
A Guaidó no le ayudan los aciertos conseguidos por el Gobierno de Nicolás Maduro, que logró cerrar fronteras y restringir vuelos internacionales cuando el país no tenía aún casos de COVID-19, lo que le dio al oficialismo el liderazgo en la toma de decisiones para contener la enfermedad.
Maduro recibió, además, el apoyo de equipos que llegaron desde China para enfrentar el coronavirus, mientras Guaidó se perdía en medio de mensajes cargados de crítica política hacia el oficialismo, cuando la población requería ver su faceta más pragmática.
Mauricio Jaramillo considera que el liderazgo de Guaidó “está fracturado y en su peor momento”. Señala que el líder opositor “venía muy debilitado desde que renunció su encargado en Colombia, Humberto Calderón Berti”, a finales de 2019.
“Era un representante con el reconocimiento del Gobierno de Iván Duque y salió en medio de acusaciones que hizo a personas del entorno de Guaidó por supuestas malversaciones de cuantiosos fondos que les llegaron en ayuda humanitaria”, indicó Jaramillo.
Bolsonaro, aislado por sus críticas a las cuarentenas
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, es uno de los mandatarios con la peor percepción en el manejo de la crisis de coronavirus en América Latina. Su popularidad, además, ha caído a un 47%, según un reciente informe del semanario británico The Economist.
Bolsonaro se ha quedado solo en sus discursos contra los confinamientos para detener la propagación del coronavirus, luego de enfrentarse con los gobernadores de su país, e incluso, con el presidente argentino, Alberto Fernández.
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Cada salida de Bolsonaro ante la prensa ha sido más desacertada que la anterior. Sus aliados en la región se han apartado de su figura, especialmente al ver comportamientos como el que tuvo semanas atrás, cuando se asomó desde el Palacio de Planalto para aplaudir una movilización de sus seguidores en medio de la pandemia, que esta semana ha dejado más de 800 muertos diarios en el país.
A sus salidas públicas en falso se suman las renuncias de dos ministros de Salud en medio de la pandemia y las acusaciones por interferencia en la Policía Federal por parte de su exministro de Justicia, Sergio Moro, que solo contribuyen a mermar su imagen, hasta hace unos meses más positiva.
Pese a su difícil panorama, el mandatario ha afirmado que será reelegido en 2022, una aspiración legítima pero que luce atemporal.
“Creo que Bolsonaro va a ser el más afectado de todos los presidentes de América Latina. El único que disputa eso es Lenín Moreno. En el caso de López Obrador, me parece que aún no ha habido una debacle en México y, de alguna manera, revisó su posición inicial que fue muy escéptica frente a la pandemia”, aseveró Jaramillo.
Paraguay se aleja de Brasil debido a la pandemia
Paraguay es uno de los países con menos afectaciones en América Latina por el coronavirus (COVID-19) y que intenta de forma gradual implementar un plan para reactivar sus actividades.
El país dirigido por Mario Abdo Benítez suma 11 fallecidos y 754 pacientes infectados por COVID-19 desde el inicio de la pandemia, uno de los registros más bajos en Latinoamérica. Sin embargo, los miles de kilómetros de frontera que comparte con Brasil son su mayor amenaza.
El director de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud de Paraguay, Hernán Rodríguez, criticó esta semana la política sanitaria de Brasil por no dar indicaciones sobre el manejo que debe tener la comunidad frente a la pandemia.
“Vemos que personas que llegan de Brasil, que son puestas en albergues, parece que no tienen la noción del riesgo. No entienden por qué se les pone en cuarentena”, sostuvo Rodríguez en una reciente entrevista al medio local Ñanduti.
La relación entre ambos países luce tensa, pese a sus coincidencias ideológicas de meses atrás en escenarios como el Grupo de Lima y el Mercado Común del Sur (Mercosur).
Colombia evita a aliados regionales en Ecuador y Brasil
La pandemia del coronavirus desconoce de fronteras y alianzas políticas. Colombia ha tenido que enfriar sus relaciones con Ecuador y Brasil debido a la expansión del virus, que amenaza su departamento limítrofe del Amazonas y a las comunidades del sur del país que bordean Ecuador.
“El Gobierno de Iván Duque no se va a enfocar en el tema exterior, no le interesa. Y con Ecuador me parece que el tema se ha manejado desde el interior con el cierre de fronteras”, indicó Mauricio Jaramillo sobre la posición de Colombia de buscar desde adentro soluciones sin entrar en controversias con los dos gobiernos vecinos.
Duque, sin embargo, el pasado jueves dio a entender que tiene “diferencias” con Brasil luego de que se registraran múltiples casos de coronavirus en la zona de la Amazonía.
"Nos encontramos con una situación que puede tornarse crítica dadas las diferencias que tenemos en el enfoque, desde el punto de vista del control epidemiológico, como es el caso de Brasil, en los puntos de frontera", afirmó Duque en un pronunciamiento desde la Casa de Nariño.
La pandemia ha provocado, en definitiva, divisiones y liderazgos en la región latinoamericana que podrían transformar su escenario político de integración, debilitado luego de la suspensión de actividades de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y del surgimiento de incipientes pero aún débiles espacios como Prosur y el Grupo de Lima.